domingo, 25 de noviembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 10.


Ya sabéis, narra Leah:



Por un momento pensé que la mirada de Liam se había iluminado al decir que era mentira lo que había dicho Liam, pero enseguida borré esa idea de mi cabeza. Él era famoso, yo no era nadie.
 - ¿Pero tienes novio? -me preguntó.
 - No... Nunca me han ido bien esas cosas.
Inconscientemente me senté en las escaleras y a los pocos segundos, noté como Liam se sentaba a mi lado y miraba al frente.
 - Yo tampoco he tenido demasiada suerte en esos temas...
Escuchar aquellas palabras llamaron mi atención, ¿un cantante muldialmente famoso con mal de amores?
Lo miré curiosa.
 - ¿Qué? ¿Qué pasa? -me preguntó con una sonrisa de medio lado.
 - Nada, me parece raro que alguien tan famoso como tú tenga mal de amores. Se supone que tienes a millones de chicas muriéndose por pasar 5 minutos contigo.
 - Entonces ahora debes de ser muy envidiada. -bromeó.
No pude evitar reír ante ese comentario.
 - Quizás... -susurré.
Los dos nos quedamos en silencio por unos minutos mirando al frente.
 - ¿Y puedo saber por qué te ha ido tan mal a ti? -me preguntó.
Resoplé e intenté ordenar mis ideas poco a poco para decidir por donde empezar.
 - Digamos que nunca tuve un novio de verdad... Y los intentos que tuve de novio, no acabaron precisamente bien. Además nunca he encontrado un chico me tratara bien y me quisiera de verdad... Ya sabes, alguien me haga reír, que me cuide y que me mime.
Era justo lo que buscaba en un chico...
A los pocos segundos de silencio, noté como una mano acariciaba mi espalda e instintivamente apoyé mi cabeza en su hombro, pero al darme cuenta de lo qué hacía, me separé rápidamente.
 - Y bueno, ¿a ti por qué te ha ido mal? -pregunté.
 - Digamos que tuve una infancia muy difícil y cuando entré en el programa, conocí a una bailarina... -sonrió amargamente.- Danielle. Ella cambió todo mi concepto del amor...
Noté que cada palabra que decía, le costaba decirla más que la anterior y decidí intervenir.
 - Si no quieres seguir hablando del tema, podemos cambiarlo.
Antes de responder, se giró para mirarme y volvió a sonreir amargamente. Tomó aire y terminó de hablar:
 - Pero bueno, la distancia lo estropeó todo y, antes de acabar mal y con rencores, decidimos acabarlo y guardar un buen recuerdo el uno del otro. Para mí siempre será una de las mujeres más importantes de mi vida y espero poder ser su amigo algún día.
En ese momento, lo único que supe hacer fue acercarme a él y acariciarle yo la espalda.
 - Es muy bonita la forma en la que hablas de ella, se nota que la querías de verdad. -acerté a decir.
 - Y bueno, ¿tú no tenías cosas que hacer? -preguntó de repente.
 - ¿Me estás echando? -bromeé.
Él esbozó una sonrisa, se levantó y me tendió la mano.
 - ¿Qué es eso tan importante que tienes que hacer?
 - Eres muy curioso tú, ¿o es cosa mía? -sonreí.- Nada, solamente tengo que ir a la librería a buscar unos libros y a la fotocopistería a recoger unas fotocopias.
 - ¿Puedo ir contigo?
No pude evitar reír. No sabía si me hacía más gracia la cara de cachorrito que había puesto, o la idea de que alguien famoso e importante no tenía nada mejor que hacer que acompañarme a una librería.
 - ¿Por qué te ríes? ¡Deja de reírte de mí!
 - Jo, no me río de ti. Ven, pero luego no me entretengas. Tengo que estudiar.
Los dos subimos a su coche y pusimos dirección hacia la librería que le indiqué que por suerte no estaba en el centro de la ciudad, por lo que era poco transitada y podíamos estar tranquilos.
 - Vaya, no pensé que estuviera tan vacío. -susurró.
 - No me gusta el ruido ni las aglomeraciones... Siempre busco lugares tranquilos.
Liam me miró con sorpresa y los dos avanzamos hacia el mostrardor, donde, tras intercambiar unas palabras con el dependiente, éste salió en busca de mis libros.
 - Nunca te lo he preguntado... ¿Qué tienes pensado estudiar cuando acabes la universidad?
 - Todavía no lo tengo claro, pero me llaman mucho la atención las carreras jurídicas...
El dependiente interrumpió nuestra conversación y colocó una serie de libros sobre el mostrador.
 - Son £38.40.
Se las entregué y de inmediato vi como Liam se hacía cargo de la bolsa y me la quitaba de las manos.
 - Puedo llevarla yo. -dije haciendo una amago de quitársela.
 - Pero quiero llevarla yo. ¿Cual es la próxima parada?
Le lancé una mirada fulminante dándome por vencida.
 - Es aquí al lado.
Los dos salimos de la librería y entramos en la fotocopistería que quedaba en el local contiguo.
El proceso fue el mismo, pedí mis fotocopias, el dependiente las colocó sobre el mostrador y Liam me las quitó de la mano. Pero esta vez evité decir nada y solté un bufido.
 - No bufes, voy a llevar yo las bolsas digas lo que digas.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 9.


En ese momento, Nate se separó de su amiga y comenzó a reírse.
 - ¿Has visto la cara del Liam ese al decir que soy tu novio?
 - ¡¿Pero por qué?!
 - Oooh, ¿te gusta Liam? Vaya, vaya, que callado lo tenías.
 - No me gusta. Solo que me parece... simpático.
 - Ya claro, simpático... ¿Qué hacemos? ¿Vamos a tomar algo?
Leah aceptó y los dos se encaminaron hacia un bar que frecuentaban  a menudo y tomaron asiento para tomar algo cálido y entrar en calor.
 - Por cierto, -dijo Nate interrumpiendo la conversación que mantenían- no me has contado de qué conoces a los dos chicos esos... ¿Sabes qué? No sé de qué los conozco, pero me suenan mucho.
 - Ah, será de la televisión. -contestó mientras absorvía de su taza.
 - ¿De la televisión?
 - Sí, son dos de los cinco chicos de One Direction.
  - ¡Ah! Así que por eso llevas ignorándome tanto tiempo... Es porque no soy famoso, ¿verdad? -bromeó.
Leah no pudo evitar soltar una carcajada y se levantó para sentarse en el regazo de su amigo y abrazarlo.
 - Sabes que yo solo te quiero a ti.
 - Ya claro... Y bueno, cuéntame, ¿entonces te gusta Liam?
 - Pero, ¿otra vez? No me gusta, es simpático.
 - Y lo conoces de...
 - Del hospital. Se encariñó con Ella y bueno, lo ayudé para que volviera a visitarla y como ya te he dicho, es muy simpático.
Nate y Leah pasaron el resto de la tarde charlando en aquella mesa, pero al empezar a oscurecer, los dos se dirigieron a casa de Leah.
 - Bueno, creo que ha llegado la hora de que me vaya a casa.
 - Buenas noches, Nate. -se despidió ella.
Leah lo acompañó hasta la puerta y una vez allí esperó a que se montara en el coche y cerró.
El día siguiente, un domingo como otro cualquiera, no se mostraba demasiado interesante. Leah iría a pasar un rato con Ella por la tarde, y el resto del día lo pasaría estudiando y haciendo deberes, pero un mensaje de Liam que le llegó al terminar de comer cambió sus planes:
 - "mmm...¿irás al hospital hoy"
Inconscientemente una sonrisa se dibujó en la cara de la chica y respondió de inmediato.
 - "Sí, salgo para allí en un rato. ¿Vendrás? :)"
 - "Sí, si no es mucha molestia... ¿quieres que vaya a por ti y así te acerco?"
 - "No, no hace falta. Nos vemos allí."
Nada más hablar con él, Leah salió camino al hospital, pero esta vez en vez de entrar por la puerta principal y subir a la habitación a la espera de la llamada de Liam, fue por la puerta de atrás y se sentó en las escaleras a la espera del chico, que por suerte no tardó en llegar.
 - ¿Y tú aquí? -dijo nada más bajar del coche.
 - Esperando a un amigo, ¿y tú?
 - Nada, vení a ver a una amiga. Qué casualidad, ¿no?
Los dos rieron.
 - Venga, vamos. Ella debe de estar impaciente.
Subieron y nada más llegar, Ella corrió a los brazos de Liam como era de esperar.
 - Eh, ¿y para mí no hay? -preguntó Leah.
La tarde pasó como la otra que habían compartido juntos, rieron, jugaron... Y como la otra tarde también, Leah no pudo dejar de observar con ternura como Liam trataba a la niña. Era increíblemente adorable.
 - Bueno, creo que deberíamos ir yéndonos. Está anocheciendo ya. -dijo Leah.
 - Jo, ¿ya? -protestó la pequeña.
 - Mañana vuelvo.
 - ¿Y tú? -preguntó la niña mirando a Liam.
 - No puedo, mañana tengo cosas que hacer con los otros chicos...
 - Pero, ¿me prometes que vas a volver algún día?
Liam se acercó a la niña y la abrazó. Leah estaba a punto de morir de amor.
 - Te prometo que voy a volver en cuanto pueda. ¿Me esperarás?
 - Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. -dijo la pequeña rodeando su cuello.
Los dos chicos salieron del hospital por la puerta de atrás, como de costumbre, y nada más salir por la puerta, Liam se dirigió a Leah.
 - ¿Quieres que te lleve o tengo que esperar a que empiece a llover?
Ambos sonrieron.
 - No, hoy tengo cosas que hacer.
 - Ah, ya, entiendo... Habrás quedado con tu novio.
Leah comenzó a reírse y Liam la miró confuso.
 - ¿Qué he dicho tan gracioso? -preguntó.
 - Nada, que se me olvidó aclarártelo. Nate no es mi novio, es solo mi mejor amigo... Un mejor amigo muy bromista.
 - ¿En serio? -preguntó él.
 - Sí. -contestó ella.





HOLA, HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. Nada, era solo para informaros que a partir del capítulo que viene lo contaré en primera persona como si fuera Leah. Me estás costando escribirlo así jajaja.

martes, 20 de noviembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 8.


- Leah, ¿qué vas a hacer hoy?
 - No sé, todavía. ¿Por qué?
 - Nosotros vamos a comer a casa de unos amigos de papá.
 - ¿Y Juls? ¿Va con vosotros?
 - No, Juliet va a casa de una amiga a comer.
 - Bueno, pues no sé, invitaré a Nate a comer que tenemos que hacer un trabajo.
Leah llamó a su amigo y acordaron comer juntos en casa de ella y luego hacer un par de trabajos que les habían mandado en el instituto.
 - Por fin, pensé que no llegarías nunca. -dijo abriendo la puerta.
 - Deja de quejarte. Tengo hambre, ¿qué comemos?
 - Podemos pedir pizza, ¿o quieres cocinarme?
 - Todavía te falta engordar un poco para poder cocinarte... Mejor pizza. -bromeó.
 - Ja-ja-ja que gracioso.
Pidieron un par de pizzas a una conocida cadena de comida italiana y comenzaron a hacer los trabajos con lo que, al poco rato de llegar la comida habían acabado ya uno de ellos y solo les quedaba un poco del otro.
 - ¿Podemos salir a tomar el aire? Me aburro.  -bufó Nate.
 - ¿Ahora? Pero si no queda nada para acabar.
 - Por favor...
Nate cerró el libro que tenía su amiga frente a ella y comenzó a hacer pucheros, a lo que Leah no pudo evitar responder con una sonora carcajada.
 - Y bien, ¿qué quieres hacer entonces?
 - ¿Me acompañas a comprar ropa? Necesito ropa nueva.
 - ¿A donde?
 - ¿A las tiendas? -contestó con obviedad.
 - Agggg, te odio. Voy a cambiarme.
Al poco rato, después de que Leah subiera a su cuarto a cambiarse, los dos se dirigieron en el coche de Nate a la zona comercial de la ciudad y comenzaron a visitar tienda tras tienda hasta llegar a H&M.
 - ¿Te gustan estos pantalones? -preguntó Nate mostrándoselos.
 - Me gustan más estos.
 - ¿Estos?
 - ¿A ti no?
 - Sí, bueno, no están mal. ¿Y esta sudadera?
