viernes, 27 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 32.


El cielo estaba ya completamente negro y cubierto de estrellas, pero Harry había insistido en salir de aquella casa y pasear.
 - ¿No te parece impresionante la playa por la noche? -me preguntó.
 - Sí, es tremendamente preciosa.
A lo largo de la playa se podía observar miles de luces que la iluminaban cuidadosamente, dando un ambiente mucho más cálido.
Poco a poco, Harry me arrastró hasta la orilla y allí, después de caminar por ella un poco, nos sentamos abservando como el mar se extendía ante nosotros.
 - ¿No te dan ganas de bañarte? -le pregunté.
 - ¿Bañarme? ¿Ahora?
 - Sí, ahora.
 - Pues no, no me apetece. ¿Por qué? ¿A ti sí?
 - Sí. Va, venga, seguro que no está fría.
 - ¿Que no está fría? Estás loca, yo no voy a entrar en el agua.
 - Está bien, quédate ahí.
Empecé a adentrarme en el agua oscura debido a la noche, empecé a adentrarme más y más, y cuando ya me llegaba por encima del estómago, tropecé con una piedra y me caí, pero enseguida noté como unos brazos me levantaban y me devolvían a la superficie.
 - ¿Estás bien? -preguntó agitándome.
 - Harry, solo he tropezado, sé nadar. Pero, ¿ves? Has acabado entrando.
Puso los ojos en blanco y yo, rodeé con mis brazos su cuello y con mis piernas su cintura.
 - Pensaba que había sido por culpa de algún animal...
 - ¿Y te has tirado a salvarme como un héroe? -bromeé.
 - Ríete, pero me deberías la vida...
 - Mentira, tu vida no tiene sentido sin mí, por lo tanto, estarías salvando tu vida, no la mía...
 - ¿Mi vida? Ya te gustaría...
 - ¿Sabes que me gusta?
 - ¿Yo?
Le propiné un suave golpe en el hombro.
 - A ver, ¿qué te gusta? -preguntó.
 - Esto -le di un beso corto- y esto, -repetí la acción- y esto también...
Aquel fin de seman pasó extremadamente rápido y, en menos de lo que me gustaría, ya estábamos de nuevo en el coche camino a Londres.
 - Tienes mala cara, ¿te encuentras bien? -me preguntó a mitad de camino.
 - Sí, ¿cuando lleguemos puedes dejarme en el hospital? Quiero ver a mi madre.
Así fue, nada más llegar, Harry paró frente al hospital.
 - ¿Quieres que te espere o voy a casa a dejar las cosas y vuelvo a por ti?
 - Vete a casa y descansa, vuelvo en taxi. Nos vemos en casa, ¿vale?
Me despedí de él con un beso y abrí la puerta del coche para salir.
No había avisado a mi madre de aquella visita, quería que fuera una visita, ya que ella solo sabía que me había ido de fin de semana con Harry.
Subí hasta la 4ª planta de aquel edificio y busqué la habitación 212. La puerta estaba cerrada, pero al girar el pomo, escuché voces que venían de dentro. Eran ella y el médico. En un principio, no pensé en escuchar lo que hablaban, pero mi madre comenzó a hablar de su alta y me despertó curiosidad.
 -No puedes darme el alta -dijo ella.
 - ¿Por qué? ¿Todavía no has conseguido irte a vivir con ella?
 - No, no es tan fácil, necesito el dinero. Los dos lo necesitamos.
 - ¿Estás segura de que es más fácil conseguirlo de ella y no de tu cuñado?
No podía dar crédito a las palabras que no dejaban de dar vueltas en mi cabeza: "Mi madre solo me quería por el dinero", esas palabras no dejaban de repetirse una y otra vez. Mi madre volvía a fallarme otra vez, volvía a estropearlo todos. Ya había perdido la cuenta de todas las veces que me había decepcionado, pero si de algo estaba segura era de que esa sería la última vez que tendría oportunidad de hacerlo.
Abrí la puerta con seguridad, miré al doctor y la miré a ella, y los dos me miraron desconcertados.
 - ¿Sabes qué, mamá? -dije utilizando un tono sarcástico en la última palabra- No hace falta que sigas finjiendo, puedes coger el alta ahora mismo y desaparecer.
No dejé que contestara, salí de aquella habitación y de aquel edificio lo más rápido que pude, y una vez fuera, busqué entre mis cosas mi móvil. Si alguien podía hacer que me olvidar de todo en aquel momento y que me sintiera cómoda, esa era mi mejor amiga.
 - ¿Gabs? ¿Pasa algo?
 - Necesito verte, ¿estás ocupada?
 - No, estoy en casa. ¿Vienes?
 - Sí, ahora mismo.
Colgué y comencé a caminar hacia la casa de mi amiga, más tarde llamaría a Harry.

jueves, 26 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 31.


Los dos entramos en aquella enorme casa, y mientras yo me disponía a deshacer las maletas y a colocarlo todo en el armario de la que sería nuestra habitación, él preparaba la comida para los dos.
 - ¿Queda mucho? -pregunté entrando en la cocina.
 - No, estoy acabando ya.
Mientras él acababa de cocinar sus famosos Tacos, yo coloqué todo sobre la mesa. Me moría de hambre.
 - Bien, esto ya está. ¿Quieres comer? -bromeó.
 - No, creo que puedo esperar otro año más.
 - Exagerada...
Cuando acabamos de comer, empecé a recoger la mesa, pero él me quitó los platos de la mano.
 - ¿Qué haces? Te voy a ayudar.
 - Recojo yo. -insistió.
Lo dejé solo en la cocina recogiendo, y cogí mi cámara que había dejado en una mesa que había en la entrada y me fui al salón.
En el salón, una de las paredes era un gran ventanal con unas vistas preciosas del mar, así que comencé a sacar fotos.
 - ¿Qué haces? -escuché decir a mis espaldas.
 - Sacar fotos, ¿no me ves?
En seguida noté como rodeaba mi cintura con sus brazos. Giré mi cámara y empecé a sacarnos fotos a los dos juntos.
 - Déjame sacarte una foto. -dijo intentando quitarme la cámara.
 - No, jamás.
Empecé a correr con la cámara por todo el salón, pero él enseguida me atrapó y me tiró en el sofá.
 - ¿Tú puedes sacarme fotos a mí y yo a ti no? -dijo.
 - Nos las estaba sacando a los juntos, Styles, no eres el centro del mundo.
 - ¿Styles? ¿Ahora me llamas por mi apellido, Cowel?
Estábamos los dos acostados en el sofá, él encima de mí y cada vez más cerca.
 - ¿Te molesta, Styles?
Se acercó y acabó con la excasa distancia que nos separaba.
 - Esa distancia me molestaba, no tú, Cowel.
 - A mí también me molestaba. -dije volviéndola a hacer desaparecer.
Los besos cada vez eran más largos y más intensos, tan intensos que noté como su mano se adentraba por debajo de mi camiseta.
 - ¿Nuestra primera vez juntos va a ser en un sofá, Styles? ¡Qué poco romántico!
 - Tienes razón...
En un movimiento rápido me cargó en sus brazos y me llevó hasta nuestro dormitorio.
 - ¿Mejor? -preguntó apoyándome en la cama.
 - Mmmm... -tiré de su camiseta y se acercó otra vez a mí- Ahora sí, mucho mejor.
Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo y yo comencé a desabrochar su pantalón, mientras él se quitaba su camiseta.
El ambiente poco a poco comenzó a calentarse, cada segundo que pasaba los grados en aquella habitación subían y nuestros cuerpos pedían a gritos unirse.
 - ¿Tienes...?
 - Shhh, tranquila, está todo bajo control.
Se separó de mí y alargó su brazo hasta la mesilla donde cogió la protección.
Me desperté envuelta en las sábanas de aquella cama y al estirar el brazo por la cama, noté que Harry ya no estaba allí.
Me envolví en aquellas sábanas y me levanté para buscarlo, pero enseguida lo vi sentado en el balcón. Estaba sentado en una silla, semidesnudo, mirando el paisaje.
 - ¿Qué haces? -pregunté.
Sonrió al verme y me hizo un gesto para que fuera a donde él y me sentara en su regazo.
 - ¿Sabes que eres preciosa?
 - Seguro que eso se lo dices a todas...
 - Sí, la verdad es que sí.
Me levanté haciéndome la ofendida y él volvió a sentarme tirando de mi brazo.
 - No me has dejado acabar... Solo a ti te lo digo de verdad, solo a ti te digo lo que realmente pienso.
Me acomodé en su regazo de nuevo y apoyé mi cabeza en su hombro, y él comenzó a acariciar mi espalda.
 - ¿Te apetece hacer algo? -me preguntó.
 - Está anocheciendo, ¿qué quieres hacer ahora?
 - Sí, está anocheciendo, pero no vamos a dormir, llevas toda la tarde durmiendo. Venga, -se levantó y a mí con él- vamos a vestirnos.

miércoles, 25 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 30.


Llevábamos más de una hora en aquel coche y mis tripas empezaban a protestar.
 - Tengo hambre.
 - Lo sé, me he dado cuenta... Tranquila, ahora llegamos.
Nos habíamos alejado bastante de la ciudad, ya no se veían edificios, si no que grandes zonas verdes invadían los paisajes.
 - Mierda... -susurró.
 - ¿Qué pasa? -pregunté.
 - Nada, espera.
Salió de la carretera y paró el coche delante de una casa.
 - Ahora vengo.
Bajó del coche y se acercó a un hombre que pasaba por allí. Harry comenzó a hablar con aquel hombre, pero no llegué a entender qué le deía y el hombre, con señas, le empezó a indicar un camino. Se despidieron y él volvió al coche.
 - Podemos seguir. -anunció- Ya no queda nada.
 - ¿Me estás llevando a un lugar al que ni tú mismo sabe donde queda?
 - Ajá.
 - ¿Nunca has llevado a nadie a ese lugar?
 - Ajá.
 - ¿Y tú nunca has ido?
 - Sí, de pequeño.
 - ¿Y qué es?
 - No te lo voy a decir. Ya te he dicho que estamos llegando. No seas impaciente.
Me sonrió y volvió la vista a la carretera.
El camino se me estaba haciendo interminable, odiaba ir en coche y odiaba las sorpresas, me ponían realmente nerviosa.
 Al poco rato, cuando mi paciencia empezaba a colmarse, pude ver como estábamos llegando a una ciudad.
 - ¿Y esto es...? -pregunté.
 - Nuestro destino.
 - ¿Me has traído a una ciudad?
 - Shhh, ya lo verás.
 - Harry no me gustan las sorpresas. ¿Puedes decirme ya donde estamos?
 - No. -sonrió.
 - ¿Y si llama mi tío y me pregunta? ¿Qué le diré? "Oh, estoy con Harry en el coche... ¿Que a donde vamos? No lo sé, empiezo a pensar que me ha raptado"
 - Eres una exagerada... Simon no llamará, él está al tanto de todo.
 - ¿Al tanto de todo? Oh, espera, ¿esto nos va a llevar más de un día?
 - ¿Quieres dejar de hacer preguntas?
 - ¡Harry!
 - ¡Gabs! Mira, ya está, impaciente, ya hemos llegado.
 Sin darme cuenta, habíamos llegado a un lugar precioso. Estábamos frente a una casa ante la cual se extendía una playa enorme.
 - ¿Dónde estamos? Es precioso...
 - Se llama Bournemouth.
 - Pero, ¿y esta casa? ¿De quién es?
 - Mía y tuya.
 - ¿Como que mía y tuya?
 - Sí, la he comprado para cuando queramos venir a pasar tiempo a solas...
 - Es..., es precioso, Harry...
 - ¿Qué pensabas? ¿Que no quería pasar un tiempo a solas contigo antes de irme a EEUU? Llevo bastante tiempo planeando esto, por eso pasaba tanto tiempo fuera de casa.
 - Pero, no tendrías que haberte molestado...
 - ¿Eres tonta? Deberías haber visto la sonrisa que se te ha puesto al decirte que no sabía exactamente a donde íbamos, ¿pensabas que te llevaría a donde llevé a otras? No sería lo suficientemente especial.
 - No, no pensaba eso, pero pensaba que..., no sé, que no iríamos a un sitio con este... Es precioso...
 - Bueno, tenemos tiempo de disfrutarlo. Ahora vamos a preparar algo de comer, ¿no tenías hambre?
Los dos salimos del coche y él se dirigió al maletero.
 - Espero que lo que haya metido en tu maleta te llegue para estos dos días...
 - ¿Me has hecho la maleta? -pregunté sorprendida.
 - Sí, ¿qué pasa?
Ese chico no dejaba de sorprenderme... No solo se había encargado de buscar un lugar especial solo para mí, si no que había conseguido hacerlo especial para los dos y para siempre, se había molestado en hacer mi maleta y en preocuparse de que todo fuera de mi agrado.
En ese momento solo se me ocurrió transmitirle todo lo que pensaba con un beso y así lo hice, un beso que dio comienzo a nuestro perfecto fin de semana.

lunes, 23 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 29.

