sábado, 20 de julio de 2013

Siempre a tu lado. Capítulo 16.


Me sentía en una nube, en una nube en lo más alto del cielo, en una nube por encima de todo y de todos, en una nube besando a Liam. Liam, aquel chico que había llegado a mi vida cuando menos me lo esperaba, de la manera que menos me lo esperaba y sobre todo, era la persona que menos esperaba que llegara a mi vida. Pero, algo en mi interior me pidió a gritos que me separara de él, no sabía por qué, pero aunque una parte de mí estaba viviendo lo que llevaba muchísimo tiempo esperando, otra parte lo rechazaba con todas sus fuerzas.
 - ¿Qué? -me preguntó él sobresaltado.
No podía dejar de mirarlo, pero tampoco podía dejar de pensar que no sabía si era aquello lo que quería.
 - Lo siento, tengo que entrar, Liam. Ya nos veremos.
Mi paso resultó ser menos firme de lo que mentalmente esperaba, pero todavía había alcohol recorriendo mis venas, por lo que no pude evitar tambalearme, lo que aprovechó para volver a abordarme y, obligarme a pararme y mirarlo de nuevo.
 - ¿Qué pasa? No te entiendo... ¿Te ha molestado? Yo pensaba...
 - Estoy cansada, de verdad. ¿Podemos hablar en otro momento? Por favor.
Me miró fijamente a los ojos como si tratara de buscar una respuesta a mi comportamiento, pero a los pocos segundos, asintió y me soltó para que pudiera entrar en mi casa.
Nada más entrar, me apoyé en una de las paredes y me deslicé hasta llegar al suelo.
No entendía nada de lo que acababa de hacer, pero por algún extraño motivo algo en mi cabeza no dejaba de recordarme que era famoso, y el haber vuelto a ver a Ryan y el viaje de camino a casa con él, habían mezclado demasiados sentimientos en mi cabeza, la cual estaba a punto de estallar.
A duras penas conseguí llegar a mi habitación, y justo antes de meterme en la cama, un mensaje de Liam llegó a mi whatsapp.

 ">> No entiendo nada, si te ha molestado el beso, lo siento...
Pensaba que...
No lo sé
Háblame en cuanto puedas."

Cerré la conversación sin contestar e intenté conciliar el sueño.
Mi móvil comenzó a sonar de forma atronadora retumbando en cada parte de mi cabeza.
 - ¿Sí? -respondí sin mirar quién era.
 - ¿Donde te metiste ayer? Menos mal que un amigo de Katy te vio salir con Ryan, si no ya podría haberme muerto buscándote para llevarte a casa.
 - ¿Nate? ¿Qué Katy? ¿Qué dices? Volví con Ryan porque me lo encontré cuando me abandonaste para buscar a la chica de la casa.
 - ¡Katy es la chica de la casa!
 - ¡Pero que no me grites!
 - ¿Mucha resaca? ¿Qué tal con Ryan? ¿Por qué os fuisteis juntos y solos? ¿No piensas contarme nada?
 - Nate, me voy a morir de la resaca, así que voy a colgarte y me voy a ir en busca de algo que acabe con este dolor de cabeza. Si quieres hablar ven a mi casa.
 - En media hora estoy ahí.
 - Te espero.
Colgué y me giré para quedarme boca arriba a la espera de que se obrara un milagro y mi dolor de cabeza desapareciera, pero pasados unos minutos decidí levantarme y bajar a la cocina en busca de algo para acabar con él.
Por suerte, nada más llegar a la cocina encontré una nota sobre la encimera en la que mi madre me avisaba de que se habían ido a comer fuera, así que tendría la casa para mí sola hasta la noche. Pero la tranquilidad de mi hogar, se acabaría en pocos minutos ya que nada más sentarme en una silla, el sonido del timbre retumbó por cada rincón de mi dolorida cabeza.
Nada más abrir la puerta, el huracán Nate se hizo paso a mi lado y se dirigió al salón para acomodarse.
 - Hola Nate, yo también me alegro de verte.
 - Siéntate y cuéntame qué es lo que ha pasado.
Me acomodé a su lado y me quedé observándolo pensativa.
 - ¿Por qué tanto interés? ¿Qué te ha pasado a ti? Siempre que tienes tanto interés es porque tú también quieres contarme algo y no sabes como.
 - Esta vez no. No entiendo por qué te fuiste sola con Ryan. ¿Y Liam? Yo pensé que te gustaba Liam.
 - Liam es famoso, Liam ha estado desde que se fue a USA sin mostrar un ápice de interés por mí, y ayer nada más llegar a mi casa y despedirme de Ryan, apareció de entre la oscuridad y me besó. Como comprenderás no entiendo qué pasa con Liam.
 - ¿Qué? ¿Y qué hiciste?
 - Huí.
 - ¿Qué? ¿Como que huiste?
 - Ryan...
 - No, no, no, no, por ahí sí que no pasa. ¿Ryan otra vez? ¿Pero no te das cuenta de que no servís para estar juntos?
 - ¿Y si ha cambiado? Llevamos mucho tiempo sin saber nada el uno del otro... Y además, ayer cuando volvíamos vinimos todo el camino hablando, cantando y riéndonos, como en los viejos tiempos...
 - Viejos tiempos que no acabaron bien. ¿Te recuerdo lo mal que lo pasabas cada vez que discutíais? Porque te recuerdo que no eran pocas veces.
 - Lo sé, ¿crees que no me acuerdo? Pero es que no lo sé...
 - Además dices que Liam no se acordó de ti... ¿Y Ryan? Ryan se fue y no dio señales de vida hasta ayer.
 - Pero Liam me prometió que me llamaría, yo como una tonta le creí y esperé todo el tiempo que estuvo fuera su llamada.
 - ¿Y le preguntaste por qué no te llamó?
 - ¿Pero no te he dicho que huí? -respondí exasperada.
Resopló sonoramente y se quedó callado unos segundos, segundos en los que apareció en mi mente la conversación que me había abierto la noche anterior Liam por whatsapp.
 - ¡Mierda! -grité.
Subí las escaleras corriendo y entré en mi habitación para coger el móvil.
 - ¿Pero qué haces? -escuché a mis espaldas.
 - Liam ayer me habló y no le contesté. Mira, lee.
Nate cogió el móvil y miró la pantalla para luego mirarme a mí interrogante.
 - ¿Qué?
 - ¿No le piensas contestar?
 - ¿Y qué se supone que le tengo que contestar?
 - El chico al menos se merece que quedes con él y le expliques todo lo que me has explicado a mí. Por cierto, Ryan no ha dado señales de vida, ¿verdad? -preguntó con doble intención.
 - Vete a la mierda. Ya te he dicho que son casos diferentes.
 - Leah, de verdad, según lo que me contaste Liam lo ha pasado muy mal toda la vida y no se merece que jueguen con sus sentimientos. Aclárale lo que sientes, explícaselo y aclárate tú. Pero eso sí, como vuelvas con Ryan y vuelvas llorando a los tres meses...
 - No dejarás de repetirme "te lo dije". Lo sé.
 - Buena chica. Bueno, creo que ya he cumplido. Me voy que he quedado con Katy.
 - ¡¿Qué?! ¿Ves como tenías algo que contarme?
 - Todavía no.
Con una gran sonrisa dibujada en la cara se acercó a mí y besó mi frente.
 - Piensa bien lo que vas a hacer y como lo vas a hacer. No todo el mundo regala segundas oportunidades.
Instintivamente lo abracé, necesitaba un abrazo de los suyos y tras despedirnos, volví al salón con el móvil entre las manos decidida a llamar a Liam y pedirle que viniera a casa para hablar con él.

viernes, 19 de julio de 2013

¡¡¡Hola!!!

¿Os acordáis de mí? Jajajaja. Lo siento por no haber acabado el fic anterior, pero es que me quedé atascada, no me salía nada y tuve varios problemas personales. Así que..., ¿qué os parece si empiezo otra de cero?

Si alguien todavía se pasa por aquí (que no creo), que comente y me diga qué opina.

(También puedo intentar seguir la anterior, pero preferiría empezar una desde cero. Vosotras decidme qué opináis.)

Un besaaaaaaaaaaaaaaaaaaaazo, enorme <3

PD: No puedo avisar a nadie por twitter porque no me acuerdo de la contraseña ni del twitter, ni del hotmail que tenía vinculado a la cuenta para que me envíen otra :((

martes, 1 de enero de 2013

Siempre a tu lado. Capítulo 15.


