sábado, 20 de julio de 2013

Siempre a tu lado. Capítulo 16.


Me sentía en una nube, en una nube en lo más alto del cielo, en una nube por encima de todo y de todos, en una nube besando a Liam. Liam, aquel chico que había llegado a mi vida cuando menos me lo esperaba, de la manera que menos me lo esperaba y sobre todo, era la persona que menos esperaba que llegara a mi vida. Pero, algo en mi interior me pidió a gritos que me separara de él, no sabía por qué, pero aunque una parte de mí estaba viviendo lo que llevaba muchísimo tiempo esperando, otra parte lo rechazaba con todas sus fuerzas.
 - ¿Qué? -me preguntó él sobresaltado.
No podía dejar de mirarlo, pero tampoco podía dejar de pensar que no sabía si era aquello lo que quería.
 - Lo siento, tengo que entrar, Liam. Ya nos veremos.
Mi paso resultó ser menos firme de lo que mentalmente esperaba, pero todavía había alcohol recorriendo mis venas, por lo que no pude evitar tambalearme, lo que aprovechó para volver a abordarme y, obligarme a pararme y mirarlo de nuevo.
 - ¿Qué pasa? No te entiendo... ¿Te ha molestado? Yo pensaba...
 - Estoy cansada, de verdad. ¿Podemos hablar en otro momento? Por favor.
Me miró fijamente a los ojos como si tratara de buscar una respuesta a mi comportamiento, pero a los pocos segundos, asintió y me soltó para que pudiera entrar en mi casa.
Nada más entrar, me apoyé en una de las paredes y me deslicé hasta llegar al suelo.
No entendía nada de lo que acababa de hacer, pero por algún extraño motivo algo en mi cabeza no dejaba de recordarme que era famoso, y el haber vuelto a ver a Ryan y el viaje de camino a casa con él, habían mezclado demasiados sentimientos en mi cabeza, la cual estaba a punto de estallar.
A duras penas conseguí llegar a mi habitación, y justo antes de meterme en la cama, un mensaje de Liam llegó a mi whatsapp.

 ">> No entiendo nada, si te ha molestado el beso, lo siento...
Pensaba que...
No lo sé
Háblame en cuanto puedas."

Cerré la conversación sin contestar e intenté conciliar el sueño.
Mi móvil comenzó a sonar de forma atronadora retumbando en cada parte de mi cabeza.
 - ¿Sí? -respondí sin mirar quién era.
 - ¿Donde te metiste ayer? Menos mal que un amigo de Katy te vio salir con Ryan, si no ya podría haberme muerto buscándote para llevarte a casa.
 - ¿Nate? ¿Qué Katy? ¿Qué dices? Volví con Ryan porque me lo encontré cuando me abandonaste para buscar a la chica de la casa.
 - ¡Katy es la chica de la casa!
 - ¡Pero que no me grites!
 - ¿Mucha resaca? ¿Qué tal con Ryan? ¿Por qué os fuisteis juntos y solos? ¿No piensas contarme nada?
 - Nate, me voy a morir de la resaca, así que voy a colgarte y me voy a ir en busca de algo que acabe con este dolor de cabeza. Si quieres hablar ven a mi casa.
 - En media hora estoy ahí.
 - Te espero.
Colgué y me giré para quedarme boca arriba a la espera de que se obrara un milagro y mi dolor de cabeza desapareciera, pero pasados unos minutos decidí levantarme y bajar a la cocina en busca de algo para acabar con él.
Por suerte, nada más llegar a la cocina encontré una nota sobre la encimera en la que mi madre me avisaba de que se habían ido a comer fuera, así que tendría la casa para mí sola hasta la noche. Pero la tranquilidad de mi hogar, se acabaría en pocos minutos ya que nada más sentarme en una silla, el sonido del timbre retumbó por cada rincón de mi dolorida cabeza.
Nada más abrir la puerta, el huracán Nate se hizo paso a mi lado y se dirigió al salón para acomodarse.
 - Hola Nate, yo también me alegro de verte.
 - Siéntate y cuéntame qué es lo que ha pasado.
Me acomodé a su lado y me quedé observándolo pensativa.
 - ¿Por qué tanto interés? ¿Qué te ha pasado a ti? Siempre que tienes tanto interés es porque tú también quieres contarme algo y no sabes como.
 - Esta vez no. No entiendo por qué te fuiste sola con Ryan. ¿Y Liam? Yo pensé que te gustaba Liam.
 - Liam es famoso, Liam ha estado desde que se fue a USA sin mostrar un ápice de interés por mí, y ayer nada más llegar a mi casa y despedirme de Ryan, apareció de entre la oscuridad y me besó. Como comprenderás no entiendo qué pasa con Liam.
 - ¿Qué? ¿Y qué hiciste?
 - Huí.
 - ¿Qué? ¿Como que huiste?
 - Ryan...
 - No, no, no, no, por ahí sí que no pasa. ¿Ryan otra vez? ¿Pero no te das cuenta de que no servís para estar juntos?
 - ¿Y si ha cambiado? Llevamos mucho tiempo sin saber nada el uno del otro... Y además, ayer cuando volvíamos vinimos todo el camino hablando, cantando y riéndonos, como en los viejos tiempos...
 - Viejos tiempos que no acabaron bien. ¿Te recuerdo lo mal que lo pasabas cada vez que discutíais? Porque te recuerdo que no eran pocas veces.
 - Lo sé, ¿crees que no me acuerdo? Pero es que no lo sé...
 - Además dices que Liam no se acordó de ti... ¿Y Ryan? Ryan se fue y no dio señales de vida hasta ayer.
 - Pero Liam me prometió que me llamaría, yo como una tonta le creí y esperé todo el tiempo que estuvo fuera su llamada.
 - ¿Y le preguntaste por qué no te llamó?
 - ¿Pero no te he dicho que huí? -respondí exasperada.
Resopló sonoramente y se quedó callado unos segundos, segundos en los que apareció en mi mente la conversación que me había abierto la noche anterior Liam por whatsapp.
 - ¡Mierda! -grité.
Subí las escaleras corriendo y entré en mi habitación para coger el móvil.
 - ¿Pero qué haces? -escuché a mis espaldas.
 - Liam ayer me habló y no le contesté. Mira, lee.
Nate cogió el móvil y miró la pantalla para luego mirarme a mí interrogante.
 - ¿Qué?
 - ¿No le piensas contestar?
 - ¿Y qué se supone que le tengo que contestar?
 - El chico al menos se merece que quedes con él y le expliques todo lo que me has explicado a mí. Por cierto, Ryan no ha dado señales de vida, ¿verdad? -preguntó con doble intención.
 - Vete a la mierda. Ya te he dicho que son casos diferentes.
 - Leah, de verdad, según lo que me contaste Liam lo ha pasado muy mal toda la vida y no se merece que jueguen con sus sentimientos. Aclárale lo que sientes, explícaselo y aclárate tú. Pero eso sí, como vuelvas con Ryan y vuelvas llorando a los tres meses...
 - No dejarás de repetirme "te lo dije". Lo sé.
 - Buena chica. Bueno, creo que ya he cumplido. Me voy que he quedado con Katy.
 - ¡¿Qué?! ¿Ves como tenías algo que contarme?
 - Todavía no.
Con una gran sonrisa dibujada en la cara se acercó a mí y besó mi frente.
 - Piensa bien lo que vas a hacer y como lo vas a hacer. No todo el mundo regala segundas oportunidades.
Instintivamente lo abracé, necesitaba un abrazo de los suyos y tras despedirnos, volví al salón con el móvil entre las manos decidida a llamar a Liam y pedirle que viniera a casa para hablar con él.

viernes, 19 de julio de 2013

¡¡¡Hola!!!

¿Os acordáis de mí? Jajajaja. Lo siento por no haber acabado el fic anterior, pero es que me quedé atascada, no me salía nada y tuve varios problemas personales. Así que..., ¿qué os parece si empiezo otra de cero?

Si alguien todavía se pasa por aquí (que no creo), que comente y me diga qué opina.

(También puedo intentar seguir la anterior, pero preferiría empezar una desde cero. Vosotras decidme qué opináis.)

Un besaaaaaaaaaaaaaaaaaaaazo, enorme <3

PD: No puedo avisar a nadie por twitter porque no me acuerdo de la contraseña ni del twitter, ni del hotmail que tenía vinculado a la cuenta para que me envíen otra :((

martes, 1 de enero de 2013

Siempre a tu lado. Capítulo 15.