 - ¿Me has echado de menos?
 - Este café se me estaba haciendo interminable sin ti. ¿Qué tal ha ido?
 - Pues nada, creo que pretende que la perdone. ¿Sabes? Solo ha tenido problemas con la anemia...
 - ¿Y por qué la han tenido que tratar aquí?
 - Porque la anemia la tiene desde que nací yo, y yo nací aquí, por lo tanto el médico que la trató y la trata ahora es de aquí, y dicho médico a insistido en que vuelva y...
 - Ella ha aprovechado y ha querido verte. -concluyó él.
 - Exacto.
 - ¿Y habéis hablado de algo más?
 - No, me ha preguntado si volvería, pero no sé que hacer... Ni siquiera hemos hablado de nada.
 - Yo creo que quizás se ha dado cuenta de que te ha perdido y quiere recuperarte. Yo no me perdonaría perder a alguien como tú en mi vida...
 - Pero es que tú nunca me vas a perder.
Me cogió de la mano y me sentó en su regazo, para poder abrazarme con más fuerza.
 - No me lo perdonaría nunca... -susurró.
Nada más salir del hospital, los dos subimos al coche de Harry y antes de volver a casa, paramos en un supermercado a comprar un par de cosas para pasar el resto de la noche en el sofá, comiendo palomitas y pizza, mientras veíamos películas.
Los dos, nada más llegar a casa, nos pusimos nuestros pijamas, preparamos las pizzas y las palomitas, y nos acostamos en el sofá.
Era muy tarde y Harry ya se había quedado dormido.
 - Harry, despierta.
 - Mmmm...
 - Venga, vamos a cama.
Tras hacerse de rogar unos cuantos minutos, conseguí levantarlo, pero al llegar a la puerta de mi habitación, que estaba al principio del pasillo, tiró de mi brazo.
 - ¿Puedo dormir contigo? -preguntó.
No contesté, me limité a abrir la puerta de mi habitación y dejarlo pasar. Nada más acostarme, noté como rodeaba mi cintura con su brazo y colocaba su cara en mi nuca.
 - Buenas nochas, princesa.
Los días pasaban demasiado rápidos, cada vez estaba más y más cerca la gira de los chicos por EEUU. Harry me había convencido para que volviera a ver a mi madre y, poco a poco, intentaba perdonarla, pero no era tan fácil.
Louis y Sam, por otro lado, estaban mejor que nunca.
 - ¿Y sabes? Le dije que ojalá tuviera un koala cuando los vimos en el zoo, y al día siguiente me regaló un koala de peluche enorme...
 - Sí, Sam, es la quinta vez que me lo cuentas esta tarde. ¿Te puedes concentar? Vamos a suspender.
 - Cállate dramática. ¿Te ha dicho algo Harry?
 - ¿Algo de qué?
 - No sé, algo. A mí Louis me va a llevar Doncaster antes de irse a EEUU.
 - Pues no, no me ha dicho nada. ¿Cuando se iban?
 - En cuatro días.
 - Pues no, no me dijo nada. ¿Te va a presentar a su familia? Qué vergüenza...
 - ¿A presentar? ¡Si ya conozco a toda su familia! Jay, Lottie, Fizzy, las gemelas...
 - SHHHHHHHHHHHHHHHH. -la interrumpió la encargada de la biblioteca.
 - Que mal humor... -susurró ella.
 - Nos van a echar... ¡Estudia! -susurré yo también.
No estuvimos más de una hora en la biblioteca. Samantha era capaz de concentrarse y me desconcentraba a mí, así que salimos de allí y nos fuimos a su casa.
 - ¿Sabes? Podríamos vivir juntas.
 - ¿Vivir juntas? ¿Tú y yo? Sam, ¿quieres que acabe esquizofrénica?
 - ¡Sería genial!
 - Sí..., me muero de ganas... -ironicé.
 - Estúpida. -dijo mientras me tiraba un cojín.
 - Bueno, he de irme, hoy todavía no he ido a ver a mi madre y el horario de visitas se acaba en una hora. ¿Cuando te veo?
 - Mañana en clase.
 - Hasta mañana entonces.
Nos despedimos y salí camino al hospital.
Después de pasar allí dentro varias horas, Harry me llamó para pasar a buscarme.
 - ¿Cuando te dan el alta? -pregunté mientras recogía mis cosas.
 - Todavía no se sabe, me han dicho que quizás esta semana o lo que viene.
 - Bueno, volveré mañana.
Me acerqué a ella y me despedí besándola en la mejilla.
Bajé corriendo las escaleras de aquel edificio, y al llegar a la puerta, pude ver a Harry apoyado en su coche esperándome. Cuando me vio acercándome, me dedicó una de sus mejores sonrisas.
 - ¿Qué tal está tu madre?
 - Mejorando. -sonreí.
Me puse de puntillas y le di un beso suave.
 - Venga, vamos. Tenemos cosas que hacer.
Abrió la puerta del copiloto y me hizo pasar, rodeó el coche, entró y puso en marcha el coche.
 - ¿A donde vamos? -pregunté.
 - Es una sorpresa, ya lo verás.
Me acomodé en el asiento y me dejé llevar por las calles de Londres, sentada al lado de la persona con la que quería pasar el resto de mi vida.

domingo, 22 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 28.

Las puertas del hospital estaban frente a nosotros, nada más verlas sentí como un escalofrío recorría mi cuerpo. No estaba segura de estar preparada para aquello.
 - ¿Estás bien? -me preguntó Harry.
 - Sí, entremos. -fingí.
Nada más entrar en aquel enorme edificio, pude ver a un mucha gente caminando por los pasillos enferma, y me imaginé a mi madre de mil maneras distintas. El hecho de imaginarme así a una mujer que siempre había sido tan fuerte, provocaba en mí una sensación extraña.
 - Disculpe, ¿podría indicarme cual es la habitación de Grace Hastings? -preguntó Harry.
La recepcionista comenzó a buscar en una lista que parecía interminable y eso no ayudaba a tranquilizarme.
 - Tranquila. -susurró Harry, apoyándose en mi cabeza.
 - En la habitación 212, es al final de ese pasillo.
Nos indicó el camino y los dos recorrimos aquel, también interminable, pasillo.
Yo dejaba llevarme aferrada a la mano de Harry, por lo que, cuando se paró ante una de las puertas, yo frené en seco.
 - Bien, esta es. -anunció.
Noté como acercaba su mano al pomo, pero institivamente tiré de su brazo hacia mí.
 - ¿Qué pasa? Si no te sientes preparada podemos irnos.
 - No es eso, es que... No sé lo que me voy a encontrar, no sé que enfermedad tiene...
 - ¿No se lo has preguntado a Simon?
 - No, la verdad es que en aquel momento no me interesaba ni lo más mínimo.
 - Podemos en entrar y averiguarlo, o podemos volver a casa y llamar a tu tío.
La segunda opción me tentaba demasiado, todo lo que fuera posponer la visita a mi madre sonaba mejor, pero había ido hasta allí y ahora no me iba a echar atrás.
 - Entramos.
Harry volvió a acercar su mano al pomo, me miró y me sonrió, a lo que yo respondí asintiendo y devolviéndole la sonrisa.
Harry se hizo a un lado y me dejó pasar a mi primero, pero al no soltarle la mano, él entró pegado a mí.
 - Está durmiendo. -susurré.
Enseguida noté como la figura de Grace, de mi madre, se revolvía bajo las sábanas y se giraba para mirarnos. En su cara pude notar que se sorprendía de verme allí, o que quizás se sorprendía de verme con un chico allí.
 - Hola, Gaby. -sonrió.
 - Hola, Grace. -respondí.
Pasamos unos pocos minutos en silencio, un silencio incómodo de esos que provocan un ruido horrible dentro de nosotros.
 - Bueno, ¿y quién es él? -preguntó mirando a Harry.
 - Harry Styles, encantado. -dijo él.
Soltó mi mano y se acercó a ella para besarla en la mejilla.
 - ¿Sois...?
 - Novios, sí. -volvió a responder él.
Escucharlo decir aquellas palabras provocó en mí una amplia sonrisa.
 - Bueno, Grace, querías verme, ¿no es así?
 - Sí, pequeña. Acércate.
 - Creo que es mejor que os deje solas, estaré en la cafetería, ¿vale?
Se acercó a mí y me dio un beso corto, seguidamente salió de la habitación y cerró la puerta tras él.
Me acerqué lentamente a la cama y me senté en ella.
 - ¿Por qué has vuelto? ¿Tienes algo que solo puedan tratarte aquí? -pregunté.
 - No, es simplemente problemas con la anemia... La tengo desde que naciste, ¿recuerdas?
 - Sí, recuerdo... ¿Y por qué estás aquí? Según tengo entendido, te habías ido a vivir a Italia después de...
 - Sí, fui a Italia -me interrumpió- Pero bueno, el médico que me ha tratado siempre, desde que naciste es de aquí, e insistió en que volviera para que me tratara él.
 - Ah...
 - Y una vez aquí, tuve la necesidad de verte, por eso llamé a tu tío. Ha estado aquí hace menos de una hora, ¿sabías?
 - No, no lo sabía. Bueno, tengo que volver a casa.
Me levanté, y cogí mi abrigo y mi bolso, que había dejado apoyados en una de las sillas de allí.
 - ¿Volverás? -me preguntó.
 - No lo sé, Grace. Si tengo tiempo volveré.
Salí de aquella habitación y me encaminé en busca de la cafetería. Después de dar varias vueltas, la encontré y nada más entrar pude ver a Harry mirándome con una gran sonrisa.
 - Te quiero. -leí en sus labios.

viernes, 20 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 27.

Nada más entrar en mi habitación, me senté en mi cama y abracé uno de los cojines. ¿Por qué ahora? ¿Por qué tenía que aparecer justo ahora? Por primera vez en mucho tiempo era realmente feliz con Harry, con Louis, con Sam, con los chicos... Y tenía que aparecer ella.
El ruido de unos nudillos chocando con la puerta suavemente hizo que dirigiera mi mirada hacia allí, a los pocos segundos se abrió y entró Harry.
 - ¿Puedo pasar? -preguntó.
Asentí.
 - ¿Qué tal estás?
Dijo mientras se acercaba y se sentaba a mi lado.
 - No lo sé...
Pasó uno de sus brazos por mis hombros y besó mi cabeza.
 - No entiendo muy bien nada de toda esta historia, creo que llego un poco tarde, pero sabes que te voy a apoyar en lo que sea.
En ese momento caí en la cuenta de que nunca le había contado nada de esa historia a Harry, y comprendí lo desorientado que se tenía que sentir.
 - No sabes nada, ¿verdad? -pregunté.
 - No, y me gustaría saberlo, pero si no quieres hablar de eso ahora no pasa nada...
Sentirme cerca de él era lo que más me tranquilizaba siempre, así que acorté distancias apoyándome en su hombro y él aprovechó para robarme un beso. Era perfecto.
 - ¿Por qué me miras así? -dijo.
No contesté me limité a sonreírle y a acariar su pelo. Definitivamente sí, era perfecto.
 - ¿No me vas a contestar? -insistió.
 - Te quiero.
Su cara fue una mezcla entre felicidad y sorpresa, era la primera vez que se lo decía a alguien y estaba tan segura de lo que sentía.
 - Y yo a ti, más de lo que te puedes imaginar.
 - ¿Quieres saber que pasó?
 - Solo si tú quieres contármelo...
Respiré profundo y comencé a narrarle todo desde cuando lo recordaba, lo mal que nos habíamos llevado siempre, como había empeorado todo cuando mi padre había muerto y al no tener nada que siguiera ligándome a ella, mi tío le había pedido la custodia y que por eso sentía tanta admiración y cariño por él.
 - No imaginaba que todo fuera así...
 - Desde ese momento, mi tío se siente responsable de mi felicidad y por eso intenta protegerme, e incluso sobreprotegerme muchas veces...
 - ¿Qué tienes pensado hacer? -preguntó.
 - No lo sé, ¿qué se supone que debería hacer? ¿Tú qué harías?
 - No sé, me cuesta ponerme en tu lugar, pero creo que solo tienes dos opciones...
Lo miré interrogante y comenzó a acariciar mi espalda .
 - Puedes pagarle con la misma moneda, se lo merece, y no acercarte a ella como si no la conocieras, o puedes demostrarle que vales mucho más que ella y presentarte allí con la mejor de tus sonrisas.
 - ¿Vendrías conmigo?
 - ¿Quieres que vaya? -se sorprendió.
 - Sí, claro que quiero.
Claro que quería, sabía que si lo tenía a mi lado y podía aferrarme a su mano, nada ni nadie podía hacerme daño.
 - Entonces, ¿cuando iremos?
No estaba segura de cuando quería ir, pero supuse que cuanto antes sería mejor.
 - ¿Ahora?
 - ¿Sabes donde es?
 - No, llamo a mi tío y le pregunto, ¿vale?
 - Perfecto, mientras iré a cambiarme de ropa. Ahora vengo.
Se dispuso a salir, pero antes de llegar a la puerta retrocedió y se colocó frente a mí.
 - Se me olvidaba algo.
Colocó su mano detrás de mi cabeza y me acercó a él suavamente, comenzando a besarme suavemente y profundizando poco a poco el beso.

jueves, 19 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 26.

CUMPLEAAAÑOS FEEEELIZZZZ, CUMPLEAAAAÑOS FEEEEELIIIIZZ, TE DESEAMOS @_neetxu CUMPLEAAAAÑOS FEEEEELIZ (8)



Llegué al lugar donde me había indicado y me encontré en una de las calles más lujosas de Londres. No me hizo falta ni preguntar por el restaurante que me había indicado mi tío, se veía perfectamente.
Nada más entrar, vi como un hombre perfectamente trajeado se acercaba a mí
 - ¿Tiene mesa reservada?
 - Sí, supongo que a nombre de Simon Cowel.
 - Ah, sí, perfecto. Sígame.
Me condujo a través de todo el restaurante hasta uno de los reservados, se paró ante uno de los biombos que los separaban del resto de la estancia, y me indicó que pasara con un gesto.
Nada más cruzar aquel biombo, pude ver a mi tío sentado ya en la mesa mirando su teléfono. Siempre igual, nunca cambiaría. Sonreí y me acerqué a él para abrazarlo.
 - Nunca cambiarás.
 - Pequeña, ¿qué tal estás?
 Noté como me abrazaba con más fuerza de lo normal, pero no le di importancia. Comencé a notarlo raro cuando noté como forzaba una sonrisa.
 - ¿Qué pasa? ¿Estás enfadado por lo de Harry? De verdad, te prometo que es buen chico, me trata mejor de lo que me podría tratar cualquiera, te lo juro...
 - No, no es eso. En eso yo ya no tengo nada que hacer, solo esperar que no te haga daño por su bien. -volvió a sonreír sin ganas.
 - ¿Entonces? ¿Te encuentras mal?
 - ¿Qué te parece si comemos? Tienes muchas cosas que contarme, ¿qué tal todo por aquí?
No pude evitar continuar preocupada, mi tío siempre que sonreía era porque lo sentía si no ni siquiera hacía un leve esfuerzo, pero mi efusividad por contarle lo feliz que estaba desde que había vuelto a Londres. Él, al contrario que muchas de las veces que hablaba conmigo, me escuchaba todo lo que decía e incluso sonreía y daba su opinión. Cuando terminé de contarle todo ya habíamos llegado al postre.
 - Y bueno, eso es todo lo que puedo contarte. -concluí.
 - ¿Te apetece postre?
 - No estaría mal algo de chocolate, ¿tú no quieres?
 - No, yo tomaré un café.
Pidió por ambos y se quedó mirándome en silencio.
 - ¿Me vas a decir ya lo que pasa? ¿Sigues con Rochelle?
 - Oh, sí, ella está de aquí.
 - ¿Aquí? ¿Dónde? ¿Por qué no ha venido a molestarme?
 - Porque ella no te molesta, eres tú que la odias como a todas. -sonrió, esta vez de verdad.
 - Mentira, son ellas.
En ese momento comprendí que mis sospechas eran cierta, algo malo pasaba, por eso no había querido traerla.
 - ¿Me vas a decir ya qué pasa? Estoy completamente segura que algo malo pasa...
 - Sí, pasa algo malo, pero solo quiero que lo sepa, después lo que decidas hacer es cosa tuya y yo te voy a apoyar decidas lo que decidas.
Mi expresión se había tornado más seria aún, nunca lo había oído hablar así.
 - Recuerdas que cuando eras pequeña y viniste a vivir conmigo, me dijiste que no querías volver a saber nada de tu madre, ¿verdad?
"Tu madre" escuchar esas palabras provocaron que mi corazón empezara a latir más fuerte de lo normal, había evitado durante mucho tiempo pensar en ella y en todo lo que había pasado. ¿Qué tenía que ver ella en ese momento?
 - ¿Qué quiere? -susurré.
 - Está enferma y me ha pedido que te lleve a verla...
 - ¿Qué?
No podía creer lo que escuchaba, no podía creerme que fuera capaz de pedirme eso después de todo lo ocurrido.
 - Es decisión tuya, yo no voy a obligarte a nada y te apoyaré en lo que decidas.
 - Pero..., ¿por qué?
 - No lo sé, Gabriella, solo sé que ella llevaba años viviendo en Italia con su novio..., y ha pedido que la trasladen aquí.
 - ¿Para qué?
 - Para estar cerca de ti, eso es lo que me ha dicho...
 - Pero..., yo... ¿Puedo volver a casa?
 - Te acompaño. No quiero que vayas así sola.
Salimos los dos del restaurante y subimos a su coche. Fuimos en completo silencio todo el camino y al llegar a casa, llamó al timbre.
 - Ya voy y... ¿Simon? ¿Gabriella? -pude escuchar la voz de Harry- ¿Qué ha pasado?
 No contesté, lo esquivé y fui directa a mi habitación, pero pude escuchar como se quedaba hablando son mi tío.

miércoles, 18 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 25.

 - ¿Contigo solo?
 - Sí, pero si quieres puedes acompañarme.
 - ¿Quieres que vaya?
 - No hace falta, además no creo que sea buena idea, no quiero que te mate nada más verte conmigo...
 - Que graciosa... Bueno, esto ya está, ¿cenamos?
Pusimos entre los dos la mesa y cenemos, para después sentarnos en el sofá y ver la tele juntos.
 - ¿Cuando vuelve Louis? -pregunté.
 - Mmmm..., no sé...
En ese momento tuvimos nuestra propia respuesta, la puerta se abrió y los dos miramos como Louis cargado con sus maletas entraba.
 - Necesito ir al baño con urgencia. -dijo nada más cerrar la puerta.
Vimos como se encaminaba al baño, pero antes de entrar, comenzó a caminar marcha atrás y nos miró boquiabierto.
 - ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué tú...y tú...? ¿Qué hacéis abrazados?
Harry y yo, nos miramos y no pudimos evitar soltar una sonora carcajada.
 - Ve al baño, luego te lo explicamos todo.
Aprovechando que Louis se metió en el baño, yo me levanté.
 - ¿A donde vas?
 - A dormir, se lo explicas tú a Louis, ¿verdad? -reí.
 - Sí, huye...
 - Igual que tú con mi tío, estamos en paz. Buenas noches.
Me encaminé hacia mi habitación, pero a los dos pasos escuché como carraspeaba y sonreí.
 - Se me olvidaba...
Me acerqué a él y le di un beso corto.
 - Ahora sí. Buenas noches, pequeña.
Los días pasaron bastante rápidos desde aquel momento, a pesar de que Harry y yo estábamos bien junto, solo lo sabían los chicos, Sam y mi tío. Yo había dejado a Tom con la excusa de que tenía dudas y quería estar sola, y dedicarme a estudiar, y Harry se limitaba a negar todas las relaciones que salían de la nada.
 - No entiendo por qué no podemos decir la verdad, no quiero que sigan emparejándome con cualquiera.
 - No quiero que Tom se entere, no se merece que le haga daño.
Había decidido mantenerlo en secreto por él y bueno, porque todavía no había vuelto a hablar con mi tío del tema, pero sobre todo porque no quería que Tom pensara que había jugado con él.
Aquella mañana me había levantado temprano para pasar por casa de Sam e ir juntas a la universidad. Nada más salir de la habitación para coger algo para desayunar me encontré con Harry y Louis desayunando.
 - ¿Te vas? -me preguntó Hazza.
 - Sí, tengo que ir a casa de Sam y después iremos a la universidad. ¿Vosotros vais a hacer algo?
 - Tenemos una entrevista ahora. -contestó Lou- ¿Vendrás a comer con Sam?
 - No, hoy llega Simon, tengo que hablar con él.
Me despedí de los dos y salí camino a casa de Sam. No tardé más de 10 minutos en llegar en metro.
 - Cualquiera diría que la gran Gabriella Cowel utilizaría el metro.
 - ¿Qué? Es muy cómodo y no tengo que hablar con conductores insoportables.
 - ¿Sigues rehuyendo a Peter desde que os vio a Harry y a ti...
 - Oh, cállate. Y bueno, cuéntame, ¿qué tal el viaje con Louis? Llevas días aquí y todavía no me has contado nada.
 - ¿Y él?
 - Bueno, él se lo contó a Harry delante de mí, pero yo quiero escuchar tu versión que seguro que es más bonita.
 - ¿Más bonita? Pues, a ver, me llevó a París y bueno, no hicimos nada importante, fue un viaje de novios... Ya sabes, me trató como un reina, es perfecto...
 - Oh, que bonito... Vas a comer hoy, ¿verdad?
 - Sí, me invitó él, me dijo que quería pasar tiempo conmigo que en nada tenía la gira...
 - Sí, empiezan en un par de semanas...
 - Lo voy a echar de menos...
 - Y yo a Harry..., bueno, y a todos...
 - Bueno, pero ahora todavía no se han ido, ¿no vas a comer tú?
 - No, llegó anoche mi tío y quiere que hablar conmigo esta tarde.
 - ¿Tienes miedo?
 - ¿Miedo por qué? No, yo conozco mejor a Harry que él, no me va a decir lo que tengo que hacer.
Las dos entramos en clase y pasamos la más eterna de todo el curso, ella quería ver a Louis y yo quería que llegara el momento de hablar con mi tío, pero al fin llegó el final y pudimos salir.
 - ¿Te veo mañana?
 - Si no os movéis de casa en toda la tarde no creo que llegué más allá de media tarde, ya sabes que mi tío siempre tiene trabajo...
 - Bueno, pequeña, cuando acabes de hablar con él llámame y cuéntame todo, ¿vale?
 - Vale, Sam. Gracias.
La abracé y me despedí de ella. A pesar de que no pásabamos demasiado tiempo juntas, ella siempre iba a ser la persona más importante de mi vida por encima de cualquiera, ella era la única que había estado en todos los momentos de mi vida, felices y tristes. Ella era la única que me complementaba a la perfección, la única que me entendía o que al menos hacía lo posible por entenderme.
Nada más salir del campus, cogí mi teléfono y marqué el número de mi tío. Enseguida me contestó, me dijo donde nos veríamos y colgó. Paré un taxi y me dirigí hacia la dirección que me había dado. Nunca me habría imaginado que me diría lo que me iba a decir.


