domingo, 18 de septiembre de 2011

Capítulo 38.

Eran casi las 9 y llevaba toda la tarde viendo películas en la televisión, me puse unos vaqueros cortos con una camiseta muy bonita de rejilla negra.
Llamaron a la puerta.
- Vamos, baja.
Bajé y me hizo entrar en el salón, estaba todo lleno de velitas, con la mesa puesta y una rosa con una notita sobre mi plato.
- Ven, siéntate -me cogió de la mano y me guió hasta mi sitio.
- ¿Que es todo esto? Eres genial.
- Mira, abre la nota.
La abrí, ponía: ¿Quieres pasar conmigo el resto de tu vida?
La cerré y la dejé a un lado.
- ¿Que haces? -me preguntó
- Nada, ¿por qué? ¡Tengo hambre!
- ¿No piensas contestar?
- Cuando tenga el estómago lleno.
Fue a por la cena, muy rico todo y al acabar de cenar volvió a insistir.
- Bueno que, ¿y ahora?
- Ahora...-y salí corriendo - espera, ahora vengo a por ti.
Subí corriendo las escaleras y cogí folios y dibujé flechitas en todos ellos menos en el último que coloqué sobre su cama y ponía: Mi vida es demasiado poco tiempo para estar contigo, no me separaré de ti nunca.
Bajé de nuevo y él estaba de pie frente a la ventana.
- ¿Que haces? -le pregunté abrazándolo por detrás.
- Mira, el cielo está lleno de estrellas, ven.
Salimos a fuera y él se tiró en el jardín.
- Ven, acuéstate aquí a mi lado.
- ¿Sabes? Cuando era pequeña y estaba triste, salía al jardín de mi casa a ver las estrellas por la noche, y mi madre siempre sabía cuando estaba mal por eso.
- Yo también lo hacía pero, hoy no estoy triste, estoy viendo las estrellas con la persona por la que me levanto todos los días con una sonrisa.
-  Te quiero, ¿entramos? Tengo frío...
- Vale, vamos, por cierto ¿a que has ido arriba?
- Aaaaaaah...ahora lo verás.

1 comentario: