lunes, 27 de febrero de 2012

Mi pesadilla. Capítulo 3.

Seguí a mi tío hasta el jardín, y allí vi un flamante Porsche 911 rojo.
 - ¿Y esto? -pregunté.
 - Es tu nuevo coche. Ayer me dijiste que querías algo a cambio de cuidar a los chicos, y bueno, aquí tienes tu recompensa.
Lo miré incrédula. Como siempre, pensaba que podía comprarme con regalos caros, cuando lo único que necesitaba en esos momentos, era poderme ir a estudiar a Londres con mi mejor amiga, la única persona que me entendía en el mundo.
 - Gracias... -dije.
Él me abrazó y volvió a entrar en la casa, dejándome sola con mi nuevo regalo.
En ese momento, una oleada de sentimiento invadió mi cabeza, dejándome aturdida. Me senté en uno de los escalones y apoyé mi cabeza sobre los brazos. Enseguida cientos de lágrimas recorrían mi cara.
 - Hey, ¿qué te pasa? -escuché decir a una voz que se sentaba a mi lado.
Levanté la cabeza y pude ver a mi lado, a un chico rubio de ojos azules con expresión preocupada.
 - Nada, no importa...
 - Puedes contármelo, quizás así puedas desahogarte mejor.
Sentí la necesidad de abrazarlo y así lo hice, a lo que él me correspondió. Era la primera vez en mucho tiempo que alguien me abrazaba de verdad, se me había olvidado lo reconfortante que era notar el calor de una persona y lo protegida que esto hacía sentirte.
 - No entiendo porque mi tío piensa que puede comprar mi felicidad...-susurré.
 - ¿Por qué lo dices?
Me separé de él y me dispuse a contarle todo lo que pasaba por mi cabeza en aquellos momentos.
 - Porque siempre que nos enfadámos, bueno, me enfado yo, me regala cosas caras. Lo último ha sido ese coche.
 - Te has enfadado por nuestra culpa, ¿verdad?
 - Al principio pensaba que sí, pero no, es algo que ya viene desde hace tiempo...
 - ¿Por qué?
 - Porque él piensa que yo me siento bien, y no es así, puedo parecer la típica chica fuerte que no necesita a nadie para ser feliz... Desde pequeña me he sentido sola, mi madre nunca me ha querido y mi tío, al principio era divertido que me tratara como una princesa, pero con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que no todo se centra en lo material, que también necesitas a personas a tu alrededor que te den cariño y te intenten entender.
 - Vaya...
Noté que el gesto de su cara había dejado de mostrar preocupación, ahora mostraba sorpresa.
 - ¿Qué pasa? -pregunté.
 - Siempre pensé que eras la típica niña rica, caprichosa y superficial, sin sentimientos, que lo único que busca es que la mimen y le den cosas caras.
 - ¿Sabes lo que pagaría yo por haber nacido en una familia humilde? ¿En una familia en la que el dinero no fuera lo importante? Vendería mi alma al diablo si hiciera falta.
 - Pero, ¿nunca has encontrado a nadie que te escuche y se interese por saber lo que piensas?
 - Sí, se llama Samantha y vive en Londres...
 - ¿En Londres?
 - Sí, la conocí cuando vivía allí con mi tío, y desde que me fui de allí, hablo con ella casi a diario por Skype...
 - Bueno, pues a partir de ahora siempre que lo necesites, también puedes contar conmigo.
 - Muchas gracias, Niall.
Volví a abrazarlo y los dos entramos juntos en la casa.
 - ¿Y esas risas? -preguntó él.
 - No sé... Vamos a mirar.
Recorrimos el largo pasillo hasta el despacho de mi tío, y allí, nos encontramos a él y a Louis, sumergidos en una interesante y divertida conversación, la cula me vi obligada a interrumpir. Tenía demasiado rencor guardado.
 - Vaya, veo que te lo pasas muy bien. -comenté apoyada en la puerta.
 - ¿Sigues enfadada?
 - ¿Enfadada yo? Que va, si tengo un coche nuevo. -mi ironía rozaba sus extremos.
 - Te pones insoportable cuando se te mete unos de tus caprichos en la cabeza.
Louis y Niall, presenciaban la conversación como si de un partido de tenis se tratara. Su mirada saltaba del uno al otro.
 - ¿Capricho? ¿Le llamas capricho a querer estudiar en Londres con la única persona que se molesta en entenderme?
 - Un momento, ¿quieres estudiar en Londres? -preguntó Niall.
 - Sí, con la chica de la que te he hablado. -contesté.
 - No pienso dejarte ir sola a Londres.
 - Pero si me paso la vida sola, siempre estás de viaje.
 - ¿Y qué? Aquí tienes gente que te cuide.
 - Oh, claro, gente a la que pagas para que me cuide. Gente que muestra afecto a cambio de dinero.
 - Simon, realmente no estaría sola. Los chicos y yo podemos hacernos cargo de ella sin ningún problema. -interrumpió Louis.
Aquellas palabras me habían dejado muda, no sabía que hacer y mi tío tampoco. Pero algo me decía que aquello era una buena señal.
Algo me decía que Londres estaba cada vez más cerca.

2 comentarios:

  1. me encanta me encanta me encanta por favor no dejes de escribir :D

    ResponderEliminar
  2. OOOOOOOOOOH *_* Niall! Que cucada de niño :_ y LOUEEEH! xD buena frase esa, creo a la tenemos un paso mas cerca de Samantha *_*
    Me encantaaaa! y me encanta que escribas tan rapido jajaja
    Un besitoo

    ResponderEliminar