Lo siento! Es super soso, pero es que es de enlace jajajaja. Un besito :)

martes, 17 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 24.

Hoy carezco de inspiración, solo me llevó 20 minutos hacer este capítulo, o sea que imaginaos lo malísimo que es jajaajaja LO SIENTO. Gracias por leerme ♥



Me quedé en silencio, no tenía claro que quería hacer... Ni siquiera tenía claro si quería creer en lo que Harry me decía. Todo podría ser una mentira para conseguir mi perdón.
 - Supongo que es demasiado pronto para pensar que hacer, ¿no?
Lo miré directamente a los ojos, no me podía estar mintiendo, aquellos ojos estaban cargados o al menos lo estaban, ahora había bajado la cabeza y había suspirado sonoramente.
Levanté mi brazo y rocé con mi mano su barbilla, él volvió a mirar a los ojos y yo le sonreí.
 - De momento solo hay una cosa que quiero hacer...
 - ¿Qué es? -preguntó curioso.
 - Algo para lo que llevo esperando mucho tiempo...
Al escuchar esas palabras entendió a lo que me refería y sonrió. Era precioso cuando sonreía, cuando se le marcaban los hoyuelos y mostraba su perfecta sonrisa.
 - Yo también llevo esp-
Lo callé con un beso, un beso que los dos llevábamos esperando mucho tiempo, parecía no tener fin, parecía ser eterno y yo estaba conforme con ello, quería que se parara el tiempo y que todas mis preocupaciones se limitaran a que no se me acabara el aire, y a él tampoco parecía preocuparle lo que pasara a nuestro al rededor. Éramos uno en aquel momento, pero se separó de golpe.
 - Gabriella, esto no está bien, tú tienes novio...
 - ¿Sabes por qué tengo novio? Porque tú tenías novia.
 - Ah, ¿nisiquiera te gustaba?
 - Mañana me ocuparé de eso, ahora...
Volvió a acercarme a él poniendo sus manos en mi cintura y continuamos besándonos, y así, entre besos pasamos la tarde entera.
 - Creo que deberíamos preparar algo para cenar..., ¿qué te apetece?
 - Oye, Harry, ¿crees que debería llamar a mi tío?
 - Sería lo más coherente... Tarde o temprano se va a enterar...
 - ¿Por qué?
 - No puedo salir a la calle con una chica y que no sea noticia en la gran mayoría de las revistas el día siguiente...
 - Pero... ¿y si quiere llevarme de vuelta a casa? ¿No sería mejor que nos enclaustráramos hasta que sea mayor de edad?
 - Vaya, así que lo de ser valiente es todo pura apariencia...
 - No finjas, tú también le tendrías miedo a mi tío...
 - He de ir a preparar la cena, ¿quieres algo en especial?
 - ¿Ves? Y huyes... No sé, sorpréndeme.
Salió de allí dejándome sola, y tras darle muchas vueltas, decidí llamar a mi tío. Me merecía una explicación para todo aquello.
Un tono, dos tonos, tres tonos...
 - ¿Gabriella? -su voz intimidaba más todavía por teléfono.
 - Ho-hola...
 - ¿Ha pasado algo? Estaba pensando en llamarte, iré esta semana a Londres y quería verte.
 - Yo..., tengo que hablar contigo...
 - ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo para soltarlo sin pensar.
 - Quiero estar con Harry.
 - ¿Qué?
 - Ya me has oído. No entiendo a que viene todo lo que has montado, no lo entiendo.
 - Lo hice todo por tu bien, Gabriella.
 - ¿Sin preguntarme antes?
 - Sabía cual sería tu respuesta. Hablaremos de esto cuando vaya, tengo trabajo.
No me dio tiempo a responder, me colgó sin más.
La misma historia de siempre, siempre tenía trabajo y no tenía tiempo para escucharme.
Me levanté y fui a la cocina.
 - ¿Qué haces? -le pregunté.
 - Algo rico para ti, ¿te pasa algo?
 - He hablado con Simon.
Al escuchar el nombre de mi tío, comenzó a ponerse pálido y se le cayó al suelo uno de los utensilios que tenía en la mano.
 - Luego la cobarde era yo, ¿no?
No pude evitar reírme y él continuaba agarrándose a la encimera para no caerse.
 - No tiene gracia, no la tiene... ¿qué te ha dicho? Quiere matarme, ¿verdad?
 - Sí, de hecho viene esta semana para hablar contigo.
 - ¿Qué? ¿Como? ¿Por qué?
Esta vez lo que le fallaron fueron las piernas, ya que casi se cae y yo no pude evitar seguir riéndome.
 - Que no, que solo quiere hablar conmigo...

lunes, 16 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 23.

Seguía tumbada en la cama con la cara aplastada contra la almohada, intentando mantener la mente en blanco.
 - ¿Puedo pasar?
Levanté la cabeza de la almohada y me giré. Allí estaba él, apoyado en la puerta.
 - Ya estás dentro.
Volví a hundir mi cabeza en la almohada ignorándolo, pero enseguida noté como la cama se hundía y supuse que se había sentado.
 - ¿Podemos hablar o vas a seguir ignorándome?
 - Habla, te escucho. -dije sin moverme.
 - Gabriella... -reprochó.
De mala gana, me levanté y me senté mirándolo.
 - ¿Y bien?
 - Antes me has preguntado que pienso, ¿quieres saberlo?
Me sorprendió que viniera a hablar de eso y no de cualquier otra tontería.
 - Si no no te lo hubiera preguntado...
 - Pienso que eres una insoportable, que me desesperas, que te comportas como una niña pequeña, que eres una caprichosa, una mimada..., pero que por algún motivo no puedo sacarte de mi cabeza desde hace un año.
 - ¿Te refieres al día que te vi besándote con mi prima?
Suspiró y bajó la cabeza.
 - Supongo que es hora de contarte toda la verdad...
Lo miré interrogante, y él pareció pensar como decirme todo lo que pensaba durante unos segundos. Me miró, buscó mi mirada y respiró profundo.
 - Yo no quería hacer nada con tu prima, solo quería acercarme a ti y conocerte.
 - ¿Qué? ¿Besaste a mi prima para acercarte a mí y conocerme?
 - No, me he explicado mal, lo siento. Quería decir que a la única persona de aquella fiesta que me moría por besar era a ti, y todavía me sigo muriendo por hacerlo.
 - Perdona, pero sigo un tanto perdida...
 - Supongo que será mejor que te cuente todo lo que pasó aquella noche...
 - Sí, supongo que será lo mejor.
 - Yo no quería ir sin los chicos, pero Simon había insistido mucho, ya que yo era amigo de tu prima y ella quería que fuera. Pero una vez allí, te vi bajar por las escaleras de aquella casa, y desde ese momento, no puede evitar buscar una ocasión para hablar contigo, esperé a que fueras a coger algo de beber a la mesa y me acerqué. Esa fue nuestra primera conversación.
 - La recuerdo... -susurré.
 - Hablamos durante horas, ¿lo recuerdas? -asentí- Y no entendía como, no entendía por qué, pero en menos de 5 minutos ya te habías colocado en mi cabeza para siempre.
 - ¿Y qué fue lo que pasó?
 - Tu tío me dijo que me alejara de ti, que buscara la forma de que me odiaras y de que no tuviera posibilidad de volver a acercarme a ti.
 - ¿Qué?
Noté como al escuchar aquellas palabras me había puesto pálida y todo en mi cabeza daba vueltas sin dejarme pensar con claridad, no entendía nada
 - Sí, tú tío siempre ha pensado que le voy a hacer daño a todas las chicas con las que esté, pero no es así... No siempre tengo yo la culpa, y contigo estoy seguro de que me cortaría las manos antes de hacerte daño...
 - Pero..., pero no lo entiendo... Él sabía que yo estaba mal...
 - Desde aquel día no volví a saber nada de ti, pero fue inútil, porque a pesar de lo que te dije cuando te vi por primera vez en esta casa, lo único en lo que pensaba era en abrazarte y no volver a soltarte nunca, pero debía mantener las distancias... No quería volver a perderte de nuevo.
 - Harry...
 - No digas nada, entiendo que tengas demasiada información junta en la cabeza y quieras pensar. Te dejo sola.
Cuando lo vi casi saliendo de mi habitación, sentí que lo último que quería en ese momento era estar sola. Al fin y al cabo, según lo que me había dicho, él lo había pasado tanto o peor que yo.
 - Harry, espera.
Se giró justo al llegar a la puerya yo me levanté corriendo a abrazarlo.
 - No me dejes, por favor.
Me abrazó fuerte contra él y estuvimos así varios minutos, hasta que me hizo la pregunta que no quería plantearme.
 - ¿Qué vas a hacer ahora? Digo, ¿vas a decirle algo a Simon? ¿Vamos a seguir tratándonos mal para disimular lo que sentimos? ¿O ha llegado el final y vamos a empezar a ser tú y yo?

domingo, 15 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 22.