Nada más salir del examen, Nate me abordó por la espalda.
 - ¿A qué hora paso a buscarte para ir a la casa?
Puse los ojos en blanco y seguí caminando, pero vi que Nate caminaba a mi lado.
 - ¿De quién es la casa? -pregunté.
 - No lo sé, pero es una fiesta. Hay que ir.
Volví a poner los ojoes en blanco y sonreí.
 - ¿Qué tal te ha ido el examen? -pregunté.
 - ¿A qué hora voy a por ti?
 - ¿Pero no habías estado estudiando toda la tarde?
 - ¡Pero era muy difícil! No me esperaba esas preguntas.
Nada más salir del instituto Nate me dijo que pasaría a buscarme a las 7 de la tarde, así que me encaminé a casa para echarme una siesta y nada más terminar, comencé a vestirme.
No me entusiasmaba demasiado la idea de ir a esa fiesta, pero necesitaba hacer algo para airearme y dejar de pensar en Liam y su "no llamada", así que, me arreglé lo mejor que pude, me puse un vestido ceñido de color negro y unos tacones rojos con mucho tacón. Y nada más acabar de arreglarme, el timbre sonó y bajé corriendo a abrir a mi amigo.
 - Mamá, me voy con Nate a una fiesta. Volveré temprano. -dije al salir.
Nada más llegar a la casa, nos enteramos de que la dueña era uno de los amores platónicos de Nate, así que se dedicó a buscarla por toda la casa para iniciar una conversación estúpida con ella.
Mientras Nate buscaba a la chica, yo me acerqué a una de las mesas y comencé a servirme una copa.
 - Hola, Leah. -escuché a mis espaldas.
Aquella voz hizo que se me erizara hasta el último pelo de mi cuerpo.
 - ¿Ryan?
Allí estaba el chico con el que había compartido cinco de los mejores meses de mi vida, pero toda había terminado porque a pesar de lo mucho que nos queríamos, pasábamos más tiempo discutiendo que siendo felices.
 - ¿Qué tal todo?
Se acercó a mí y se apoyó en la mesa mientras observaba lo que me servía.
 - Todo bien. Hoy he acabado los exámenes. Por cierto, ¿qué haces aquí? Pensaba que te habías ido a estudiar fuera.
Ryan y yo nos habíamos conocido en el instituto hacía dos años. Él siempre había ido un curso por encima, y al principio nos habíamos hecho grandes amigos, pero después de un año, él se me declaró y terminamos siendo novios. Después de terminar, lo último que había sabido de él, era que se había ido a estudiar a otra ciudad.
 - Sí, pero me han invitado a la fiesta y no sé, tenía ganas de volver a ver todo esto. De volver a verte a ti.
 - Yo también te eché de menos.
El resto de la noche la pasamos hablando y contándonos todo lo que había pasado en nuestras vidas desde el último día que nos habíamos visto.
 - ¿Quieres que te lleve a casa? -me preguntó.
 - Vale, pero primero tengo que ir al baño.
 - Te espero en la puerta.
Me abrí camino entre la marea de gente hacia el baño, y nada más entrar, mi móvil comenzó a sonar.
 - Mierda.
Comencé a rebuscarlo en el bolso y cuando por fin lo encontré, observé que en la pantalla aparecía el nombre de Liam.
 - Pues ahora soy yo la que no quiere hablar contigo. -dije para mí misma.
Entré en el baño y cuando salí, me encaminé a donde estaba Ryan.
 - Podemos irnos.
Durante el camino a casa, no dejamos de charlar, de cantar las canciones que sonaban en la radio y de reír. Tal y como hacíamos cuando estábamos juntos.
 - Bueno, gracias por traerme. -dije.
 - De nada. Ya sabes que es un placer pasar tiempo contigo. Siempre has sido una gran amiga.
 - Espero que te dejes ver pronto y no tardes tanto como esta vez.
 - Prometo volver pronto.
Me despedí de él con un abrazo y bajé del coche.
Llevaba unas cuantas copas encima, por lo cual, llegar hasta la puerta se estaba convirtiendo en una odisea horrible.
 - ¿Hola? -escuché a mis espaldas.
Enseguida giré sobre mí misma.
 - ¿Qué haces aquí? -pregunté.
 - ¿Por qué no me contestaste?
 - ¿Qué haces así vestido?
 - Hemos tenido una cena y como te llamé y no me contestaste he venido sin cambiarme.
Yo seguía parada en el camino observando a aquel chico que tanto había echado de menos, vestido con un traje impecable.
 - ¿Estás bien? -dijo acercándose.
Nada más colocarse delante mía, unas ganas horribles de abrazarlo me invadieron y así lo hice.
 - Te he echado de menos... -susurró en mi oído.
 - Y yo a ti... -dije separándome y mirándole a los ojos.
Volví a abrazarlo, pero esta vez fue él el que se separó de mí y rodeó mi cara con sus manos, mientras acariciaba mis mejillas con sus pulgares.
 - Yo... -susurré.
 - Shhh...
Se acercó eliminando la corta distancia que nos separaba y presionó sus labios sobre los míos.