 - Me gusta más esta.
 - ¡Pero si es la misma!
 - Ya, pero es muy graciosa la cara que se te pone cuando te contradigo.
 - Ah, vale, vale.
Nate fingió enfado apartándose de su amiga e ignorándola mirando otra estantería, pero ella se acercó por detrás de él y lo abrazó.
 - No me compres con abrazos.
 - No seas tonto, sabes que te quiero.
Los dos comenzaron a caminar abrazados bromeando hacia la caja, pero justo en ese momento chocaron contra un rubio que revolvía entre unas perchas.
 - Perdón. -dijeron ambos al unísono.
 - ¿Leah?
La chica en seguida reconoció la voz del amigo de su nuevo amigo.
 - ¿Niall?
 - ¿Leah? -escuchó a sus espaldas.
Nada más girarse puso observar a Liam mirándola a ella y a Nate intermintentemente.
 - ¡Hola! -dijo acercándose a él- ¿Qué hacéis en una tienda como esta tan pública y tan abierta a la gente normal? -bromeó.
 - ¿Insinúas que no somos normales? Niall ven aquí y demuéstrale lo normales que somos.
En ese momento Niall se colocó al lado de Niall y estirando la boca exageradamente a modo de sonrisa dijo:
 - HOLA.
Leah no pudo aguantar la risa y, Nate, se quedó mirando a los tres con cara extraña. Había reconocido la cara de esos chicos, pero no terminaba de ubicarlos y tampoco entendía que relación mantenían con Leah, y la miró con extrañeza.
 - Ah, bueno, este es Nate, y ellos son Niall y Liam.
 - Sois novios, ¿no? -preguntó con atrevimiento el rubio, lo cual captó la atención de Niall.
Leah observó la cara de Liam y se apresuró a contestar.
 - N...
 - Sí. -la interrumpió su amigo acercándola a él.
 - Vaya, no te hacía con novio. -añadió Liam.
La contestación de Nate había dejado anonadada a Leah y Nate comenzó a hacerle preguntas a los chicos hasta que Liam recibió una llamada y se fueron.
 - ¿Qué se supone que ha sido eso? -preguntó Leah.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 7.


Nada más salir a la calle, Leah pudo ver como la puerta de un coche se abría y de él salía Liam que la miró y sonrió. Ella tras devolverle la sonrisa, le hizo un gesto para que avanzara rápido hasta su posición.
 - Hola. -dijo él volviendo a sonreír.
 - Hola. -respondió ella, también sonriente.
Los dos entraron en el hospital y subieron hasta el piso donde se encontraba la habitación de Ella, por la zona de personal. Evitando así cualquier tipo de contacto visual con la zona donde se encontraban gran cantidad de enfermos esperando ser atendidos.
 - Espera aquí un segundo, ahora vengo.
Leah abrió la puerta que daba al pasillo de aquella planta y la cerró tras de sí, y avanzó hasta la habitación de la niña.
 - Tengo una sorpresa para ti. ¿Quieres verla? -le dijo.
La niña asiento con cara de ilusión y Leah volvió sobre sus pasos a por su acompañante.
 - Vamos, corre.
Los dos entraron corriendo en la habitación de la niña y ésta, nada más ver al acompañante de Leah se quedó boquiabierta.
 - Hola, Ella. -sonrió él.
 - ¿Liam? -preguntó la niña incrédula.
El chico rió sonoramente y se acercó a la niña para abrazarla.
La niña pasados los primeros minutos comenzó a tratar a Liam como si lo conociera de toda la vida, no dajaba de hablar y él chico seguía sus mismas pautas, lo cual no pasó inadvertido bajo la atenta mirada de Leah que permanecía apoyada en la pared observándolos.
 - Puedes acercarte, ¿eh? -escuchó como Liam se dirigía a ella.
La chica despegó su cuerpo de la pared, y avanzó hasta donde se encontraban Liam y Ella.
 - ¿Sois amigos? -preguntó la pequeña.
Liam y Leah se miraron y sonrieron. Ninguno sabía que responder a aquella pregunta, puesto que no eran amigos, pero ni siquiera conocidos.
 - No, cariño. Él quiere ser tu amigo. -respondió la chica con dulzura bajo la atenta mirada de invitado.