 - ¿Estás mejor? -me preguntó todavía abrazándome.
 - Sí, gracias... -susurré.
Me acarició el pelo y yo comencé a separarme de él poco a poco.
 - Creo que es mejor que vayamos a dormir. Era solo una pesadilla, nunca pasan en la realidad. -intentó tranquilizarme.
 - Harry, no quiero dormir...
 - Pues podemos trasnochar, ¿tienes clase mañana?
Negué con la cabeza y él se acomodó, sentándose a mi lado, de modo que mi cabeza quedaba apoyada en su pecho.
 - Y cuéntame, ¿qué pesadillas has tenido tú? -le pregunté.
 - Pues, cuando era pequeño, soñaba que un payaso me perseguía y aparecía por todos los sitios, y siempre se repetía...
 - ¿Le tienes miedo a los payasos?
 - ¿Miedo yo? Claro que no...
 - Yo les tengo miedo. Son horribles...
Seguímos hablando hasta que me quedé dormida y él me llevó a mi cama.
 - Buenas noches, princesa. -dijo besándome la cabeza.
Estiré mi brazo y cogí su mano.
 - Quédate aquí, por favor.
Sonrió y se hizo un hueco a mi lado, pasó uno de sus brazos por mis hombros y yo apoyé la cabeza en su pecho.
 - Ahora sí. Buenas noches, Harry.
A la mañana siguiente, cuando me desperté, él seguía allí. Era precioso cuando dormía, parecía un bebé.
Intenté sacar su brazo de mis hombros sin que se despertara, pero fue inútil, al primer movimiento se despertó.
 - ¿Estás bien? -me preguntó nada más abrir los ojos.
 - Sí, solo quería ir al baño y a hacer el desayuno. -sonreí.
Me soltó y, como un niño pequeño, se giró y volvió a quedarse dormido. No pude evitar quedarme un rato mirando como dormía apoyada en la pared, era precioso.
Fui al baño y después a la cocina para preparar el desayuno para los dos. No podía dejar de pensar en él, en su sonrisa, en su mirada... ¿Me estaba enamorando? ¿O quizás ya lo estaba? Una parte de mí se negaba a dejarme llevar por lo que sentía, no dejaba de recordarme lo que había pasado un año atrás, pero otra parte de mí gritaba que me dejara llevar, que disfrutara de él y que no le dejara ir. Eso sí, las dos parte coincidían en que Tom no formaba parte de mi corazón.
 - ¿En qué piensas?
Me giré y lo vi apoyado en la puerta mirándome.
 - En demasiadas cosas...
 - ¿Desayunamos y dejas de pensar por un momento?
 - Será mejor.
Me ayudó a colocar todo sobre la mesa y nos sentamos los dos a desayunar.
 - ¿En qué pensabas? -me preguntó.
 - ¿Quieres saberlo?
 - Sí, creo que me ayudaría a decirte algo.
 - Pensaba en que no puedo sacarte de mi cabeza, en que estás por todas partes, estoy con Tom y te veo a ti, abro la puerta de mi habitación y te veo a ti, vengo a la cocina y siempre estás tú, veo la televisión contigo... Estás por todas partes, Harry.
 - ¿Y qué piensas sobre todo eso?
 - No lo sé, no sé ni lo pienso, ni lo que me gustaría realmente pensar... No sé si hacerle caso a mi cabeza o a mi corazón, no sé si olvidarme del pasado y vivir el presente... ¿Y tú, Harry? ¿Tú qué piensas?
 - Pienso que... No lo sé, supongo que será mejor dejarlo todo como está.
No pude evitar que me doliera esa respuesta, pensaba que sí que sentía algo por mí.
Los dos continuamos desayunando en silencio y al acabar, empecé a recoger todo.
  - Lo recojo yo, tú ya lo has hecho. -dijo quitándome la taza de la mano.
Dejé que recogiera él todo y me fui a mi habitación. Necesitaba pensar con claridad.
 - ¿Por qué, Harry? ¿Por qué no puedo entenderte? -susurré hundiendo mi cabeza en la almohada.
No entendía nada, no entendía a que venía su comportamiento, no entendía como podíamos estar tan bien y que todo cambiara en menos de diez minutos... No entendía como a pesar de todo algo dento de mí me decía que me ocultaba algo, y que eso era lo que nos hacia estar tan separados y a la vez tan juntos.

NARRA HARRY

¿Qué se supone que había hecho? ¿Por qué le había dicho eso? Claro que sabía lo que pensaba, estaba más que seguro de lo que pensaba, pero tenía miedo de que por dejarme llevar, Simon se la llevara de vuelta y no la volviera a ver. No quería perderla, pero si seguía negando la realidad y haciéndole daño, la iba a perder de todas formas.

sábado, 14 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 21.

Ya habían pasado casi dos semanas desde aquella comida en el restaurante. Ahora los chicos pasaban mucho más tiempo en casa, ya que les quedaba un mes para empezar la gira y casi no tenían entrevistas, por lo que casi siempre estaban todos en casa.
Louis y Sam, por su parte, estaban disfrutando de las primeras semanas de su relación como si no hubiera mañana, hacían una pareja perfecta y este fin de semana, aprovechaban que ella no tenía clases y que él no tenía compromisos para ir de viaje.
Yo, por otro lado, no había vuelto a quedarme sola con Harry y él, bueno, había vuelto a discutir con Eli y se habían separado, pero corrían rumores de que estaba con otra chica o al menos eso decían las revistas, yo había decidido no preguntarle. Por otro lado, con Tom, mantenía distancias en la universidad, pero casi siempre que los dos podíamos estábamos juntos, aunque solamente estaba con él para intentar olvidarme de Harry.
 - ¿Vas a hacer algo hoy? -me preguntó Louis sacando la maleta de su habitación.
 - Supongo que iré a ver a Tom o vendrá él, no sé. ¿Os vais ya? ¿El vuelo no salía por la noche?
 - Sí, pero ya sabes como es Samantha, tiene que estar siempre mil horas antes...
 - Ah, sí, su extrema puntualidad...
Los dos reímos.
Harry salió también de su habitación, se suponía que él los iba a llevar al aeropuerto y, después de que me despidiera de Louis, los dos salieron hacia allí.
 Al poco rato de que se fueran, Tom me llamó y me dijo que vendría a casa en menos de una hora, y así fue, en menos de una hora llamó a la puerta.
 - Hola, preciosa.
Me dio un beso corto y lo dejé pasar.
 - ¿Qué hacemos? -pregunté.
 - Podemos ver una película. Mmmm... ¿qué te parece esta? -dijo sacando una del mueble.
 - ¿Love Actually?
Esa película me recordaba demasiado a Harry, era su favorita, la habíamos visto junto con Louis un día que yo estaba enferma y ellos se propusieron cuidarme, lo había visto verla solo montones y montones de veces, y yo, sin que él me viera, me apoyaba en uno de los marcos de la pared para observarlo mientras la veía.
 - ¿Hola? ¿Estás ahí? -dijo Tom.
 - ¿Eh? ¿Qué?
 - Que si no quieres verla podemos ver otra.
 - No, esa está bien.
No pude evitar pensar en Harry durante toda la película, incluso me había imaginado que estaba en aquel sofá abrazada a él, y no a Tom.
Nada más acabar la película, comenzó a besarme y me llevó hasta mi habitación, pero mientras mi subconsciente me hizo creer que era Harry y me deje llevar, pero cuando noté como sus manos se introducían por debajo de mi camiseta, abrí los ojos y lo vi a él.
 - Para, Tom. -dije apartándome.
 - ¿Por qué?
Me senté a su lado e intenté pensar con claridad. Era normal que él quisiera ir más allá, pero era mi primera vez y no le quería, no quería que él fuera el primero, o al menos no de momento.
 - Es mi... Es mi primera vez y quiero que sea algo especial. Lo siento...
 - Oh, no pasa nada...
Permanecimos en silencio durante mucho tiempo. Era un silencio incómodo y cargado de tensión, se notaba que ninguno de los dos sabía que decir, solo resonaba el ruido de una televisión a la que ninguno de los dos prestaba atención.
 - Bueno, creo que será mejor que me vaya. -dijo levantándose.
 - Llámame cuando puedas, ya sabes.
Se despidió con un beso frío y forzado y se fue.
Al poco rato de que Tom se fuera de casa, entraron Niall y Harry.
 - ¿Qué haces aquí? -me preguntó Niall sentándose en el sofá.
 - Nada importante, ¿y vosotros?
 - Hemos venido porque Harry quería cambiarse para ir a casa de unos amigos, ¿quieres venir?
 - ¿Los conozco?
 - Creo que no...
 - Entonces no, prefiero quedarme aquí, que vergüenza...
Rió.
 - Que tonta.
 Después de que ambos se fueran, busqué una película en el mueble y la primera a la que mi mirada se dirigió fue "Love Actually".
 - Estás por todas partes... -susurré.
La volví a colocar en su sitio y continué buscando, terminé eligiendo una que no tenía muy buena pinta y me volví a tumbar en el sofá. Lo único que quería era que fuera lo suficientemente aburrida para quedarme dormida, y así fue, en algún momento de la película debí quedarme dormida. Lo único que recuerdo era una pesadilla que no recuerdo con claridad, solamente veía que Harry se alejaba cada vez más de mí y yo podía hacer nada para que se quedara conmigo, y eso me llenaba de impotencia y de rabia.
 - Eh -noté que alguien me agitaba- Eh, ¿Gabriella? ¿Estás bien?
 - ¡Harry! -grité despertándome de golpe.
 - Eh, tranquila, estoy aquí. ¿Estás bien?
En un acto reflejo lo abracé y él me correspondió.
 - ¿Qué soñabas?
No le contesté, me limité a esconder mi cara en su pelo y a desear que el tiempo se parara en aquel mismo instante.

viernes, 13 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 20.

Nada más verlo me giré y volví a apoyarme en el balcón.
 - ¿Sabes que eso mata? -me preguntó.
 - ¿Me vas a decir ahora lo que tengo que hacer? -respondí.
 - Solo te informaba.
Noté como se apoyaba a mi lado y miraba al frente.
 - ¿Qué tal con Tom? -me preguntó.
 - Muy bien, ¿y tú con Eli?
 - Se ha enfadado, pero supongo que no me importa.
 - ¿No te importa? ¿No se supone que es tu novia? -pregunté.
 - Sí, supongo que es mi novia. -sonrió amargamente.
Los dos continuamos en silencio, hasta que su móvil comenzó a vibrar, lo sacó del bolsillo, lo miró y volvió a guardarlo.
 - ¿No vas a contestar? Si quieres te dejo solo para que hables.
 - No, no quiero contestar y tampoco quiero que te vayas.
 - Estamos en silencio, Harry, no notarías mi ausencia.
 - Llevo notándola un año, ¿qué te hace pensar que no la notaría en cinco minutos?
No supe que responder, así que opté por permanecer en callada. De vez en cuando, lo miraba de reojo, pero él seguía mirando al frente como con la mirada perdida.
 - Bueno, creo que me voy a ir a dormir -dije apartándome de la barandilla-. Mañana tengo que ir a la universidad, es la pres...
 - No te vayas, quédate un poco más.
 - Harry, no te entiendo, llevamos casi una hora en silencio. ¿Para qué quieres que me quede?
 - Porque aunque estemos en silencio, escucho tu respiración y cada vez que hay un poco de brisa, tu olor...
 - Harry, no sigas. Yo estoy bien con Tom y tú deberías arreglar tus problemas con Eli. Lo siento, pero me voy a dormir. Buenas noches.
Salí casi corriendo de aquel pequeño espacio y entré en la casa. Empezaba a preguntarme si quería volverme loca, cada vez que estaba con él más de cinco minutos a sola, me sentía confundida, perdida, sin saber que hacer ni que pensar.
A la mañana siguiente me despertó el sonido de mi móvil. Samantha me llamaba para ir juntas a la presentación de la universidad. Así que, me duché rápidamente, me vestí y fui corriendo a la cocina para coger una manzana y comerla por el camino.
 - ¿No desayunas? -me preguntó Louis.
 - No, tengo prisa, me he quedado dormida y Samantha empieza a desesperarse. ¿Qué tal con ella ayer? -noté como se sonrojaba-. Bueno, da igual, ya me lo contarás o ya me lo contará ella. ¡Adiós!
Salí de la cocina y choqué contra Harry, el cual iba solamente con el pantalón del pijama y se acomodaba el pelo.
 - Oh..., vaya..., digo, emmm, ¡buenos días!
Salí corriendo y nada más abrir la puerta me encontré con Sam apoyada en la pared.
 - ¡Pensé que no ibas a salir nunca!
 - ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no entraste? Louis estaba haciendo el desayuno.
 - Me daba vergüenza...
 - ¿Vergüenza? ¿Vergüenza por qué?
 - Da igual, vamos a llegar tarde. Lo sabes, ¿verdad?
 - Oh, es cierto.
Paramos un taxi y fuimos directas a la universidad.
Por suerte, cuando llegamos todavía no habían empezado, así que llegamos relativamente puntuales.
La mañana se nos hizo eterna, pero sobre las 12 del mediodía, ya se había acabado todo.
 - Oye, Gabs, ¿ese de ahí no es Tom?
Miré hacia donde me había indicado y sí, era él. Me acerqué a saludarlo y cuando me vio se sorprendió bastante, incluso noté que se ponía nervioso.
 - ¿Qué haces aquí? -me preguntó.
 - Estudio aquí. Ya te lo había dicho... -contesté.
 - Ah, sí, cierto... Bueno, me tengo que ir, ¿podemos quedar a la tarde?
 - Emmm..., sí, supongo...
 - Bueno, pues nos vemos.
Me besó en la frente y se fue.
 - ¿Qué ha sido eso? -me preguntó Sam.
 - Tú también lo has notado raro, ¿verdad?
 - Como si se avergonzara de verte...
 - No lo entiendo... Bueno, da igual, ¿me vas a contar ya lo que pasó con Louis?
 - No pasó nada especial..., solo que..., ahora somos oficialmente novios. Bueno, oficialmente no, ya sabes, me lo ha pedido y yo he dicho que sí.
No pude contener un gritito de alegría y abrazarla.
 - Oye, ¿vamos a tu casa? -me preguntó.
 - Ay, ¿no puedes vivir sin él ya? Que mona...
 - Cállate, idiota.
Las dos salimos y fuimos a mi casa. Ellos no estaban, supuse que habían ido a alguna entrevista, lo cual confirmé al ver la nota que habían dejado en la nevera: "Estas en una entrevista. Volveremos para comer TODOS. xx"
 - Vaya, hoy vienen a comer todos. ¿Te apetece quedarte? -le pregunté.
 - ¿Por qué me lo preguntas? Ya sabes la respuesta. -rió.
 - Creo de que deberíamos preparar algo para comer, ya sabes como son y como es Niall, especialmente... -bromeé.
 - ¿Por qué no nos llevan a un restaurante? Que poco caballerosos...
 - Eh, tienes razón, que nos lleven a un restaurante.
 - Entonces...¿Qué hacemos?
 - Ver la tele y esperar a que lleguen.
Nada más llegar y ver que no había nada de comida, no se opusieron a ir todos a un restaurante y repartiéndonos entre el coche de Louis y el de Harry, fuimos todos hasta las afueras de la ciudad.
 Me tocó sentarme entre Zayn y Niall, ya que Harry quería estar al lado de Louis y Louis al lado se Sam, y mientras discutían, yo me senté y ellos dos me rodearon. Hablé mucho con los dos, con Niall siempre me lo pasaba genial, pero pude hablar un poquito con Zayn y conocerlo mejor.
Cuando ya habíamos acabado de comer, mi móvil comenzó a sonar. Era Tom.
 - Un segundo, ahora vengo.
Salí del restaurante y contesté.
 - ¿Tom? ¿Qué pasa?
 - Nada, era para preguntarte como quedamos.
 - Ah, cierto, yo ahora mismo estoy en un restaurante a las afueras y no sé cuando llegaré a casa...
 - Puedo ir a por ti... Si me dices donde estás, claro.
Le di el nombre del restaurante y me dijo que iría a por mí en menos de una hora, así que entré a despedirme de todos.