¡¡Feliz 2013!!

domingo, 30 de diciembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 14.


 - ¿Y bien? -pregunté girándome para mirar a Liam.
Él estaba apoyado en el coche con las manos en los bolsillos observándome detenidamente.
 - ¿Te lo has pasado bien? -preguntó.
Lo miré con una amplia sonrisa y él levantó las cejas.
 - ¿No piensas contestarme?
 - ¿No te dice nada mi sonrisa?
Soltó una gran bocanada de aire y sonrió mirando al suelo.
 - Pero bueno, ¿era eso lo que querías hablar conmigo? -repliqué.
 - No, quería agradecerte todo lo que estás haciendo por mí.
Aquellas palabras me habían sorprendido, no entendía a qué se refería. Yo no había hecho nada  por él.
 - ¿Agradecerme? ¿Agradecerme por qué?
 - Por estos días. No sé, necesitaba tener contacto con alguien normal. Alguien de fuera de todo este mundillo que me rodea.
Aquellas palabras me hicieron sonreír.
 - Tú también eres normal, Liam. Y en tal caso debería agradecerte yo a ti todo lo que has hecho por mí... Ella está más feliz que nunca, y lo de hoy con mi hermana...
 - Eh, a mí no me cuesta nada hacer eso, en cambio a ti sé que no te gustan para nada los famosillos. Tú misma me lo has dicho.
No pude evitar soltar una risilla nerviosa, recordando el día que lo había conocido y como lo había tratado al salir del hospital.
 - Perdón por lo que te dije aquel día.
 - No hay nada que perdonar. De hecho, me encantó que me trataras así. Me demostraste lo importante que es Ella para ti.
 - No te imaginas cuanto...
Los dos nos quedamos en silencio pensativos, pero aunque no era un silencio incómodo, me vi obligada a interrumpirlo al recordar todos los exámenes que me esperaban esa semana.
 - Bueno, será mejor que entre. Todavía tengo mucha que estudiar.
Me acerqué a él y deposité un cálido beso en su mejilla.
 - Gracias por lo de hoy, Liam.
Giré sobre mí misma para encaminarme hacia la puerta de mi casa, pero él me agarró del brazo.
 - Espera, tengo que decirte algo.
Lo miré confusa y esperé que continuara, pero no lo hacía, se limitaba a mirarme intensamente como si su mente estuviera en plena batalla.
 - ¿Liam? -dije confusa.
 - Nos vamos un par de semanas a USA.
No entendía por qué, pero saber aquello había caído sobre mí como un gran cubo de agua fría.
 - Ah..., ¿de promoción? -logré decir.
 - Sí. Te llamaré algún día para contarte como van las cosas por allí y para que tú me cuentes como va Ella, ¿vale?
 - Vale. Pero llámame, ¿eh?
 - Lo haré.
Volví a acercarme a él, pero esta vez, él me rodeó con sus brazos y me apretó con fuerza contra su cuerpo.
 - Pásalo bien. -susurré en su oído.
 - Suerte en los exámenes. -me respondió él soltándome.
 - Como no entre ya, voy a necesitar mucho más que suerte.
Los dos reímos y él se incorporó para dar la vuelta al coche y meterse en el asiento del copiloto, arrancó el coche y despidiéndose con la mano, desapareció por la carretera.
Los días siguientes fueron eternos, estaba agotada entre tantos exámenes y tanto estudiar, y aún por encima, no dejaba de esperar la llamada de Liam que no aparecería. Estaba empezando a volverme loca.
Por fin había llegado el último examen, más de una semana después, y con ello la peor tarde de estudio de todas.
 - Cariño, nos vamos a casa de la abuela para que puedas estudiar tranquila. Juls viene con nosotoros. Si necesitas algo, ya sabes, llámanos.
 - Vale, mamá. Pasadlo bien.
Aproveché que estaba sola para bajar a estudiar a la mesa del salón, que era muchísimo más grande que mi escritorio y podía tener todos los papeles esparcidos a mi gusto.
Llevaba ya más de una hora repasando apuntes, cuando escuché que mi móvil comenzaba a sonar, pero no lo divisaba sobre la mesa. Los nervios de no encontrarlo y de imaginarme que sería Liam, me volvían más torpe. Cuando por fin lo divisé, me lancé hacia él como de una presa se tratara.
 - ¿Liam? -contesté sin mirar.
 - Sí que te ha dado fuerte con el famosillo.
 - Ah, eres tú Nate, ¿qué quieres?
 - ¿Qué pasa? ¿No te hace ilusión que te llame tu mejor amigo?
 - Eres tonto. Estaba estudiando, cosa que tú también deberías estar haciendo...
 - Eh, eh, eh, déjame descansar. Mañana hay una fiesta. Vendrás, ¿verdad? No te puedes negar, es el fin de exámenes.
 - ¿Si me niego vendrás a matarme?
 - No, pero te dejaré de hablar por el resto de tus días.
 - ¿En serio? Suena tentador...
 - Ah, muy bonito.
 - Es broma, tonto. Bueno, iré. Pero volveré pronto a casa que tengo mucho que descansar.
 - ¡Bien!
 - Ahora si me lo permites voy a seguir estudiando, cosa que tú también deberías hacer.
 - Que sí, que sí, que ya voy. Mañana nos vemos. Besitos.
 - Un beso.
Colgué y volví a centrarme en los apuntes, pero no pude evitar mirar de reojo de vez en cuando el móvil en espera de alguna llamada entrante.



