martes, 19 de junio de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 41.


 - ¿Niall? -me giré.
 - Shhh, no grites.
Llevaba tanto tiempo sin verlo que no pude reprimir las ganas de abrazarlo.
 - No has venido a verme. -me reclamó.
 - Y tú a mí tampoco...
Nos dimos cuenta de aquel no era el mejor sitio para ponernos al día de todo lo que había pasado y nos dirigimos a alguna cafetería donde pudiéramos estar tranquilos.
 - ¿Qué vas a tomar? -me preguntó.
 - Un café caliente estaría bien.
Se levantó a pedir en la barra y volvió con dos tazas de café.
 - ¿Y qué tal te ha ido por allá? -pregunté.
 - Bien, hay muchas chicas guapas, las fans se vuelcan muchísimo con nosotros, pero no sé... No es lo mismo que estar en casa, hecho mucho de menos todo esto, os echo de menos a todos vosotros...
 - Pero, ¿cuando volvéis definitivamente?
 - No lo sé, me gustaría saberlo... Pero no lo sé, se supone que podremos volver cada vez que tengamos descansos en la gira para ver a la familia. Pero bueno, ¿y tú? ¿qué tal por aquí?
 - Yo..., pues no sé, como siempre. Estudiando y esas cosas.
De repente su móvil comenzó a sonar, miró la pantalla y se puso nervioso.
 - ¿Sí?... Sí...,vale...
 - ¿Qué pasa? -pregunté.
 - No, nada, voy al baño. Ahora vengo.
Se levantó y me dejó sola en aquella mesa, pero en seguida comprendí el por qué de su comportamiento. Había sido una encerrona. Una cabellera rizada se asomaba por la puerta y sí, era Harry.
 - ¿Qué haces aquí? -pregunté lo más calmada posible.
 - De algún modo tengo que conseguir que me escuches.
 - Creo que ya sé todo lo que necesito saber. Recuerdo que me dijiste: "No creo en las relaciones a distancia."
 - Lo sé y fui un idiota por decírtelo, pero déjame que te lo explique todo. No es tan fácil, ni tan simple como eso.
 - Tienes exactamente el tiempo que tarde en acabarme este café. -dije señalando la taza.
 - No, déjame explicártelo esta noche. Ahora tengo una entrevista.
 - No, Harry, no voy a dejar que me lo expliques esta noche, no voy a dejar que aparezcas con tu sonrisa de siempre y lo arregles todo con un "perdón" y un "te quiero". No son tan fáciles las cosas.
Me levanté sin dejar que contestara y salí de aquel local.
Aquel juego se estaba haciendo realmente difícil para mí, fingir que no me importaba lo más mínimo y que no me moría por perdonarlo y volver a probar aquellos labios, era realmente un calvario. Pero no podía dejárselo tan fácil, conocí a Harry y tenía que probar que realmente quería que lo perdonara.
La siguiente parte del plan sería dejarle completamente claro a Matt que lo único que quería de él era una amistad, no quería nada más y esperaba que lo comprendiera.
Marqué su número y esperé, 1, 2, 3 tonos...
 - ¿Gabs?
 - Matt, ¿podemos quedar?
 - Sí, claro. ¿Estás en casa?
 - No, estoy al lado de la tuya. ¿Voy para ahí y me esperas en la puerta?
 - Sí, perfecto.
Me encaminé hacia su portal y cuando estaba llegando pude ver como salía y se apoyaba en la puerta.
 - ¿Esperas a alguien? -pregunté.
 - Sí, pero creo que me ha dejado tirado...
 - Tonto. ¿A dónde quieres ir?
 - No sé, está a punto de ponerse a llover. ¿Quieres entrar?
Por un momento dudé, que me llevara a su territorio haría más difícil mi escapatoria, pero por otra parte, miré al cielo y comprobé que tenía razón, de un momento a otro comenzaría  llover.
Se hizo a un lado y me dejó pasar.
Había ido hasta allí muchas veces, pero nunca me había dejado pasar, era una casa acogedora, pequeña y decorada de una forma que a simple vista parecía muy especial.
 - ¿Te gusta? -susurró a mis espaldas.
 - Es preciosa. -contesté embelesada.
 - Me llevó varios años de ahorros conseguir que quedara así. Está decorada como siempre soñé que fuera mi casa.
Punto a favor de Matt, era la persona más humilde y cuidadosa que había conocido en años.
No sé por qué motivo, pero los dos acabamos en el sofá muertos de risa cada uno con un mando de la Play.
 - Estás haciendo trampas. -dijo extremadamente cerca.
 - ¿No sabes perder? -pregunté a la misma distancia.
 - No me gusta darme por perdido.
 - No deberías hacerlo...


