martes, 1 de enero de 2013

Siempre a tu lado. Capítulo 15.


Nada más salir del examen, Nate me abordó por la espalda.
 - ¿A qué hora paso a buscarte para ir a la casa?
Puse los ojos en blanco y seguí caminando, pero vi que Nate caminaba a mi lado.
 - ¿De quién es la casa? -pregunté.
 - No lo sé, pero es una fiesta. Hay que ir.
Volví a poner los ojoes en blanco y sonreí.
 - ¿Qué tal te ha ido el examen? -pregunté.
 - ¿A qué hora voy a por ti?
 - ¿Pero no habías estado estudiando toda la tarde?
 - ¡Pero era muy difícil! No me esperaba esas preguntas.
Nada más salir del instituto Nate me dijo que pasaría a buscarme a las 7 de la tarde, así que me encaminé a casa para echarme una siesta y nada más terminar, comencé a vestirme.
No me entusiasmaba demasiado la idea de ir a esa fiesta, pero necesitaba hacer algo para airearme y dejar de pensar en Liam y su "no llamada", así que, me arreglé lo mejor que pude, me puse un vestido ceñido de color negro y unos tacones rojos con mucho tacón. Y nada más acabar de arreglarme, el timbre sonó y bajé corriendo a abrir a mi amigo.
 - Mamá, me voy con Nate a una fiesta. Volveré temprano. -dije al salir.
Nada más llegar a la casa, nos enteramos de que la dueña era uno de los amores platónicos de Nate, así que se dedicó a buscarla por toda la casa para iniciar una conversación estúpida con ella.
Mientras Nate buscaba a la chica, yo me acerqué a una de las mesas y comencé a servirme una copa.
 - Hola, Leah. -escuché a mis espaldas.
Aquella voz hizo que se me erizara hasta el último pelo de mi cuerpo.
 - ¿Ryan?
Allí estaba el chico con el que había compartido cinco de los mejores meses de mi vida, pero toda había terminado porque a pesar de lo mucho que nos queríamos, pasábamos más tiempo discutiendo que siendo felices.
 - ¿Qué tal todo?
Se acercó a mí y se apoyó en la mesa mientras observaba lo que me servía.
 - Todo bien. Hoy he acabado los exámenes. Por cierto, ¿qué haces aquí? Pensaba que te habías ido a estudiar fuera.
Ryan y yo nos habíamos conocido en el instituto hacía dos años. Él siempre había ido un curso por encima, y al principio nos habíamos hecho grandes amigos, pero después de un año, él se me declaró y terminamos siendo novios. Después de terminar, lo último que había sabido de él, era que se había ido a estudiar a otra ciudad.
 - Sí, pero me han invitado a la fiesta y no sé, tenía ganas de volver a ver todo esto. De volver a verte a ti.
 - Yo también te eché de menos.
El resto de la noche la pasamos hablando y contándonos todo lo que había pasado en nuestras vidas desde el último día que nos habíamos visto.
 - ¿Quieres que te lleve a casa? -me preguntó.
 - Vale, pero primero tengo que ir al baño.
 - Te espero en la puerta.
Me abrí camino entre la marea de gente hacia el baño, y nada más entrar, mi móvil comenzó a sonar.
 - Mierda.
Comencé a rebuscarlo en el bolso y cuando por fin lo encontré, observé que en la pantalla aparecía el nombre de Liam.
 - Pues ahora soy yo la que no quiere hablar contigo. -dije para mí misma.
Entré en el baño y cuando salí, me encaminé a donde estaba Ryan.
 - Podemos irnos.
Durante el camino a casa, no dejamos de charlar, de cantar las canciones que sonaban en la radio y de reír. Tal y como hacíamos cuando estábamos juntos.
 - Bueno, gracias por traerme. -dije.
 - De nada. Ya sabes que es un placer pasar tiempo contigo. Siempre has sido una gran amiga.
 - Espero que te dejes ver pronto y no tardes tanto como esta vez.
 - Prometo volver pronto.
Me despedí de él con un abrazo y bajé del coche.
Llevaba unas cuantas copas encima, por lo cual, llegar hasta la puerta se estaba convirtiendo en una odisea horrible.
 - ¿Hola? -escuché a mis espaldas.
Enseguida giré sobre mí misma.
 - ¿Qué haces aquí? -pregunté.
 - ¿Por qué no me contestaste?
 - ¿Qué haces así vestido?
 - Hemos tenido una cena y como te llamé y no me contestaste he venido sin cambiarme.
Yo seguía parada en el camino observando a aquel chico que tanto había echado de menos, vestido con un traje impecable.
 - ¿Estás bien? -dijo acercándose.
Nada más colocarse delante mía, unas ganas horribles de abrazarlo me invadieron y así lo hice.
 - Te he echado de menos... -susurró en mi oído.
 - Y yo a ti... -dije separándome y mirándole a los ojos.
Volví a abrazarlo, pero esta vez fue él el que se separó de mí y rodeó mi cara con sus manos, mientras acariciaba mis mejillas con sus pulgares.
 - Yo... -susurré.
 - Shhh...
Se acercó eliminando la corta distancia que nos separaba y presionó sus labios sobre los míos.



¡¡Feliz 2013!!