jueves, 12 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 19.

Me hice a un lado y dejé que se sentara a mi lado.
 - A ver, ¿qué pasó? -le pregunté.
 - Ayer, después de irnos me acompañó hasta mi casa y bueno, ya sabes, íbamos en el coche..., y bueno, yo me iba a bajar, pero él me agarró del brazo...
 - ¿Y te besó? Ay, ay, ay, ay, ¿te besó?
 - Shhh. Y bueno, me dijo: "¿Por qué no te quedas aquí conmigo un poco?" y claro, yo le dije: "No hay nadie en mi casa, mis padres están de vacaciones y puedes subir" y bueno, buscó donde aparcar y ya sabes, subimos a mi casa y bueno, estuvimos hablando un buen rato. Es perfecto, de verdad, no te puedes ni imaginar todas las cosas que tenemos en común y bueno, salió el tema de Harry y tú, y hasta en eso coincidimos.
 - ¿Coincidisteis? ¿En qué? ¿Por qué habláis de mí y de Harry?
 - Ah, no, nada, los dos coincidimos en que estáis perdiendo el tiempo con tonterías. Volviendo al tema, después de hablar y hablar durante casi dos horas, yo estaba a punto de quedarme dormida y entonces él insistió en que era mejor que se fuera y yo me fuera a dormir, y bueno, intenté convencerlo, pero no me hizo caso y se fue, pero...
 En ese momento, Eli entró en mi habitación y la interrumpió. Odiaba por momentos más y más a aquella chica.
 - Gabriella, ¿donde están los chicos?
 - ¿No te ha avisado Harry? Se han tenido que ir a una reunión.
 - ¿A una reunión? Siempre igual, se supone que debería estar aquí, me voy en menos de dos horas.
¿Harry la había dejado plantada? Miré de reojo a Sam y noté como intentaba aguantarse la risa. Algo me decía que ella estaba enterada de algo de eso.
 - Si quieres puedo acompañarte al aeropuerto. -me ofrecí.
 - No, da igual, voy a hacer la maleta.
 - Como quieras.
Salió de la habitación y dirigí mi mirada a Samantha, sabía que ella sabía algo, pero también sabía que no me lo iba a contar sin insistir.
 - Bueno, como iba diciendo, antes de salir en la despedida, ya sabes, pues que..., yo no estaba segura de besarlo ya el primer día, no lo conozco de nada y sabes que me cuesta hacer esas cosas, y mucho menos después de la última experiencia...
 - Pero, ¿entonces no pasó nada?
 - Sí que pasó, claro que pasó, fue el mejor beso de mi vida, ¡es perfecto! Nunca nadie me había besado y me había hecho sentir especial...
No pude evitar tirarme encima de ella y abrazarla, me alegraba por ella y por Louis también, pero mucho más por ella, se merecía que alguien la tratara como solo Louis sabía hacerlo.
 - Me alegro mucho, pequeña. Y ahora, ¿por qué te reías cuando vino Eli?
 - Porque quizás Louis y yo tenemos algo que ver en esa reunión...
 - No puede ser... ¿qué habéis hecho?
Por una parte no podía evitar alegrarme de que se aliaran para arruinarle la relación a Harry, pero sabía que eso haría que Harry se volviera a acercarse a mí y no quería que eso pasara, quizás sí, pero no quería hacerle daño a Tom.
 - Pues nada, Louis se inventó una reunión y avisó a los chicos para que fuera más real, y bueno, arrastró a Harry con ellos y...
 - Pobre Eli...
 - ¿Por qué?
 - Porque se tiene que sentir fatal... Voy a ver si necesita algo.
 - ¿En serio? Oh, por favor, ¿dónde ha quedado tu "yo" cruel? Me caías mejor antes... -bromeó.
 - Ven, anda.
Las dos fuimos a la habitación de Harry y allí ya no había nadie, Eli ya se había ido.
 - ¿Y ahora?
 - Pues ahora dejará a Harry y tú tendrás vía libre.
 - Pero que yo no quiero vía libre, yo quiero que cada uno tengamos nuestra vida. No quiero estar con él.
 - De verdad, cuando te pones cabezota no hay quien te aguante. Bueno, he de irme, Louis me va a llevar a cenar hoy a la noche y bueno, ya sabes, te quedas sola con Harry.
Me guiñó un ojo y antes de que pudiera reaccionar se despidió y salió corriendo del piso.
 - Oh, genial...
Estaba a punto de empezar a anochecer y mis tripas empezaban a dar guerra, así que me metí en la cocina y comencé a preparme una ensalada. Antes de acabar, escuché un fuerte ruido proviniente de la puerta y al segundo, como sonaba el timbre. Me acerqué, miré por la ventana y pude ver como Niall, Harry, Zayn, Louis y Liam estaban al otro lado.
 - ¿Hola? -dije al abrir.
 - Que poca efusividad... -dijo Niall.
En ese momento noté como me levantaba en el aire y éntrabamos los 6 en casa.
Hacía mucho tiempo que no los veía, desde que había llegado nunca coindíamos cuando ellos venían a casa o iban a la casa de otro y yo no.
 - Venimos a jugar a la play. -me comentó Harry.
 - Ah, vale. Yo ceno y me voy a dormir.
El único que no jugó fue Louis, que se fue directo a su habitación a cambiarse para Sam. Yo cené, observé como discutían entre ellos de broma y me fui a mi habitación.
Estuve bastante tiempo dando vueltas en la cama sin sueño, últimamente me pasaba el día durmiendo y era normal que no tuviera sueño. Me levanté y me asomé a la ventana, era la primera vez que lo hacía desde que estaba allí y las vistas eran realmente impresionantes, pero apostaba a que por la otra fachada lo serían mucho más, así que esperé a dejar de escuchar ruido y salí al salón para ir al balcón que daba a la otra fachada. Efectivamente, no me equivocaba, desde allí se podía ver gran parte de Londres, era precioso de noche.
Encendí un pitillo y me apoyé en la barandilla del balcón, pero justo cuando empezaba a relajarme, escuché como la puerta se abría, me giré y allí estaba Harry.





PD: Mañana no sé si subiré capítulo puesto que es mi 18 cumpleaños (SOY MAYOR DE EDAD UEDISKFJHEIDSKFJUIEDS JAJAJA) y bueno, eso que si tengo tiempo intentaré escribir un poquito. Un besitooooo ♥

miércoles, 11 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 18.

La hora de la cena se acercaba y la casa estaba llena de tensión, Harry y Eli se habían encerrado en su habitación, y Tom y yo estábamos en el sofá del salón viendo la televisión. Louis, por su parte, llevaba prácticamente toda la tarde en su habitación revolviendo el armario.
 - ¿Qué tal así? -nos preguntó a Tom y a mí.
 - Lou, ¿para que me preguntas cada media hora? Estás perfecto así, como antes, como antes de antes...
Tom me dio un codazo y me susurró:
 - No sigas, a ver si voy a tener que celarme.
 - No seas tonto...
Le di un beso corto, que él fue alargando poco a poco, hasta que se escuchó el timbre.
 - No os mováis, ya abro yo. -dijo Louis.
 - Sí, corre, ve a abrirle a Samantha. -bromeé.
Así fue, nada más abrir la puerta, se escuchó la voz de mi amiga saludando a Louis.
 - Ahora vengo. -le dije a Tom.
Me levanté y corrí a abrazarla, hacía casi una semana que no la veía entra idas y venidas.
 - ¡Saaaaaaaaaam!
 - Me echabas de menos, ¿eh?
 - Mira, ven, quiero presentarte a alguien.
La arrastré hasta el salón y le señalé a Tom.
 - Mira, él es Tom, Tom, ella es Samantha, mi mejor amiga.
Los dos se saludaron y, al poco rato, Eli y Styles salieron de su cuarto para sentarnos todos a la mesa.
La cena, la había preparado Eli, era comida italiana y bueno, Harry también había ayudado algo.
Fue una cena cargada de tensión, Harry no podía dejar de decir comentarios inoportunos y de mirar a Tom, pero yo intentaba disimularlo todo hablando con Samantha y Louis, los cuales parecían congeniar cada vez mejor.
 - ¿Quieres que te acompañe a casa? -se ofreció Louis al terminar de cenar.
 - No estaría mal...
Los dos se levantaron, pero antes de salir Sam se giró y me hizo un gesto indicándome que me llamaría cuando llegara a casa.
 - Bueno, creo que es hora de que me vaya yo también... ¿me acompañas a la puerta? -dijo Tom levantándose.
 - No creo que te pierdas yendo tú solo... -susurró Harry.
Le dediqué una mirada asesina, y seguí a Tom hasta la puerta.
 - Me ha encantado pasar el día contigo... Cuando quieras repetimos.
Se inclinó y posó sus labios sobre los míos y yo profundicé el beso.
 - Nos vemos. -dijo esparándose.
 - Pronto. -contesté.
Vi como se alejaba y entré de nuevo en casa. Ya no había nadie en el salón, supuse que Harry y Eli se habían ido a su habitación, así que comencé a recoger todas las cosas que había sobre la mesa.
 - ¿Quieres que te ayude? -era Harry.
 - Puedo yo sola.
Continué llevando cosas a la cocina mientras el se apoyaba en la pared que separaba una habitación de la otra.
 - ¿Quieres algo, Harry? -le pregunté al terminar.
 - ¿Tom? -me respondió él.
 - ¿Eli?
 - Es mi novia.
 - ¿Y qué pasa? ¿No tengo derecho a tener novio yo o qué?
 Se quedó en silencio y yo me senté en el sofá y encendí la televisión, pero al poco tiempo noté como el sofá se hundía a mi lado y supuse que era él.
 - Gracias. -musitó.
 - ¿Por qué?
 - Por haberte preocupado cuando desaparecí y por ayudar a Louis a buscarme.
 - De nada, supongo...
Nos quedamos un rato más en silencio hasta que el sueño me venció.
A la mañana siguiente me desperté en mi cama, al principio no recordaba como había llegado hasta allí, pero finalmente, recordé que al poco de quedarme dormida, Harry me había llevado hasta allí y me había arropado. Un gran sonrisa apareció en mi cama al recordarlo, pero aumento al ver como la puerta se abría y aparecía él.
 - Buenos días, dormilona. ¿Vienes ha desayunar? Louis ha invitado a Samantha, otra vez.
 - Buenos días -sonreí-. Ahora salgo.
Cerró la puerta y yo me levanté para cambiarme de ropa y salir a desayunar con todos.
 - ¡Buenos días! -gritó Sam al verme- Ayer no me contestaste cuando te llamé.
 - Ya, digamos que me quedé dormida... -miré de reojo a Harry y vi como se le dibujaba una bonita sonrisa al escucharme.
Nos sentamos todos a comer, todos menos Eli, que al parecer se encontraba mal y no le apetecía desayunar.
 - ¿Cuando se va Eli? -preguntó Louis.
 - Hoy a la noche, o eso me había dicho -respondió él-. Bueno, voy a ver que tal está.
Se levantó de la mesa y entró en su habitación, y yo que notaba que sobraba en aquella mesa, hice lo propio y fui a mi habitación también.
No tardó mucho en volver a abrirse y tras ella aparecer la esbelta figura de mi amiga.
 - ¿Ha pasado algo, Sam?
 - Tenían una reunión y han tenido que salir. ¿No me vas a preguntar nada?
 - ¿Preguntarte qué? -bromeé.
 - Oh, échate a un lado, tengo que contártelo todo.