 - Pero yo quiero que seáis amigos... -contestó la niña.
Los dos se miraron y volvieron a sonreír, pero esta vez fue Liam el que se adelantó para hablar.
 - ¿Quieres ser mi amiga? -preguntó a la chica como si fuera un niño pequeño el primer día de clase.
La chica no pudo evitar soltar una carcajada y tendió su mano hacia él.
 - Vale. -sonrió.
Leah no pudo evitar fijarse en la dulzura con la que Liam trataba a la niña, y al llegar al final de la tarde, incluso podría jurar que quería un chico así como padre de sus futuros hijos. El único defecto que continuaba encontrándole, era que era famoso.
 - Bueno, siento interrumpir, pero creo que es hora de que nosotros nos vayamos. -dijo Leah.
 - ¿Ya? -preguntaron al unísono la niña y el chico.
 - Dentro de nada vendrá el médico y traerán la cena de Ella. Es mejor que nos vayamos y será más fácil volver a colarte si no te ven. -sonrió la chica.
 - Jo... -se quejó la pequeña.
Los dos chicos se despidieron de la niña y volvieron a hacer el mismo recorrido que habían utilizado para llegar allí para salir.
 - ¿Quieres que te acerque a casa? -preguntó Liam ya en la calle.
 - No, que va, vivo aquí al lado. ¿Te lo has pasado bien?
 - Sí, ha sido genial. Cuando pueda volver avísame.
 - Siempre que quieras.
 - Bueno, pues será mejor que me vaya. ¿Estás segura de que no quieres que te lleve? -preguntó de nuevo.
Justo en el momento en el que Leah iba a responder, comenzó a llover con fuerza sobre ellos y Leah no tuvo más remedio que aceptar la oferta del chico, o llegar a casa empapada.
Todo el trayecto en coche se mantuvieron en silencio, ninguno de los sabía como romperlo y tampoco estaban seguros de querer hacerlo, pero Leah se vio obligada a romperlo al llegar frente a su casa:
 - Es aquí. Gracias, Liam. -dijo mientras se acomodaba para salir del coche.
 - Gracias a ti. En serio, no sabes lo que significa que me hayas querido ayudar para volver a ver a Ella. ¿Te puedo preguntar una cosa?
La chica volvió a acomodarse en el asiento.
 - Sí, dime.
 - ¿Qué te hizo cambiar de idea?
 - No lo sé. -mintió- Supongo que todos nos equivocamos en algún momento, pero dicen que rectificar a tiempo es de sabios.
 - Supongo... -contestó él no muy convencido.
 - Bueno, creo que es mejor que entre antes de que mi madre llame a la policía. -bromeó.
 - Buenas noches, Leah.
 - Buenas noches, Liam.
Aquella tarde había sido extraña para los dos y ambos lo sabían. Leah no podía borrar de su cabeza la imagen de Liam hablando y jugando con Ella, y Liam simplemente no podía sacar de su cabeza la sonrisa y la ternura con la que Leah miraba a la niña. Eso sí, algo tenían los dos claro, aquella tarde se volvería a repetir.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 6.


 - Oh, no, no, claro que no, estaba despierta todavía.
 - ¿Ironía?
Leah rió.
 - Tu amigo Louis me preguntó lo mismo en el hospital aquel día... -comentó intentando romper el hielo.
 - ¿Que si estabas durmiendo? -dijo Liam confuso, lo que hizo que Leah riera más fuerte.
 - No, que si lo que decía era ironía. Una tontería. Bueno.., ¿qué querías?
 - ¿Yo? Fuiste tú la que me llamó...
 - ¡Ah! Cierto... Bueno... Es difícil de explicar... Yo... Yo solo quería pedirte perdón por lo que te dije...
 - ¿Por qué exactamente?
 - Por lo que te dije aquel día al salir del hospital..., no debí tratarte así...
 - No, me refería a que por qué me pides perdón.
 - Eso no importa ahora.
Leah rehuyó el tema, no quería decirle la verdad y que Liam pensara que solo lo había llamado por pena, para aliviar su sentimiento de culpabilidad.
 - Bueno..., ¿quieres algo más? -preguntó el chico.
 - No, bueno sí, quería decirte que si quieres volver a ver Ella, yo te ayudaré.