Es cutre, lo sé ><.
Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesitos :)

PD: Gracias por las más de 100.000 visitas, sois amor :')

domingo, 17 de junio de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 40.


- Sí, puedes Harry, te recuerdo que fuiste tú el que lo mandó todo a la mierda antes de irte.
Me separé de él y fui a colocar los hielos en la cocina.
Volví al salón y él seguía allí parado sin haber movido un solo músculo, pero al verme en la puerta de la cocina, cogió la bolsa con la ropa de Sam y se encaminó hacia la puerta sin decir nada.
 - Lo siento. -dijo antes de cerrar la puerta.
Me quedé parada apoyada en la puerta sin saber qué hacer, ¿por qué había vuelto? ¿Por qué me había dicho aquello? No sabía si dejar a un lado todo lo que había pasado y salir corriendo detrás de él, o hacer como si todo lo que había ocurrido aquella mañana fuera un simple sueño. Nada importante.
Decidí optar por la segunda opción y coger algo para bajar la fiebre, y volví a mi cama y me tumbé a ver la televión. Las horas pasaban y yo no podía quitarme a Harry de la cabeza, miraba todo y nada en la televión, pero él no salía de mi cabeza.
Mi móvil comenzó a sonar, era Samantha.
 - ¿Sam?
 - ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás en casa? Ayer no saliste...
 - Me encontraba mal, tenía fiebre y alguien tenía que defender la casa de intrusos... -reí amargamente.
 - Lo siento... No pensaba que fueras a estar...
 - No pasa nada, ¿qué tal está Lou?
 - Está mejor, lleva todo el día durmiendo. ¿Quieres que lo lleva para ahí y os cuido a los dos?
 - No, que va, no pasa nada. Cuídalo a él que vas a tardar más en volver a verlo.
 - ¿Estás segura?
 - Que sí, anda, no seas pesada. ¡Pasadlo bien! Y protección, por favor.
 - Ja-ja-ja qué graciosa... Cuídate, anda.
Colgué y a los diez segundos mi móvil volvió a sonar.
 - ¿Qué quieres ahora, Sam?
 - No soy Sam...
 - ¿Matt?
 - Exacto. -rió.
Era justo la llamada que necesitaba en aquel momento.
 - ¿Qué haces? -preguntó.
 - Ver la televión, o bueno, intentarlo. Me estoy muriendo.
 - ¿Y eso?
 - Es que tengo fiebre...
 - ¿Ah, sí? Ahora mismo voy a cuidarte y no acepto un "no" por respuesta.
 - Está bien, te espero. -reí.
Intenté cambiar un poco de aspecto, pero aquello fue imposible, mi cara de moribunda era imposible de cambiar.
Al poco rato sonó el timbre.
 - ¡Ya voy! -grité. - Qué rápido has llegado...
 - He traído películas, palomitas y refrescos. -dijo mostrándome las bolsas.
 - ¡Oh! ¡Genial!
Me hice a un lado y pasó hacia el salón.
 - Iré a por mantas, ahora vengo.
Cogí un par de mantas y volví al salón donde vi que Matt ya lo tenía todo preparado y me miraba con una gran sonrisa.
Me acomodé a su lado y le estreché la otra punta de la manta con la que me había tapado.
Empezamos a ver películas y cuando llegó el momento de las de miedo, me acurruqué a su lado y empezó a reírse.
 - ¡No te rías! Si siguiéramos viendo las de risa no tendría por qué esconderme...
 - Si quieres no la vemos...
 - No, no, quiero verla.
Le dio al play y cada 5 minutos escondía mi cabeza en su pecho y él no dejaba de reírse, pero en algún momento me quedé dormida ya que lo siguiente que recuerdo fue despertarme en mi cama envuelta en mis mantas.
Palpé cuidadosamente mi mesilla de noche con cuidado de no tirar nada y por fin encontré mi móvil, lo desbloqueé y vi un mensaje en el WhatsApp de Matt: "Buenas noches, dormilona. Te has quedado dormida a la mitad de la película y no quería despertarte. Un beso", cerré la conversación y sin quererlo, o queriéndolo tal vez, abrí una conversación con Harry y vi: "En línea."
 - ¿Le hablo? No, Gabriella, claro que no le vas a hablar. ¿Por qué no? Podemos ser amigos... Sabes que no, que no podemos ser amigos. ¿Qué hago hablando sola? Oh, dios...
Me levanté y me dirigí a la cocina a por algo para desayunar, por lo que veía Samantha no tenía pensado aparecer hoy tampoco por casa, así que decidí abrigarme y salir a dar una vuelta.
Comencé a caminar por las calles frías de Londres, era un día gris, algo que coincidía perfectamente con mi estado de ánimo.
Después de un rato caminando, me encontré frente a una tienda de periódicos y revista, y tuve el impulso de buscar cualquiera en la que saliera Harry. Empecé a revisar entre los montones de revistar y por fin encontré una: "One Direction vuelve a Londres y nos dedican unos minutos". Abrí rápidamente aquella revista en busca y fotos y cuando encontré una, mis ojos los revisaron a todos. Todos estaban mucho más guapo, pero había algo en Harry cambiado. Su sonrisa no era la misma.
 - Salgo guapo, ¿verdad? -escuché a mis espaldas.