Nada más salir del examen, Nate me abordó por la espalda.
 - ¿A qué hora paso a buscarte para ir a la casa?
Puse los ojos en blanco y seguí caminando, pero vi que Nate caminaba a mi lado.
 - ¿De quién es la casa? -pregunté.
 - No lo sé, pero es una fiesta. Hay que ir.
Volví a poner los ojoes en blanco y sonreí.
 - ¿Qué tal te ha ido el examen? -pregunté.
 - ¿A qué hora voy a por ti?
 - ¿Pero no habías estado estudiando toda la tarde?
 - ¡Pero era muy difícil! No me esperaba esas preguntas.
Nada más salir del instituto Nate me dijo que pasaría a buscarme a las 7 de la tarde, así que me encaminé a casa para echarme una siesta y nada más terminar, comencé a vestirme.
No me entusiasmaba demasiado la idea de ir a esa fiesta, pero necesitaba hacer algo para airearme y dejar de pensar en Liam y su "no llamada", así que, me arreglé lo mejor que pude, me puse un vestido ceñido de color negro y unos tacones rojos con mucho tacón. Y nada más acabar de arreglarme, el timbre sonó y bajé corriendo a abrir a mi amigo.
 - Mamá, me voy con Nate a una fiesta. Volveré temprano. -dije al salir.
Nada más llegar a la casa, nos enteramos de que la dueña era uno de los amores platónicos de Nate, así que se dedicó a buscarla por toda la casa para iniciar una conversación estúpida con ella.
Mientras Nate buscaba a la chica, yo me acerqué a una de las mesas y comencé a servirme una copa.
 - Hola, Leah. -escuché a mis espaldas.
Aquella voz hizo que se me erizara hasta el último pelo de mi cuerpo.
 - ¿Ryan?
Allí estaba el chico con el que había compartido cinco de los mejores meses de mi vida, pero toda había terminado porque a pesar de lo mucho que nos queríamos, pasábamos más tiempo discutiendo que siendo felices.
 - ¿Qué tal todo?
Se acercó a mí y se apoyó en la mesa mientras observaba lo que me servía.
 - Todo bien. Hoy he acabado los exámenes. Por cierto, ¿qué haces aquí? Pensaba que te habías ido a estudiar fuera.
Ryan y yo nos habíamos conocido en el instituto hacía dos años. Él siempre había ido un curso por encima, y al principio nos habíamos hecho grandes amigos, pero después de un año, él se me declaró y terminamos siendo novios. Después de terminar, lo último que había sabido de él, era que se había ido a estudiar a otra ciudad.
 - Sí, pero me han invitado a la fiesta y no sé, tenía ganas de volver a ver todo esto. De volver a verte a ti.
 - Yo también te eché de menos.
El resto de la noche la pasamos hablando y contándonos todo lo que había pasado en nuestras vidas desde el último día que nos habíamos visto.
 - ¿Quieres que te lleve a casa? -me preguntó.
 - Vale, pero primero tengo que ir al baño.
 - Te espero en la puerta.
Me abrí camino entre la marea de gente hacia el baño, y nada más entrar, mi móvil comenzó a sonar.
 - Mierda.
Comencé a rebuscarlo en el bolso y cuando por fin lo encontré, observé que en la pantalla aparecía el nombre de Liam.
 - Pues ahora soy yo la que no quiere hablar contigo. -dije para mí misma.
Entré en el baño y cuando salí, me encaminé a donde estaba Ryan.
 - Podemos irnos.
Durante el camino a casa, no dejamos de charlar, de cantar las canciones que sonaban en la radio y de reír. Tal y como hacíamos cuando estábamos juntos.
 - Bueno, gracias por traerme. -dije.
 - De nada. Ya sabes que es un placer pasar tiempo contigo. Siempre has sido una gran amiga.
 - Espero que te dejes ver pronto y no tardes tanto como esta vez.
 - Prometo volver pronto.
Me despedí de él con un abrazo y bajé del coche.
Llevaba unas cuantas copas encima, por lo cual, llegar hasta la puerta se estaba convirtiendo en una odisea horrible.
 - ¿Hola? -escuché a mis espaldas.
Enseguida giré sobre mí misma.
 - ¿Qué haces aquí? -pregunté.
 - ¿Por qué no me contestaste?
 - ¿Qué haces así vestido?
 - Hemos tenido una cena y como te llamé y no me contestaste he venido sin cambiarme.
Yo seguía parada en el camino observando a aquel chico que tanto había echado de menos, vestido con un traje impecable.
 - ¿Estás bien? -dijo acercándose.
Nada más colocarse delante mía, unas ganas horribles de abrazarlo me invadieron y así lo hice.
 - Te he echado de menos... -susurró en mi oído.
 - Y yo a ti... -dije separándome y mirándole a los ojos.
Volví a abrazarlo, pero esta vez fue él el que se separó de mí y rodeó mi cara con sus manos, mientras acariciaba mis mejillas con sus pulgares.
 - Yo... -susurré.
 - Shhh...
Se acercó eliminando la corta distancia que nos separaba y presionó sus labios sobre los míos.



¡¡Feliz 2013!!