 - ¿En serio?
 - Sí.
 - Bueno..., pero antes de nada, ayudarte no te supondrá un problema en el hospital, ¿verdad?
 - Si haces todo como yo te diga no.
 - Bien, ¿cuando te viene bien que me ponga bajo tus órdenes?
 - Cuando quieras. A Ella le hará mucha ilusión.
 - ¿Mañana? Tengo la tarde libre.
 - Perfecto. Pues en cuanto llegues allí me llamas y salgo a buscarte.
 - Muy bien. Buenas noches, Leah...
 - Buenas noches, Liam...
Aquella noche pasó volando para Leah, casi no había pegado ojo y no había dejado de pensar en como intentaría colar en el hospital a Liam sin que nadie lo viera y se armara revuelo, pero la mañana llegó y con ella la hora de ir al instituto.
 - No tienes buena cara, ¿has dormido bien? -preguntó su madre mientras colocaba una taza delante de ella sobre la mesa.
 - Sí..., he de irme.
Recogió sus cosas, besó la mejilla de su madre y salió corriendo de la casa.
La mañana, al contrario que la noche, se le hizo eterna. Las horas no pasaban, las asignaturas eran mucho más aburridas de lo normal y lo peor, es que no podía contarle a nadie qué era lo que le pasaba por la cabeza.
 - ¿Leah? ¿Me estás escuchando? -dijo Nate dándole un codazo.
 - Emm, ¿qué? Sí, claro que sí.
 - ¿Qué he dicho?
 - ¿Que Steph va a dar otra fiesta? -probó suerte.
 - Error. ¿En qué piensas?
 - Emmm, en que tengo mucho que estudiar y no tengo tiempo para fiestas.
 - Mentira. ¿En qué piensas?
En ese momento sonó la campana y toda la clase comenzó a levantarse. La mañana por fin había acabado.
 - Mañana nos vemos. -dijo Leah con una gran sonrisa.
 - No, mañana me cuentas qué era lo que pensabas. -le replicó su amigo.
Nada más llegar a casa comer y cambiarse de ropa, Leah se encaminó hacia el hospital más nerviosa que nunca. Todavía no había pensado como colar al chico allí dentro, pero algo se le ocurriría.
Nada más llegar al hospital, Leah estuvo entreteniendo un poco a todos los niños en la sala que tenían para ese fin, y luego acompañó a su pequeña amiga a la habitación, pero nada más entrar su móvil comenzó a sonar.
 - Ahora vengo. -le dijo a la niña.
Salió al pasillo y sacó su móvil, y como era de esperar, en la pantalla se reflejaba el nombre de la persona que esperaba.
 - ¿Ya estás aquí? -preguntó.
 - ¿Llego muy pronto?
 - No, ¿estás en la parte de atrás?
 - Sí. ¿Espero aquí?
 - Sí, ya salgo.
Leah se coló en la zona habilitada para el personal, en busca de su amiga Claire, para pedirle ayuda.
 - Claire, necesito que me cubras.
 - ¿Con qué?
 - Uno de los chicos del otro día ha venido a ver a Ella, y bueno, le he prometido que le ayudaría... Por favor, ayúdame, está esperando fuera.
 - Pero, ¿qué? ¿Qué chicos? ¿Los que odiabas?
 - Te prometo que mañana te contaré todo, pero ahora ayúdame por favor.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 5.


Leah llegó finalmente a la altura de Liam y éste se levantó para abrazarla, lo cual sorprendió a Leah.
 - ¿Qué haces aquí? Sé que no te gustamos, me lo has dicho. -dijo Liam en el oído de la chica con tono molesto.
 - He perdido tu número y me gustaría hablar contigo...
Él se separó y se volvió a sentar en la silla bajo la atenta mirada de Leah, y comenzó a escribir a gran velocidad intentando que nadie viera lo que ponía.
 - Hasta luego. -se despidió él.
Leah salió de aquel centro comercial y antes de nada, guardó el número que Liam había apuntado en el disco en su móvil.
Como todavía era temprano, decidió acercarse al hospital y entregarle el disco a Ella, pero no había caído en la cuenta de que no podía dárselo con el número en la firma. Así que, de camino al hospital, paró en una librería y se hizo con algo para tapar aquello, y de paso envolver el disco y cerrar la bolsa para darle más aspecto de regalo.