Muchísimas felicidades Blanca :))


Por cierto, mañana subiré otro para despedir el año como se merece. Un besito :)

viernes, 21 de diciembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 13.


Nada más terminar de comer, subí corriendo para darme los últimos retoques y coger el abrigo y el bolso.
 - Juls, ¿estás lista? -dije entrando en su habitación.
 - Sí..., ¿a donde vamos? ¿No lo puedes cambiar para otro día? Podrías cubrirme hoy y yo me iría con mis amigas al concierto.
 - Créeme que esto de va a gustar mucho más. ¿Vamos? Pero antes, dame tu móvil.
 - ¿Mi móvil? ¿Para qué?
 - Dámelo y deja de hacer preguntas.
Después de mirarme con desconfianza, sacó el móvil de su bolsillo y me lo entregó.
Ya que Liam me hacía ese favor, tenía que cumplir lo que me había pedido y asegurarme de que no diría nada a sus amigas por mensajes.
Las dos nos despedimos de papá y mamá, y nada más salir, el coche de Liam aparcó frente  a nuestro porche.
 - ¿Qué? -susurró Julietta nada más fijarse en el conductor.
 - ¡Sorpresa!
Liam bajó del coche y se acercó a saludarnos.
 - Mira Liam, ella es Julietta, mi hermana.
Para mi sorpresa y la de Liam, la reacción de mi hermana fue abrazarme a mí y no a él.
 - Gracias, no lo voy a olvidar en la vida. -susurró en mi oído.- Te quiero, Leah.
 - Y yo a ti, pequeña. Disfruta.
Se giró y miró a Liam sin soltarme la mano.
 - Hola, Liam.
 - Hola, Juelitte.
 - Juls, por favor. -dijo con una tímida sonrisa.
Los tres nos subimos al coche de Liam y nos dirigimos hacia el recinto donde tendría lugar el recinto, y nada más llegar y entrar dentro, Liam nos llevó a una pequeña habitación donde se encontraban el rest, y tras los saludos y demás, todos salimos y mientras ellos hacían la prueba de sonido nosotras nos acomodamos en los asientos que se encontraban en primera fila.
Cuando ellos desaparecieron entre bambolinas para cambiarse de ropa y prepararse para la hora del concierto, mi hermana y yo nos quedamos solas sentadas donde habíamos estado presenciando la prueba de sonido.
 - ¿De qué conoces a Liam? -preguntó curiosa.
 - Mmmm..., ¿la historia larga o la corta? -solté una risita.
 - La completa. -respondió ella.
Le conté toda la historia de como había conocido a los chicos, y como posteriormente, me había acercadoa Liam bastante gracias a Ella.
 - Muchas gracias por traerme de verdad...
Nos fundimos en un bonito interrumpido.
 - Perdón por interrumpir el momento, pero tenéis que venir conmigo a la parte de atrás del escenario.
Lo seguimos las dos con una gran sonrisa y nos indicó donde teníamos que estar.
El concierto avanzaba y por momentos se convertía más increíble, hasta que en uno de los cambios de vestuario, Liam se acercó a nosotras y me abrazó.
 - Me encanta que estés aquí. -dijo susurrándome al oído.
Me besó la sien y salió disparado detrás de los otros chicos para cambiarse.
 - ¿Qué ha sido eso? -dijo mi hermana devolviéndome a la Tierra.
 - No lo sé...
 - Vaya, vaya, soy la futura cuñada de uno de mis ídolos. Esto no puede estar pasando...
Su comentario provocó que emanara de mí una gran carcajada.
 - No digas tonterías. Solo somos amigos.
Pero, ¿a quién quería engañar? Desde el primer momento aquel chico me había atraído demasiado y aquel gesto que acababa de tener conmigo no había hecho otra cosa que hacer que aparecieran miles de mariposas revoloteando por mi estómago.
Después de aquel momento, no había prestado prácticmaente atención al resto del concierto, seguía pensando en todo, miles de imágenes desde el momento en el que había conocido a Liam. Y sobretodo, había una cosa que no podía sacarme de la cabeza: su sonrisa.
 - Eo, ¿estás ahí? -dijo mi hermana interrumpiendo mis pensamientos.
 - Sí, sí. ¿Vamos?
En ese momento volví por completo a la realidad y me di cuenta de que el concierto había acabado y que los chicos estaban en ese momento despidiéndose para entrar a los camerinos, y que mi hermana me miraba expectante.
 - Sí, vamos.
Bajamos las escaleras de camino a los pasillos de los camerinos como nos había pedido Liam al llevarnos hasta allí, y al poco tiempo los 5 bajaron y tras mantener una breve conversación con nosotras, entraron a cambiarse para marcharse a casa.
 - Esperad aquí. En seguida salgo y os llevo a casa.
Al poco rato, los tres habíamos llegado a mi casa.
 - Muchas gracias por todo, Liam. Ha sido increíble. -dijo mi hermana abrazándolo.
 - De nada, Juls. Me alegra que te haya gustado.
Los dos se volvieron a abrazar para despedirse, y yo me acerqué para despedirme también.
 - Me ha encantado el concierto. -dije.
Él me contestó con una sonrisa cálida y me agarró la mano.
 - ¿Podemos hablar un momento?
Hice un gesto a mi hermana para que entrara en casa y me giré para mirarlo...