viernes, 15 de junio de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 39.


NARRA HARRY.
Grité su nombre, fue como un impulso que no pude controlar, fue como si otra persona se hubiera apoderado de mi cuerpo en aquel momento y gritara por mí.
Por un momento temí que me pudiera haber visto, así que huí, salí corriendo una vez más.
Hoy era el segundo día en Londres, me había propuesto esquivarla hasta que volviéramos a EEUU, así que me dedicaría a asistir a las entrevistas y reportajes.
Salí de mi dormitorio en dirección a la cocina para desayunar algo y me encontré con Louis y Sam en el sofá del salón, Louis dormía sobre el regazo de Sam y ella miraba la tele mientras acariciaba su pelo.
 - Buenos días, ¿no se supone que dormiríais en tu casa? -pregunté.
 - Sí, pero se encontraba mal y vinimos aquí.
 - Ah, bueno, voy a desayunar. ¿Quieres algo?
 - Un café no estaría mal...
Entré en la cocina y me preparé mi desayuno y el café de Sam, se lo llevé y me senté a ver la televisión con ellos.
 - ¿Está bien? -pregunté.
 - Sí, solo tiene un poco de fiebre.
Sonreí.
 - No, Louis no, Gabriella...
 - Ah... No lo sé, se comporta de una forma extraña, sale de fiesta casi todas las noches y el resto del tiempo lo pasa en la biblioteca estudiando.
 - Ah...
 - Oye, ¿me puedes hacer un favor? -asentí- ¿puedes ir a mi casa y cogerme algo de ropa para un par de días? Es que si me muevo se despierta.
 - Pero...
 - No, ella no estará, tiene clase hasta el mediodía.
 - ¿Estás segura? -repetí.
 - Te lo juro.
 - Iré a cambiarme entonces...