 - ¡Leah! -dijo la niña nada más verla.
 - ¿Qué tal estás hoy? Tengo un regalito para ti.
 - ¿Un regalo? -preguntó eufórica la pequeña.
 - Sí, mira.
Leah abrió su bolso y sacó de él una pequeña bolsa con el CD dentro.
 - Toma. -se lo entrgó con una gran sonrisa.
La pequeña cogió la bolsa entre sus manos y comenzó a abrirla  con desesperación, y cuando ya tuvo el CD entre sus manos lo miró incrédula y acto seguido miró a Leah.
 - Es...es...es... -tartamudeó.
 - Es el CD de los chicos que te gustan firmado por ellos.
La niña se acercó a su amiga y rodeó con sus pequeños brazos el cuello de ésta.
 - Gracias, Leah.
La niña no dejó de hacerle preguntas sobre cuando había ido a verlos, sobre cuanta gente había y un montón de cosas más, sin perder el brillo de ilusión en sus ojos.
 - ¿Y aquí qué ponía? -preguntó señalando la mancha donde antes había estado el número de Liam.
 - Liam se equivocó escribiendo. -sonrió la chica.
 - ¿Sabía quien eras? -preguntó curiosa.
 - Sí, -sonrió sincera- me preguntó por ti.
La niña se puso más eufórica todavía y comenzó a contarle a Leah un montón de cosas de Liam. Como había sido su infancia, como lo habían eliminado en la parte final de los castings en el 2008, como lo habían vuelto a eliminar en el 2010, como finalmente ese mismo año lo habían reunido con el resto de los chicos y les habían propuesto participar como grupo, como les fue durante toda su trayectoria en el X Factor y como les había ido al salir de dicho programa.
La tarde se centró en hablar de los 5, pero en especial de Liam, ya que Leah se mostraba curiosa en todo lo que la niña contaba e incluso ella hacía preguntas sobre el chico.
 - ¿Se puede? -preguntó uno de los doctores asomando por la puerta.
 - Oh, sí, claro. Yo ya me iba ahora. -dijo Leah mirando el reloj. - Nos vemos mañana, pequeña.
Nada más sair del hospital y camino a su casa, Leah no dejaba de darle vueltas a todo lo que habían hablado aquella tarde Ella y ella, y además, no dejaba de darle vueltas en lo mal que había tratado a un chico tan bueno dejándose llevar por su mal humor.
 - Tengo que llamarlo... -pensó- Seguro que ya han acabado la firma.
Sacó su móvil y comenzó a buscar en su agenda el número que Liam le había dado aquella misma tarde.
Un tono, dos tonos, tres tonos...
 - Mierda. -susurró al escuchar el buzó de voz- Emmm..., esto..., Liam, soy Leah, ¿te acuerdas de mí? La chica del hospital... Me gustaría hablar contigo cuando tengas un momento. Un beso.
Cortó la llamada y continuó caminando.
 - ¿Dónde has estado? -preguntó su madre nada más verla llegar.
 - En el hospital con Ella.
 - ¿Toda la tarde?
 - Sí, mamá. ¿Algo más?
 - La cena estará lista en media hora. -le comunicó la madre con desconfianza.
 - Ahora bajo y te ayudo a poner la mesa. -sonrió.
Leah subió la escaleras y se quitó la ropa de abrigo, pero antes de bajar se aseguró de confirmar que no había recibido ninguna llamada de Liam.
 - Pues muy bien, no me llames. -dijo mirando con rencor el móvil  y dejándolo sobre la cama.
Al acabar de cenar, la chica entró al baño para darse una ducha relajante, pero lo único que hizo fue darle vueltas a lo que le había dicho a Liam y a como lo había tratado. No podía evitar sentirse culpable. Así que, se puso su pijama y se metió en cama esperando quedarse dormida y dejar de pensar, pero el pequeño aparato que tenía sobre la mesilla de noche comenzó a vibrar.
 - Liam... -susurró al ver el nombre en la pantalla y descolgó - ¿Liam?
 - ¿Te he despertado? -escuchó al otro lado.






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