martes, 10 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 17.

NARRA GABRIELLA.

Después de comer aquella deliciosa pizza, estuvimos un largo rato en el sofá mirando la televisión.
 - Bueno, creo que será mejor que me vaya. Hoy tengo cena en casa.
 - ¿Ya? ¿Tan pronto? ¿Quieres que te lleve?
 - ¿Que me lleves? ¿Tienes coche?
 - Claro que tengo coche, ¿qué pensabas? -rió.
 - Pues podías llevarme...
Después de tener que levantarlo a la fuerza y de arrastrarlo hasta la puerta, accedió a llevarme a casa.
 - Bueno, hasta aquí llega mi camino.
 - ¿Quieres entrar? -le pregunté.
Estaba segura de que si entraba con Tom, podría esquivar más fácilmente a Harry.
 - ¿Quieres que entre? Espera, tengo que buscar donde aparcar.
 - Puedes aparcar delante de la casa, tiene dos aparcamientos y solo está ocupado uno por el coche de Louis.
Fuimos hasta delante de la casa, aparcó y los dos bajamos del coche, y él lo rodeó para ponerse a mi lado.
Entramos juntos, él pasándome un brazo por la espalda.
 - ¿Hola? -dije.
 - Creo que no hay nadie... -me susurró él.
Rodeé su cuello con los brazos y lo atraje hacia mí y lo besé.
 - ¿Hola? -escuché que decían a mis espaldas.
En seguida reconocí esa voz, es inconfundible voz. Harry.
Me separé rápidamente de Tom y me giré para verlo. Allí estaba, tan perfecto como siempre, pero esta vez su mirada era confusa, como si estuviera perdido.
 - Hola, Harry. -dije.
 - Hola. -contestó.
Iba a preguntarle donde estaba Louis, pero justo antes que pudiera pronunciar cualquier cosa, una rubia salió del salón y rodeó su cuello. En seguida la reconocí, era Eli, parecía una barbie oxigenada... Pero era guapa, era muy guapa..., rubia, ojos azules, alta, delgada...
 - Ella es Gabriella. -dijo Harry quitándosela de encima.
 - Encantada.
Se acercó a mí y me dio dos besos. En un primer momento, no super que decir, ni que pensar, pero escuché como Tom carraspeaba e hice lo propio.
 - Él es Tom.
Me hice a un lado y dejé que Harry lo saludara.
 - Yo soy Harry. -dijo estrechándole la mano.
 - Encantado.
Le dio dos besos a Eli y volvió a colocarse a mi lado.
 - Bueno, creo que es hora de que me vaya...¿no?
 - Como quieras, puedes quedarte a cenar.
Harry y Eli, entraron en la cocina, pero pude ver como Harry, apoyado en la pared, no dejaba de mirarnos y de escucha todo lo que decíamos.
 - ¿A cenar? No quiero molestar...
 - Sabes que no molestas, tonto.
 - ¿Quieres que me quede? -me preguntó acercándose.
 - Solo si quieres quedarte.
 -  ¿Y si no me quiero quedar?
 - Puedo convencerte...
Entrelacé mis manos por detrás de su cuello y él, rodeó con las suyas mi cintura.
Sabía perfectamente lo que hacía, quería que Harry me viera con él y que los celos lo mataran.
Me acerqué lentamente a Tom y posé mis labios sobre los suyos, pero un fuerte ruido de la cocina hizo que nos separáramos.

NARRA HARRY

Mientras Eli se duchaba, yo no podía dejar de pensar en Gabriella, en su voz, en su mirada..., no podía sacarme de la cabeza aquel momento en la despensa... Estaba tan centrado en mis pensamientos que me pareció escuchar su voz, en seguida lo descarté, seguramente había sido fruto de mi imaginación. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para ir en busca de un poco de agua, pero para mi sorpresa, nada más salir al pasillo, pude verla besando a un chico.
Verla así, tan cerca de otro chico, me incitó a interrumpirlos.
Nada más verme, juraría que su mirada se iluminó por un momento, pero en seguida volvió a ser fría y distante cuando Eli apareció.
Ella me presentó a Tom y yo le presenté a Eli, y seguidamente, Eli y yo fuimos a la cocina para dejarlos solos. No pude evitar apoyarme en la pared, al lado de la puerta para tener total visivilidad de lo que hacía, pero en el momento en el que vi como la besaba, no pude evitar tirar el vaso que tenía en las manos para que se separaran.
 - ¿Cariño? ¿Te encuentras bien? -escuché a Eli.
 - Sí, se me ha resbalado.
Miré a Gabriella decepcionado y recogí los pedazos de aquel vaso, pero no era lo único que se había roto en aquella casa.

lunes, 9 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 16.

No tardamos mucho en llegar a casa de Tom, estaba relativamente cerca de donde nos encontrábamos.
Era una casa pequeña, sin lujos y muy sencilla.
 - No se parece en nada a la tuya, lo sé. -rió.
 - Es muy bonita.
 - ¿Me ayudas a preparar la masa?
 - Vamos. -sonreí.
Tardamos más de lo normal en preparar la masa, ya que empezamos a jugar tirándonos harina y acabamos los dos manchados.
 - Te queda muy bien el blanco. -le dije.
 - Sí, pero no soy yo el que tiene que ir solo hasta su casa lleno de harina...
 - ¿No me vas a acompañar? Que poco caballeroso...
 - Ah..., ¿quieres que te acompañe?
A medida que íbamos hablando, nos íbamos acercando hasta quedar casi sin espacio entre nosotros. Se notaba que él moría por besarme y yo por besarlo a él.
 - ¿Y bien? ¿Quieres que te acompañe?
 - Mmmm...no estaría mal...
Las distancias eran cada vez más cortas y finalmente, llegó el beso que ambos esperábamos, pero mi teléfono lo interrumpió. Dejé que sonara una primera vez, pero a la segunda me vi obligada a contestar. Era Louis.
 - ¿Louis? ¿Ha pasado algo?
 - Era solo para avisarte de que Harry ha vuelto a casa..., con su novia.
 - Ah, ¿con su novia? Vaya, que bien, ¿no?
 - Si quieres decirle a Sam que no venga, lo entiendo, no creo que sea muy cómodo cenar to-
 - No, tranquilo, no pasa nada.
 - Entonces, ¿sigue en pie que venga Sam?
 - Sí, Lou, llevaré a Sam y ahora, si no te importa estoy un poquito ocupada.
 - Oh, vaya, pues nos vemos a la noche.
 - Chao, Lou.
Me giré y noté como los brazos de Tom rodeaban mi cintura.
 - ¿Por dónde íbamos? -le pregunté con una sonrisa pícara.
 - Puede que por aquí -me besó-, o por aquí -me volvió a besar-, o quizás por aquí...¿te suena algo?
 - Mmmmm...creo que era por aquí -volví a besarlo.
 - Creo que la masa ya está lista -dijo apartándose.
Comenzó a estirar la masa mientras ya lo observaba y después, sacó los ingredientes.
 - ¿No piensas ayudarme?
 - ¿Tengo que ayudarte? Pensé que me ibas a hacer tú la comida...
 - ¿No tienes miedo de que quiere envenenarte?
 - No creo que fueras capaz... ¿Dónde está el baño? Tengo que quitarme unas cuantas capas de harina...
 - Al fondo del pasillo a la derecha, no te metas en a la izquierda que es mi habitación y no querrás salir -dijo guiñándome un ojo.
Le saqué la lengua a modo de respuesta, y me dirigí al baño para sacarme toda la harina de encima.
 - ¿Te has perdido? -escuché que gritaba desde la cocina.
 - No, ya salgo ahora.
Salí y vi una gran pizza encima de la mesa.
 - Por fin, pensé que tenía que empezar sin ti...
 - Que poco caballeroso eres...

NARRA HARRY

Después de ver como Gabriella era reacia a que me acercara a ella, decidí ir a Italia, ver a Eli y quitarme todas las ideas que se me pasaban por la cabeza. Era imposible, no podía tener nada con Gabriella. Ella no quería, su tío no querí y yo..., yo no estaba seguro de que pudiera funcionar.
Pasé 2 días con Eli en Italia, pero por compromisos del trabajo tenía que volver a Reino Unido y como le habia prometido que pasaríamos más tiempo juntos, le pregunté si le apetecía acompañarme un par de días y su respuesta fue sí.
 - ¿Hola? ¿Hay alguien? -pregunté nada más llegar a casa.
No escuché respuesta por parte de nadie. Eso indicaba que ni Gabriella, ni Louis, estaban en casa.
 - Ven, pasa, no hay nadie.
La ayude a instalarse en mi habitación y a deshacer la maleta, y después los dos nos recostamos en mi cama para descansar un poco. Ella en seguida se quedó dormida, pero yo no era capaz de cerrar los ojos, no podía dejar de pensar que la que tenía que estar a mi lado era Gabriella y no Eli.
Al poco rato, de quedarse Eli dormida, escuché como se abría la puerta de la calle y me levanté sin desperla, con la esperanza de volver a ver a Gabriella. Aquellos dos días, se  me habían hecho eternos.
 - Ah, hola, Louis...
 - ¿Hola Louis? Gracias por avisar de que te ibas.
 - Oh, ¿estás enfadado? Ven aquí anda.
Me tiré encima de él y comencé a besuquearlo.
 - ¿Qué haces aquí? -me preguntó apartándome.
 - He venido con Eli, está en la habitación durmiendo.
 - ¿Con Eli? Pero, no te entiendo... Gabriella estuvo ayudándome a buscarte por todo Londres el día que te fuiste sin avisar, y cuando se enteró de que estabas con Eli, su expresión cambió por completo, Harry.
- ¿Qué? -pregunté sorprendido.
Nuestra conversación se vio interrumpida por Eli, que al parecer acababa de despertarse y salió al salón.
 - ¿Qué hacéis? Hola, Lou, ¡cuanto tiempo! -dijo abrazándolo.
 - Sí, mucho, ¿qué tal todo?
 - Pues muy bien todo, ¿y tú?
 - Yo bien también. Bueno, os dejo solos que tengo que prepararme. Por cierto, Harry, hoy viene Sam a cenar.
 - ¿Y Gabriella?
 - También.
 - ¿Dónde está? -pregunté.
 - Fue a comer con un tal Tom.
¿Con Tom? ¿Otra vez?

domingo, 8 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 15.