NARRA GABRIELLA.
Un rayo de sol atravesó repentinamente mi ventana haciéndome esconder la cara en la almohada.
 - Mierda... -susurré.
Mi cabeza me avisaba de que en cualquier momento iba a explotar, lo extraño es que la noche anterior no había salido, si no que me había pasado la noche buscando y viendo entrevistas de los chicos, para cerciorarme de que no me había vuelto loca y que la voz que había gritado mi nombre había sido la de él.
Me removí entre las sábanas y al dolor de cabeza se le sumó una serie de estornudos.
 - No me jodas...
Me levanté lentamente y me dirigí a por algo caliente a la cocina, pero cuando estaba llegando a la puerta escuché como la puerta de la entrada se cerraba.
 - ¿Sam? ¿Pero esta chica no estaba en casa de Louis? -susurré.
Abrí lentamente la puerta y pude ver como una sombra se movía por el pasillo, pero estaba segura de que no era la sombra de mi amiga.
Cerré sin hacer ruido la puerta y me giré para buscar algo en mi habitación  con lo que defenderme, y tras buscar bastante, encontré un bate de béisbol de un disfraz que había utilizado para una fiesta.
Volví a la puerta y esta vez la abrí con decisión, fui a la cocina, la revisé con la mirada y no vi a nadie, comencé a caminar por el pasillo y volví a escuchar ruidos, pero de la habitación de Samantha.
Entré decidida y al escucharme, se giró, lo golpeé y bueno...
 - ¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!
 - ¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!
 - ¿HARRY?
 - ¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!
Con la emoción del momento le había golpeado en el ojo y no dejaba de gritar como una niña pequeña, mientras se protegía.
Lo arrastré hasta el salón y saqué una bolsa de hielos para curarlo.
 - ¿Se puede saber qué haces aquí? Y lo más importante, ¿por qué has entrado como un ladrón?
 - ¿Qué? No entré como un ladrón, pensé que no había nadie, eso me había dicho Samantha.
 - Ah, ¿me estabas esquivando? -le apreté el ojo con los hielos.
 - ¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!
 - Lo siento, se me ha ido la mano. -sonreí cínicamente.
 - No, pero pensé que no te haría gracia verme en tu casa... Y por lo visto, no te la ha hecho.
Volví a apretar.
 - ¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!
 - ¿Puedes dejar de gritar como una niña?
 - ¿Puedes dejar de apretar cada vez que digo algo que no te gusta?
 - Eso es mentira, yo no estoy haciendo eso.
 - Ya, claro...
 - ¿Me estás llamando mentirosa?
 - ¿Me estás llamando nenaza?
 - Olvídame. -dije levantándome.
 - No puedo.
Me agarró una mano y se levantó del sofá atrayéndome hacia él.

martes, 5 de junio de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 38.


Llevaba varios días sumergida en mi mundo, a penas salía de casa y no dejaba de preguntarme por qué Harry me había estado mintiendo todo aquel tiempo, porque estaba claro que era todo mentira, si no no aparecerían chicas nuevas cada semana.
 - Quizás lo hace para olvidarte. -me repetía constantemente Sam.
A lo que yo siempre respondía lo mismo:
 - No tenía por qué olvidarme, fue él el que me dejó.
Era más tarde del mediodía y la cabeza no dejaba de darme vueltas, la noche anterior había salido para intentar olvidar, pero lo único que había conseguido era eso: un dolor de cabeza insoportable.
Me levanté para ir a la cocina a por algo de comer y me encontré con una ensalada encima de la mesa, cubierta cuidadosamente y con una nota encima: "He salido a hacer compras. Sam."
Cogí el plato y me senté en el sofá para ver la televisión mientras comía, pero una revista que estaba sobre la mesa captó mi atención.
 - ¿One Direction vuelven a Reino Unido? -leí en voz alta.
Comencé a buscar desesperadamente la noticia extendida en el interior de la revista, y lo encontré.
 - Vuelven a Reino Unido para visitar a sus familias y para cumplir con algunos compromisos. -continué leyendo en voz alta.
Volví a leer el artículo, una y otra vez, no podía creer que fueran a volver tan pronto, según lo que decía en aquella revista volverían en dos días.
Escuché un portazo y enseguida el ruido de las llaves de mi amiga depositándose en la mesa.
 - ¿Qué haces? -escuché a mis espaldas.
 - ¿Desde cuando sabes que vuelven?
Se acercó a mí y me quitó la revista de las manos.
 - ¿Sam? -repetí.
 - Louis me pidió de parte de Harry que no te dijera nada...
 - ¿Qué pasa? ¿Tiene miedo a que lo sepa y vaya a verlo?
 - No lo sé.
 - Da igual, no tenía pensado verlo. Es más, no saldré de casa hasta que se vuelvan a ir. ¿Cuando se van?
 - La semana que viene.
 - Pues no pasa nada, puedo quedarme aquí. Tengo lo necesario para sobrevivir. Ahora si me disculpas voy a ducharme y a disfrutar de mi última noche de fiesta.
Salí del salón y me encerré en mi habitación para cambiarme.
Llevaba varias noches saliendo aprovechando que no tenía clases, pero esta noche sería diferente. Había trazado un plan perfecto para vengarme de Harry.
Llamé a mis compañeras de la universidad y en menos de una hora ya me enontraba en un pub.
 - Gabs, ese chico no deja de mirarte. -me dijo una de ellas- Aunque bueno, no sé para qué te digo nada.
 - ¿Por qué lo dices?
 - Porque todas las noches ignoras a los chicos que se te acercan, ni siquiera los miras.
Pero esta noche sería diferente.
Cogí mi copa y me acerqué a aquel chico, era un chico alto, moreno y de ojos castaños.
 - Hola. -sonreí.
Noté como se puso nervioso y volví a sonreír.
 - ¿Te apetece salir a tomar el aire? -pregunté.
Él asintió y los dos salimos a fuera.
Aquel chico resultó ser uno de mis compañeros de facultad, aunque nunca lo había visto. Pasamos toda la noche hablando y riendo, parecía un gran chico, pero no se podía comparar a Harry.
 - Bueno, creo que ha llegado la hora de irme. -dije levantándome.
 - ¿Quieres que te lleve a casa?
 - No, no importa, así me da el aire.
 - Bueno, pues encantado. Nos veremos por los pasillos, ¿no?
 - ¿No piensas darme tu número?
Sonrió y me dio su móvil para guardara mi número en él, nos despedimos y volví a casa.
En el tiempo que había estado con Matt, había decidido abandonar mi plan, no sería capaz de hacerme la encontradiza con él y fingir con Matt algo que no podía. Harry todavía estaba demasiado presente.
 - ¿Dónde estuviste anoche? Llegaste bastante más pronto de lo normal.
 - ¿Te desperté? No, es que estuve hablando con un amigo y estaba cansada, así que volví a casa pronto.
 - Ah, bueno...
 - ¿Qué pasa?
Sabía de sobra que trataba de ocultarme algo.
 - Louis me ha preguntado si puede venir a comer mañana, ¿te importa?
 - ¿Por qué iba a importarme? Es uno de mis mejores amigos.
 - ¿Estás segura?
Rodé los ojos y cogí mis cosas para salir de casa e ir a la biblioteca para coger unos libros de un trabajo, pero cuando llegué al portal, mi corazón dio un vuelco.
 - ¿Louis?
 - ¿Ese es tu saludo después de estar casi un mes sin verme? -dijo abriendo los brazos.
Bajé el resto de las escaleras corriendo y lo abracé todavía sin entender nada.
 - ¿Qué haces aquí? ¿No volvíais mañana?
 - Pero se ha adelantado y quería darle una sorpresa a Sam, bueno, y a ti, ¿está en casa?
 - Sí, corre, sube a verla, ya tengo que ir a hacer unas cosas. Ya hablaremos.
Nada más acabar de hablar, empezó a subir las escaleras corriendo. Me hacía feliz saber que tanto él, como ella, eran felices juntos. Pero me aterraba la idea de saber que Harry estuviera en Londres, que estuviera tan cerca y que en cualquier momento pudiera volver a verlo.
Salí del edificio sin levantar la vista y comencé a caminar rápido hacia la biblioteca. Empezaba a pensar que era el único lugar seguro en toda la ciudad.

NARRA HARRY.
Llegar a Londres y pasar por delante de su habitación completamente ya vacía, era uno de los peores sentimientos que había sentido nunca.
Louis nada más llegar a casa se cambió para ir a ver a Samantha y yo, yo no podía dejar de pensar en que la volvería a ver a ella también y eso me provocaba unas ganas horribles de acompañarlo, pero estaba seguro de que ella no quería verme, ni querría volver a verme nunca.
Estaba tumbado en mi cama mirando al techo, escuchaba como en la habitación de al lado Louis discutía con su armario sin saber que ponerse, lo cual me causó bastante gracia y me dirigí hacia allí.
 - ¿Qué? ¿Ya te ha contestao qué debes ponerte? -bromeé.
 - No te rías, Zayn lo hace con los espejos.
No pude evitar reírme y me tiré en su cama.
 - ¿Qué vas a hacer hoy? -preguntó.
 - No lo sé, supongo que me quedaré en casa todo el día descansando.
 - Ya, claro, descansando. ¿Te ha llamado ya Emma?
 - ¿Otra vez? Solo somos amigos.
 - ¿Y por qué no lo has desmentido? Sabes que Gabriella pudo haberlo visto.
"Gabriella", cada vez que escuchaba ese nombre mi corazón comenzaba a latir con mayor intensidad.
 - Sería mejor incluso, quiero que piense que la olvidé.
 - Pero eso no es así. -replicó- ¿Quieres volver a verla?
 - ¿Por qué?
Finalmente cogió unos pantalones y una camiseta y los dejó sobre la cama para empezar a cambiarse.
 - Puedes llevarme a casa de Sam, si está en casa le mandaré indirectas para que se vaya y nos deje solos y tú esperarás en la calle para verla.
 - ¿Detro del coche? ¿Y si Sam quiere que vayáis a algún sitio y te pregunta donde tienes el coche? ¿Qué le vas a decir? "Oh, no, es que me ha traído Harry para volver a ver a Gabriella", pensará que soy un psicópata que acosar a su mejor amiga.
 - No creo que quiera salir de casa...
 - Creo que esa información sobraba. -dije levantándome con cara de asco.
 - No te celes, cariño, ya sabes que yo te quiero solo a ti.
 - Por eso te vas con ella...
 - ¡La culpa es tuya! Eres tú el que no deja de pensar en Gabriella mientras hacemos el amor...
 - Oh, venga, ¿entonces puedo ir contigo?
 - Solo si te cambias de ropa, ¿te has visto?
Después de una hora discutiendo sobre mi ropa, salimos de casa y nos dirigimos finalmente al apartamento de aquellas dos amigas.
Al poco rato de entrar Louis en aquel portal, pude ver como salía ella y saludaba al portero. Allí estaba, tan perfecta como siempre, pero parecía como si un halo de tristeza la invadiera y me  mataba por dentro saber que yo podría ser el culpable de eso.
Empezó a caminar por una de las aceras y decidí seguirla, manteniendo una cierta distancia para que no me viera, pero seguirla al fin y al cabo. Me sentía como en una película, iba perfectamente camuflado para que ninguna fan me reconociera.
Recorrimos un gran trayecto y finalmente, llegamos a una biblioteca.

NARRA GABRIELLA.
En todo el trayecto a la biblioteca no podía dejar de pensar en él, pensar que estaba tan cerca y a la vez tan lejos, me hacía sentir extraña. Tenía la sensación de que tenía que estar atenta, que en cualquier momento podría estar a mi lado. Pero cuando llegué a la biblioteca, justo antes de comenzar a subir las escaleras, escuché mi nombre.
 - ¡Gabriella!
Mi corazón se paró en seco, era la voz de Harry, era su voz.
Me giré deprisa para buscar de donde provenía aquel grito, pero nada más girarme choqué con alguien y todas mis cosas cayeron al suelo. No me importó, miré hacia atrás, pero allí no había nadie.
 - ¿Gabriella? ¿Te encuentras bien?
Volví la mirada a donde estaba y vi frente a mí a Matt teniéndome los libros que habían caído.
 - Ah... Hola, Matt. -intenté sonreír.
 - Cualquiera diría que te alegras de verme. ¿A quién esperabas?
 - No, a nadie. ¿Vas a entrar? -pregunté.
 - No, realmente solo había venido aquí para verte... Claro que voy a entrar, tonta. -bromeó.