Capítulo 53.

Bajamos a la playa y era todo precioso, nos subimos a la lancha y en 5 minutos llegamos a la isla, era una pequeña isla con una casita, muchas palmeras, agua cristalina...era como un sueño.
- Dios, es precioso...-me quedé embobada mirando el paisaje.
- Lo sé, me lo dicen muchas fans...no todos los días se ve a un chico tan sexy como yo.
- ¡Eres tonto! -me reí y lo abracé- gracias Harry, es lo más bonito que nadie ha hecho por mi, es precioso, te quiero.
- Y  yo a ti, y esto no es nada comparado con lo que voy a hacer por ti, nada.
Subimos a la casa pasando por un pequeño bosquecillo y entramos, era una casita pequeñita de madera con un pequeño saloncito, una cocina, una habitación con una cama de matrimonio y un pequeño baño, simple pero efectivo, como diría él. Estaba todo perfectamente decorado, me preguntaba de quien sería aquello.
- Oye Harry, y ¿esto de quien es?
- De Simon, se lo he pedido y él obviamente ha aceptado.
- ¿En serio esto es de Simon? ¡Que vergüenza! ¿Y si se lo dice a Louis?
- No, cuando quiero estar solo se la pido y siempre me la deja, de hecho no sabe que he traído a una chica, si no estaría por aquí cotilleando.
- Ah bueno, ¿y cuando vas a hablar con Lou?
- ________, olvídate de todo, estamos los dos, solos en medio del mar, no pienses en lo que puede pasar si no, en lo que está pasando.
Tenía razón, era todo demasiado perfecto como para desaprovecharlo pensando en tonterías porque, al fin y al cabo en ese momento todo lo que no fuera Harry era una tontería.
Dejamos las cosas en la casa y yo bajé a la playa, el señor de la lancha ya se había ido para dejarnos solos, volvería el lunes a recogernos por la tarde (era viernes por la mañana). Era todo precioso, desde la isla se veía la costa en la que se dibujaba un pequeño pueblo con casitas blancas, eran unas vistas preciosas...
- Harry ni se te ocurra -me había cogido como en las bodas, ya sabéis por la cintura y por las piernas, estaba claro que me iba a tirar al agua.
- ¿Y que pasa si lo hago?
- Mmmmmm...acabaré contigo...
- Me gustan los retos -me tiró al agua con él.
Estuvimos toda la mañana jugando en el agua como si fueramos dos niños pequeños, hasta que llegó la hora de comer.
- Harry, ¿por qué viene una lancha por ahí? ¿No se supone que estamos solos?
- Espera y verás.