- Louis, ¿dónde está? -repetí.
Lo único que obtuve por su parte fue una mirada preocupada.
 - Ven, vamos a dar un paseo. Los dos tenemos que tomar el aire.
Realmente, él estaba más perjudicado que yo, pero acepté y comenzamos a caminar por la oscuridad de las calles.
 - ¿Me vas a decir donde está?
 - ¿Estás segura de que quieres saberlo?
 - Sí, ¿por qué no?
 - Está en Italia.
Mi cara en ese momento, debía ser una mezcla entre confusión, sorpresa...¿En Italia? ¿Qué hacía en Italia?
 - ¿Te ha hablado de Eli?
En ese momento caí, su novia era italiana... Me sentía bastante estúpida, había llegado a pensar que Harry se había puesto mal por la llamada de Tom, pero era imposible, él podía tener a cualquier chica y yo no era especial, ya me lo había demostrado varias veces.
 - Sí, su novia.
 - Ha ido a verla, dice que necesitaba pasar tiempo con ella y...
 - ¿Nos vamos a casa? Por favor.
 - Sí, claro. Vamos.
Los dos caminamos en silencio hasta casa, Louis no quería coger el coche, era normal y tampoco estábamos muy lejos.
 - Voy a dormir. Buenas noches, Lou. -dije nada más entrar.
 - Eh, espera.
Noté como me agarraba de la mano y hacía que me detuviera.
 - ¿Estás bien? Digo, desde que te dije que Harry estaba en Italia...
 - Sí, no tiene por qué molestarme.
Sonreí forzadamente, le di un beso en la mejilla y entré en mi habitación.
Claro que me importaba, había conseguido olvidarme de él, pero al volver a Londres y verlo todos los días, era imposible sacarlo de mi cabeza, estaba presente en todos y cada uno de mis pensamientos, y lo único que él hacía era confundirme. No entendía nada, no entendía por qué intentaba acercarse a mí, no entendía porque me miraba como lo hacía...
 - Gabs, ¿puedo pasar?
 - Sí, pasa.
La puerta se abrió y Louis entró.
 - ¿Te puedo dar un consejo?
 - Sí, claro. Dime.
 - Llama a Tom, es lo mejor.
Me sonrió, le devolví la sonrisa y salió de nuevo.
Tenía razón, debía llamar a Tom y pedirle perdón, algo me decía que él era el único que podía ayudarme a sacar a Harry de mi cabeza. Pero decidí llamarlo por la mañana, ahora era tarde y no quería despertarlo después de haberlo dejado plantado.
Aquella noche, me costó poco dormirme, pero sería mejor que no lo hubiera hecho, no dejaba de tener pesadillas, pesadillas sin ningún tipo de sentido, pero pesadillas al fin y al cabo.
  - Buenos días, ¿te encuentras bien? Tienes mala cara. -me dijo Louis nada más entrar en la cocina.
 -  No he tenido una buena noche...¿Qué vas a hacer hoy?
 - Iré a casa de Zayn, supongo, no tengo nada que hacer... ¿y tú?
 - Tengo que ir a la universidad a arreglar unos papeles y después veré a Sam.
 - ¿Cuando empiezas?
 - En un par de semanas.
 - Oye, ¿por qué no le dices a Sam si quiere venir a cenar? O a comer, lo que prefiera.
Lo miré interrogante, no entendía a que venía aquello así de repente.
 - Lo digo porque, no sé, no está Harry y...
 - ¿Te gusta Sam?
 - No, o sea, parece simpática...
Me reí, recogí mi taza y me dispuse a salir de la cocina, pero antes de salir me giré y le dije:
 - No tiene novio, le pareces muy guapo y tranquilo, esta noche vendrá a cenar.
Le guiñé un ojo, él me dedicó una sonrisa vergonzosa y yo me fui a mi habitación para llamar a Sam.
 - ¿Sam? ¿Te apetece venir a cenar hoy? O a comer, como quieras.
 - ¿Hola? ¿A qué viene esto?
 - No sé, es por si te apetecía... Además, Louis me ha hablado de ti.
 - ¿Qué te ha dicho?
 - Aaaah..., si quieres saberlo tienes que venir. ¡Adiós!
Colgué dejándola con la intriga y me dispuse a recoger mi habitación. Cuando acabé de recoger todo, cogí un libro y me tiré en la cama a leer, pero no podía dejar de pensar en el hecho de Harry estaba en Italia... Había ido hasta allí solo para ver a su novia y...
 - Gabs, un tal Tom pregunta por ti en la puerta. ¿Qué hago? -Louis me había sacado de mis pensamientos.
 - ¿Tom? Espera, ahora salgo.
 - ¿Le digo que pase?
 - Como quieras.
Me cambié de ropa corriendo, fui al baño, me arreglé un poco el pelo y salí a verlo.
 - ¿Tom? ¿Qué haces aquí?
 - Hola, venía a preguntarte si te apetecía salir a comer conmigo.
 - Sí, claro... Espera, voy a avisar a Louis. Ahora vengo.
Louis se había ido a su habitación para dejarnos solos y allí fui a avisarlo.
 - Lou, ¿te importa si voy a comer con Tom?
 - No, me iba a ir ahora con Niall a comprar unas cosas. Comeré con él.
 - Vale, pues nos vemos a la noche.
Tom y yo, paseamos hasta la hora de comer por todo Londres, era un chico muy simpático y muy guapo, era divertido y lo mejor de todo, no sabía nada de mí, simplemente se acercaba a mí porque me quería conocerme.
 - ¿Donde te apetece comer? -me preguntó.
 - Me da igual, me apetece pizza.
 - No es por presumir, pero hago la mejor pizza de todo Londres.
 - ¿Me estás invitando a comer pizza en tu casa?
 - Solo si no tienes miedo de ir a mi casa, conmigo a solas y confías en que no te quiera envenenar...
 - Suena tentador...
 - ¿Eso es un sí?
 - Eso es un: ¿Dónde vives?

viernes, 6 de abril de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 14.

En aquel momento empezó a sonar mi teléfono.
 - ¿No vas a contestar? -me preguntó Harry.
 - Ah..., sí, claro. ¿Tom?
 - ¿Quién es Tom?
 - Hola, Tom. ¿Pasa algo?
 - No, era solo que quería verte. ¿Puedes esta noche?
Mire a Harry, no podía dejarme llevar por aquellos sentimientos, no podía olvidarme de lo que me había hecho.
 - Sí, está bien. ¿A que hora?
 - Después de las 8.
 - Perfecto entonces.
Colgué y dejé el móvil sobre la cama.
 - ¿Quieres algo más, Harry?
Él me miró perplejo y se levantó.
 - Emmm..., no..., yo..., yo ya me iba. ¿Has quedado?
 - Sí, con Tom.
 - Bueno, entonces no te molesto más...
Salió de la habitación sin apenas hacer ruído al cerrar la puerta, dejándome sola y en silencio.
Realmente no entendía muy bien que pasaba por mi cabeza en aquellos momentos, él intentaba ser amable conmigo y yo, yo no podía olvidar todo lo que había pasado.
Encendí mi iPod, necesitaba escuchar música y desconectar por un momento del mundo, pero debí quedarme dormida en algún momento.
 - ¿Gabriella?
Escuché como alguien abría la puerta y se sentaba en mi cama, como no dejaba de repetir mi nombre y me movía. Era Louis.
 - Hey, ¿sabes donde está Harry? -me preguntó apartándome el pelo de la cara.
 - ¿Louis? ¿Qué? ¿Harry?
Se rió.
 - Que si sabes donde está Harry, acabo de llegar de comprar unas cosas y no está.
 - No, no tengo ni idea...
 - Bueno, supongo que vendrá ahora, no te preocupes. ¿Vas a salir esta noche?
 - Sí, he quedado con Tom.
 - ¿Tom? ¿Quién es Tom?
 - ¿No te había hablado de él? Es el chico con el que quedé el otro día...
 - ¿Tienes novio? -me preguntó sorprendido.
 - No, claro que no, solo somos...amigos o conocidos.
 - Ya..., claro... Bueno, te dejo que te prepares entonces.
Salió de mi habitación y yo me dirigí al baño, necesitaba darme una ducha.
Nada más salir, me puse un albornoz sobre la ropa interior y fui en busca de Louis para saber si Harry había dado señales de vida.
 Entré en su habitación y me hizo un gesto para que esperara. Estaba hablando por teléfono.
 - ¿Tampoco contigo? Estoy empezando a preocuparme...Vale, cuando sepa algo te aviso. Chao.
 - ¿Todavía no sabes nada de él? -pregunté.
 - No, tiene el móvil apagado y no está con ninguno de los chicos.
 - ¿Tienes idea de donde puede estar?
 - Conozco un par de lugares a los que va cuando quiere desaparecer, pero no estoy seguro de que lo pueda encontrar allí.
 - Voy a vestirme, ahora mismo te acompaño.
Salí sin dejar que contestara de la habitación y me fui directamente a mi armario. Cogí lo primero que encontré, un jersey y unos vaqueros y salí de nuevo en busca de Louis.
 - ¿Y tu cita?
 - Puede esperar.
 Louis me sonrió y cogió las llaves de su coche. Yo cogí mi móvil y comencé a escribir un mensaje: "Tom, lo siento pero hoy no puedo quedar contigo..., otro día, ¿vale? xx"
Seguí caminando detrás de Louis hasta llegar al coche, y una vez montados, de camino al primer sitio, noté como Louis me miraba.
 - ¿Qué pasa? -le pregunté curiosa.
 - Me hace gracia tu cara de preocupación... ¿No odiabas a Harry?
 - ¿Qué? No estoy preocupada, simplemente tengo curiosidad...
 - Sí, claro... Mira, este es el primer sitio -dijo aparcando.
 Recorrimos todos y cada uno de los lugares donde podía estar, pero no aparecía, no había ni rastro de él y nadie lo había visto.
 - ¿Te apetece cenar? -me preguntó Lou.
 - Sí, tengo hambre.
 - Ven, conozco un sitio por aquí pequeñito.
Caminamos en silencio hasta el sitio del que hablaba y una vez allí dentro, el camarero se acercó y tras intercambiar un par de palabras con Louis, nos guió hasta el fondo del local.
 - ¿No estás preocupado? -le pregunté mientras me sentaba.
 - Sí, pero ya aparecerá. No es la primera vez que lo hace.
En seguida cambió de tema y empezó a hablarme de sus cosas y de todo en general, y cada vez que yo intentaba volver a sacar el tema de Harry, él lo esquivaba.
 - Louis.
 - Dime.
 - Te está sonando el móvil.
Los dos empezamos a reírnos sonoramente. Ya llevábamos un par de copas de más encima.
 - Uy, es Harry... -dijo- ¿Hola?...Ah, ¿y qué haces ahí?...¿Yo? Con Gabs...¿Borracho? Nooooooooooooooo...Vale, adiooos.
 - ¿Dónde está? -pregunté.