Sé que prometí subirlo el miércoles, pero mi ordenador decidió suicidarse y hasta hoy no fui capaz de resucitarlo urseiaoejwueiwakejfuire.
¡¡¡Gracias por leer!!!

(Supongo que subiré antes del 25, pero por si no lo hago: ¡¡FELIZ NAVIDAD!!)

martes, 18 de diciembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 12.


Después de salir de aquella cafetería, Liam me había llevado a casa y desde aquel momento, no había vuelto a saber nada más de él.
Era viernes por la tarde y llevaba todo el día ignorando las llamadas de Nata, que intentaba convencerme para salir y dejar de estudiar, pero era o salir y dejar de estudiar hoy o no ir el día siguiente al concierto. Y por alguna razón, tenía muchísimas ganas de ir al concierto y volver a ver a Liam.
El móvil comenzó a sonar de nuevo interrumpiendo mis pensamientos.
 - Nate, que no voy a salir, tengo cosas que hacer. -dije sin mirar quién llamaba.
 - ¿Nate? ¿Tu novio falso?
La voz de Liam sonó al otro lado del teléfono acompañada de una risita.
 - Oh, hola, pensaba que eras Nate. ¿Necesitas algo?
 - No, en realidad solo quería saber si te acuerdas de mí y de que mañana tienes un concierto al que asistir.
 - No, no me he olvidado de ti ni del concierto. -reí.
 - ¿Entonces vendrás seguro?
 - Si me dejas seguir estudiando..., sí.
 - ¿Me estás incitando a colgar el teléfono?
 - Si quieres podemos seguir hablando horas y horas, pero eso te privaría del lujo de volver a verme mañana.
 - Oh, no me gustaría perderme ese lujo. -los dos reímos- Mañana te pasaré a buscar después de comer, ¿vale?
 - Vale, estaré esperando. No me dejes plantada, ¿eh?
 - No lo haré. Hasta mañana, Leah.
 - Hasta mañana, Liam.
El resto de la tarde la pasé intentando estudiar, pero por más que lo intentaba no era capaz, ¿qué pasaría al día siguiente? De algo estaba segura, iba a morirme de vergüenza.
Después de muchos intentos de intentar estudiar, decidí prepararme algo para cenar y relajarme. A pesar de las interrupciones, había adelantado bastante los estudios y podía relajarme lo que quedaba de día.
Nada más bajar las escaleras, me encontré con mi hermana perfectamente arreglada mirándose en el espejo de la entrada.
 - ¿Vas a salir? -pregunté.
 - Sí.
 - ¿Y papá y mamá?
 - No lo sé.
 - ¿Te pasa algo?
 - ¿TE PUEDES CREER QUE NO ME DEJAN IR MAÑANA AL CONCIERTO DE ONE DIRECTION?
No pude evitar que se me escapara una sonrisa maliciosa y ella me miró interrogante.
 - ¿Tienes las entradas? -pregunté.
 - Sí, pero mamá me ha dicho que no me deja...
 - Bueno, hablaré con ella. Pásalo bien.
 - Gracias, Le.
Mi hermana y yo nunca habíamos sido grandes hermanas, pero siempre que había necesitado algo o ayuda, o cualquier cosa, ella había estado allí para ayudarme.
Mientras me hacía algo rico para cenar, se me ocurrió pedirle a Liam si podía acompañarme mi hermana. Me ahorraría unos cuantos regalos de cumpleaños con eso.
 - ¿Ya te has arrepentido? -escuché al otro lado.
 - No. -solté una risita tímida.- Liam..., ¿puedo pedirte un favor?
 - Los que quieras, tú me ayudaste a mí con Ella. Por cierto, ¿qué tal está?
 - Está muy bien. Es increíble lo feliz que está desde que vas a verla.
 - Es increíble esa niña... Bueno, y dime, ¿qué querías?
 - ¿Puedo llevar a mi hermana mañana conmigo? Sé que es mucho pedir, pero es que ella es tan fan vuestra... Si es mucho pedir me dices que no, ¿eh? Yo lo entiendo...
Las palabras salían disparadas de mi boca sin control, me sentía estúpida.
 - Eh, eh, para. Claro que puede venir, pero dile que tiene que mantener el secreto. Al menos hasta salir de allí.
 - Vale, vale, no habrá problema. No le diré nada. La llevaré engañada.
 - Perfecto. ¿Necesitas algo más?
 - No, ya no te molesto más hasta mañana.
 - No me molestas, lo sabes. Buenas noches, Leah.
 - Buenas noches, Liam. Y gracias.
 - De nada.
A la mañana siguiente, me levanté más temprano de lo normal para intentar estudiar algo antes de irme, pero antes de ponerme a estudiar, bajé corriendo a hablar con mi madre.
 - Mamá, ¿puede venir Juls esta tarde conmigo? Tengo una sorpresa preparada para ella.
Mi madre levantó la mirada de la revista que estaba ojeando y me lanzó una mirada inquisitiva.
 - ¿Una sorpresa? ¿Qué tipo de sorpresa? No la estarás cubriendo para que vaya a ese concierto, ¿no?
 - Tiene algo que ver con el concierto, pero irá conmigo. Yo la cuido.
Volvió a inspeccionarme con la mirada y soltó un breve suspiro.
 - Está bien, pero como vaya sola y me entere no volvéis a ver la luz del día en meses.
 - Gracias, mami.
Le di un fugaz beso en la mejilla, y subí corriendo las escaleras de nuevo para irrumpir en la habitación de mi hermana.
 - ¡JULS! ¡Despierta! -dije zarandeándola.
 - No me grites... -susurró desperezándose.
 - ¿Mucha fiesta ayer? -pregunté con una sonrisita burlona.
 - ¿Qué quieres? -preguntó.
 - Ponte guapa. Tengo una sorpresa que darte esta tarde.
 - No quiero sorpresas... Yo quiero ir al concierto.
 - Hazme caso, Juls. Ponte guapa o te llevaré a rastras en pijama.
Volví a mi habitación e intenté estudiar, pero igual que la tarde anterior, mi esfuerzos fuero nulos y antes de poder darme cuenta, me encontraba frente al armario en busca de algo bonito para ponerme esa tarde.




Hola, hooolaaaa, he vuelto por Navidaaaaaaaaaaaaad jijiji. Sé que es cortito y muy cutre, pero mañana subiré el capítulo del concierto y volveré a subir a menudo.
¡¡¡Gracias por leermeee!!!

domingo, 9 de diciembre de 2012

Siempre a tu lado. Capítulo 11.


Abrí la puerta del local y esperé a que pasara, y lo perseguí hasta el coche.
Esperé a que Liam abriera el coche, y mientras él dejaba ambas bolsas en el maletero, yo rodeé el coche y me senté en el asiento del copiloto.
 - ¿Puedo invitarte a tomar un café? -me preguntó ya dentro del coche.
 - Tengo que estudiar...
 - Solo será media hora, lo prometo.
 - Liam...
 - ¿Cuando tienes el examen? ¿De qué es? Quizás puedo ayudarte.
 - Es la semana que viene... -dije.
 - ¿Me estás rechazando tomar algo cuando tienes una semana para estudiar? Qué cruel...
 - ¡Oye! -dije propinándole un golpe suave en el brazo.- Bueno, está bien. Vamos.
Noté como en seguida se le dibujaba una sonrisa y ponía en marcha el coche.
No tenía idea de a donde me llevaba, así que me limité a permanecer en silencio observándolo de reojo.
 - ¿Qué miras? -preguntó lanzándome una mirada fugaz.
No pude evitar ponerme nerviosa al escuchar aquella pregunta.
 - Nada, ¿por qué? -dije con la voz entrecortada.
¿Qué me pasa? ¿Por qué me pone tan nerviosa? Oh, no, su sonrisa no. Esa sonrisa me desconcentra.
 - ¿Piensas seguir ahí sentada el resto de la tarde? -escuché.
En ese momento me fijé que el coche estaba perfectamente aparcado y apagado.
 - Oh, no, yo... Pensaba en lo mucho que estás interfiriendo en mis estudios. -dije.
Le miré directmente a los ojos y le saqué la lengua, a lo que él respondió con una breve carcajada.
 - ¿Vamos? -preguntó.
Asentí y abrí la puerta del coche.
Nada más entrar en la cafetería, me percaté de que estábamos prácticamente a solas. Solo había dos chicas que conversaban animadamente en una mesa al lado de la puerta, y una pareja que compartía arrumacos en uno de los sofás que se encontraban al fondo.
 Liam pasó avanzó hacia donde se encontraba la pareja y yo lo seguí.
 - ¿Por qué hay tan poca gente? ¿Qué me quieres hacer? -pregunté bromeándome.
Él comenzó a reírse y negó con la cabeza.
 - No sé, siempre me ha gustado mucho este sitio. Solía venir con Danielle.
En ese momento noté como la expresión de su cara cambiaba y la sonrisa que unos segundos antes se dibujaba en su cara, desaparecía.
En ese momento, lo único que me ocurrió para distraer sus pensamientos, fue soltar la pimera cosa que se me pasara por la cabeza.
 - Oye..., cuando estás en casa y te pones a escuchar música, ¿qué música escuchas? ¿La tuya?
Él abrió muchos los ojos y la sonrisa volvió a aparecer en su cara.
 - No, claro que no. -rió.
 - Ah..., siempre quise preguntárselo a algún músico.
 - ¿Y tú? ¿Qué música escuchas? A nosotros ya sé que no. -volvió a reír.
 - Bueno..., en realidad...
Él volvió a abrir mucho los ojos y me miró con desconcierto.
 - ¿Nos escuchas? ¡Pero si me dijiste que no!
 - Pero es que... Desde el día que le regalé a Ella vuestro disco lo tiene en replay todo el día. Y no sonáis tan mal como pensaba...
Él soltó una carcajada sonora y yo no pude evitar que una sonrisita tímida apareciera en mi cara.
 - Y bueno, a parte de a nosotros, ¿qué más escuchas?
Le lancé una mirada asesina y comencé a enumerarle detalladamente todos los grupos de música que escuchaba.
 - ¿Y solistas no escuchas?
 - Sí, también, pero sobre todo a Robbie Williams.
 - Vaya, yo conozco a Robbie Williams. Cantó con nosotros en el X Factor.
En ese momento no pude ocultar mi sorpresa y él comenzó a contarme un montón de anécdotas y de cosas que les habían pasado en el programa.
 - Y bueno, después de todo eso, aquí estamos. -concluyó.- Oye, estoy pensando, ¿qué harás el sábado?
 - Nada, supongo que estudiar...
 - Es que el sábado tenemos un concierto aquí y..., no sé, podrías venir.
 - ¿Un concierto? ¿Vuestro? ¿Rodeada de miles de fans aplastándome?
 - Nooooooooooooooooooooo -me interrumpió.- Tú estarías detrás del escenario, entre bambalinas con el resto de familiares y amigos.
 - Mmmm..., bueno, depende de como vaya con los estudios... Te llamaré y te diré.
 - Espero que sea un sí... -susurró.
En ese momento, nuestra conversación se convirtió en un silencio compartido que se hacía cada vez más incómodo con el paso de los minutos.
Pero durante esos minutos, mi cabeza comenzó a organizar automáticamente el tiempo que tenía para estudiar. Mi subsconsciente y yo queríamos ir a ese concierto.
 - Vale, iré. -dije sin pensar.
En ese momento él levantó la mirada que mantenía fija en el suelo, y me sonrió.
 - ¿Tanto han avanzado tus estudios en 5 minutos? -bromeó.
 - Oye, que si quieres no voy. -dije fingiendo enfado.
 - No, no, ahora ya me has dicho que sí. No puedes cambiar de opinión.
Sin darme tiempo a contestar se levantó y se dirigió a la barra para pagar.